OUR DESTINY [2MIN / KNOWMIN]

8

Las miradas secas se fijaron al frente. El crujido de las maderas rompiéndose se desprendieron por todo el sitio. El calor del incendio era intenso y el olor de la cremación se volvió nauseabundo en algún punto.

Alfa y puma miraban la representación del infierno desde la lejanía de una pequeña colina. Los golpes de su pelea y caída se mostraban vivaces en sus pieles sin embargo, era mucho más llamativo lo irritado de sus ojos que evidenciaba los rastros de un llanto desconsolado. Estaban sentados hombro con hombro en silencio con las gargantas cerradas. La noche los había alcanzado y sus almas parecían haberse escapado de ellos.

Habían caminado metro por metro en ambos pueblos apenas pudieron calmarse, cubriendo todo el terreno con tal de encontrar alguna mísera señal de vida, pero sólo terminaron por confirmar lo que temían.

Toda su especie se había extinguido.

Minho miró una vez más el cuello de su compañero. Su glándula de aroma seguía mostrándose normal e intacta, haciéndolo sentirse aliviado. Las marcas entre parejas eran esenciales para sellar los amores y fortalecer las uniones sin embargo, el lado oscuro de la tradición hablaba sobre una depresión profunda que orillaba a la muerte a una o ambas partes. Por ello, ni siquiera tenía el valor de pensar en lo que habría sucedido si Seungmin hubiera marcado a Jisung.

---No puedo.

La voz destrozada del menor interrumpió el silencio que los rodeaba. Minho nuevamente sintió los estragos de la pérdida y con los ojos llorosos, tomó la nuca del ajeno para ocultar su cabeza en su hombro. Minho era un puma, una especie solitaria e independiente que en ese momento sintió de todo, menos la necesidad de quedarse solo. Había perdido a sus padres y hermano en un parpadeo, el agobio de quedarse totalmente abandonado lo atrapaba con cada recuerdo y en ese instante sólo pudo reaccionar apretando más el abrazo con su compañero.

---Me quema... Mi lobo está agonizando ---se quejó.

Minho suspiró, entendiendo que verdaderamente el dolor era insoportable por tratarse de la pérdida de su familia destinada. Los abuelos hablaban de un fenómeno extraordinario que solamente se había visto una vez en la existencia de los lobos, pero que no volvió a repetirse. No había gran cosa con los destinados, en realidad, lo único destacable era la unión fascinante que se desarrollaba apenas los lobos se reconocían. Había un enlace sin la necesidad de una marca no obstante, nadie podía asegurar lo que ocurría si se veían en una situación similar a la que se encontraba el lobo menor en ese momento.

---Tú puedes superarlo, Seungmin ---murmuró, tomándole las mejillas para obligar a mirarlo---. Eres un lobo legendario, maldita sea, tú puedes con esto... Tenemos que seguir por ellos, por nuestra gente, nuestros padres, Lix, Hannie.

Los ojos amielados brillaron intensos. La ira del recuerdo despertó al alfa, pero Minho actuó primero y lo aprisionó otra vez.

---Los voy a matar... Los voy hacer agonizar y pedirán misericordia, bramarán y rogarán para que los mate y termine con su maldito sufrimiento ---masculló.

Minho escuchó y asintió, palmeando la espalda del menor. Se sintió intimidado y la promesa del menor llamó a su puma, convenciéndolo al instante.

---Yo te ayudaré ---aseguró---. Pero por ahora debemos irnos antes de que algún humano vuelva por aquí.

Seungmin resopló y largó un suspiro roto antes de asentir y levantarse de ahí. Se tocó el pecho, tomando con fuerza la piedra que adornaba su cuello y la besó con la mirada en la escena frente a él, como una despedida.

Ambos alfas comenzaron una nueva aventura. La calma y la soledad sombría del bosque los perturbó, haciendo más tormentoso su paseo. Necesitaban encontrar algún refugio o en su defecto, alguna pista que los llevara a confirmar que había sido el rey del reino quien atentó contra su especie. Estaban tratando de sobrevivir, pero al mismo tiempo, buscaban formar su venganza. Así pues, no quisieron pasar desapercibido cualquier indicio de la presencia de un humano.