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¿¿??
La joven se hallaba en un entorno inusual. El sol brillaba cálidamente, proyectando sombras suaves sobre un extenso campo de béisbol. A su alrededor, un grupo de jóvenes se entregaba con alegría al juego, corriendo y gritando mientras la pelota surcaba el aire.
Los movimientos de los jugadores, las risas que ascendían como notas en el viento, e incluso el sonido del bate al impactar la esfera, parecían filtrarse a través de una neblina etérea. Ella observaba cada acción con una claridad desconcertante, como si la realidad se desdibujara a su alrededor.
Todo le parecía una ilusión, un escenario que no encajaba con el mundo que conocía. La joven permanecía inmóvil, absorta en el espectáculo, la inquietante sensación de estar presenciando algo que no debería existir persistía, y no podía evitar preguntarse qué significaba realmente esa visión.
De repente, la burbuja de irrealidad que la envolvía estalló. Los chicos, que antes jugaban con desenfreno, se acercaron a ella con una familiaridad que desafiaba la distancia que había sentido. Sus rostros, antes vagos e intangibles, se volvían nítidos y cercanos.
Uno de ellos, un joven albino de cabello blanco y ojos claros, se aproximó con una sonrisa amistosa. Con un gesto espontáneo, la abrazó por los hombros y, en tono burlesco, dijo:
-¿No decían que era yo quien llegaba tarde? Al parecer, ya no soy yo. -El comentario provocó una risa generalizada en el grupo. Un chico de ojos morados, que se había unido a la broma, añadió con tono juguetón:
-Muy gracioso, Satoru. Es su primera vez llegando tarde. Lo tuyo.. es un hábito. -Las palabras de Satoru y su compañero le llegaron como un bálsamo inesperado; a pesar del tono burlón, había un sentimiento genuino de camaradería en sus voces.
Cuando intentó interactuar, la visión comenzó a desvanecerse lentamente, como niebla que se disipa al calor del sol. La joven se aferraba a algo tangible, pero las escenas cambiaron de manera abrupta.
Primero, vio al castaño sonriente, que había estado jugando al béisbol momentos antes, ahora yacía en una camilla, cubierto por una manta blanca. La imagen era impactante, trayendo consigo una sensación de pérdida. Junto a él, un rubio abatido permanecía en silencio, su rostro cargado de tristeza.
Oh, i'm camping up~
Al intentar interceder, el escenario cambió de nuevo. Ahora se hallaba en el exterior, ante lo que parecía ser la entrada de un lugar religioso. Observaba a dos chicos caminar delante de ella, los mismos que había reconocido en el primer fragmento. Delante de ellos, una joven caminaba acompañada de lo que supuso era su sirvienta o guardiana.
En eso sintió la barrera que rodeaba el lugar; era, al parecer, una lugar de hechicería que protegía su interior. Desde su posición, saltó, alcanzando la cima de unas vallas, donde permaneció.
