Capítulo Cinco

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Isabela estaba asustada, más de lo que había estado alguna vez hace tiempo. Mirando su vestido, en el cual siempre había sido rosa ahora estaba totalmente manchada de tintes naturales de plantas, nunca había sentido tan ella misma. Le gustaba este estilo, era lo que siempre había querido ser.

Pero.. Esa mirada de decepcion en los ojos de su abuela, la hizo sentir pequeña otra vez, la hizo sentir más acorralada. ¿Porque tenía que ser así con ella? Solo estaba divirtiéndose con su prima, fue gracias a ella que descubrió que estaba desperdiciando su potencial en plantas, solo para hacer flores bonitas.

Ella nunca quiso ser perfecta, Pero era lo que abuela quería. Lo que necesitaba para enmendar esta familia, es la nieta mayor. Es su deber.

Observaba su reflejo, su cabello siempre limpio y brillante ahora manchado con tinte verde y rastros de rojo apenas visibles. Su sonrisa verdadera, dándole el toque de la imperfeccion hecha persona.

¿Por que Alma no quiere ver a la verdadera Isabela? ¿Daria miedo si se queda así?

Nunca tendría respuestas a menos que lo intentara. Si lo hace, ¿que perdería de todos modos? Por fin tenía a alguien que quería su propia versión y no a una máscara. A alguien que la entiende.

[...]

Nunca se había sentido más débil en toda su vida, se supone que ella es la fuerte, es el pilar de su familia. Si ella se derrumba, ¿los demás la odiarian? ¿Seria inútil?

Luisa no tiene respuesta para eso, nunca fue una persona curiosa o que siempre andaba preguntando cosas que no eran de su importancia. Si le pedían un trabajo importante, lo haría sin dudarlo. Porque es la fuerza y la fortaleza, si la Abuela dice esto, ella lo hace. No cuestionar y simplemente obedece.

Ella ama a su familia, ama su Don, pero a veces, Siente que le exigen demasiado. Es decir, al recibir su superfuerza ya estas incluida en los deberes del pueblo. Para servir a la comunidad y bendecir el milagro que su Abuelo sacrificó para protegerlos. Eso siempre decia Alma, y si ella dice entonces se hace.

¿Pero es mucho pedir un tiempo de descanso?

A veces es fuerte, a veces se rinde. No lo deja ver pero pasará una y otra vez y no quiere fallarle a su familia. ¿Que podría hacer ahora? Quería buscar a su prima, pero la voz brava de Alma se apoderó de ella y de su hermana. Enviándolas a sus cuartos y no salir hasta nuevo aviso.

Quería llorar, pero tiene que ser fuerte, por su primita.

[...]

Estaba enojado, tal vez más consigo mismo que con la Abuela, pero no podía desobedecer. Tiene razón y punto final ¿no?

Pues está vez no, ¡ella estaba equivocada! ¿Como pudo lastimar a su prima así?

Si las acciones hablan más que las palabras, esta vez fueron las palabras que hicieron acción.

Ella era su mejor amiga, su gemela, su compañera en el crimen, su cómplice, su vida, su calor, sin ella.. ¿Quien era Camilo Madrigal?

Perderla significaría no más color, no más vida, no más aire para respirar, no más sonrisas, no más risas hasta llorar de alegría, no más gestos de ella, no más apodos que el le ponía ya sea de burla o cariño.

A veces desearía tener la valentía de su tío, mientras que el parecía una presa que moría de miedo al tener en frente suyo al depredador, mientras que el hermano de su madre aparentaba ser el cazador intentando luchar contra el animal salvaje.

¿Como podria ser el cazador si no enfrentaba sus miedos primero?

No sabía cómo.. Pero lo intentaría.

[...]

Ella odia sus poderes, siempre fue así..

Es decir, escuchar lo que sucede a tu alrededor o a kilómetros de distancia de tu paradero las veinticuatro horas del día de los trescientos sesenta y cinco días del año. No es lindo como aparentaba, y solo ella lo sabía.

Escuchar cada susurro, murmullo, pisada, golpe, soplido, cantó de aves, respiraciones agitadas o calmadas parpadeando en tus oídos.

Habían más desventajas que ventajas.

Desde pequeña siempre estuvo atenta a sus alrededores, cualquier información para estar preparada para lo que sea, pero no para esto, no quería saber de la vida de los demás, nunca fue meterse en conversaciones ajenas o inapropiadas, ha callado y obedecido escuchando en sumisión.

Y mucho menos escuchar palabras tan hirientes, sabiendo quien las decía y hacia quien eran dirigidas.

Dolores nunca miente con respecto a los sonidos, eran a veces sonidos que quería ignorar pero a la vez estar atenta a lo que podría pasar.

Los latidos de Mirabel retumbaban en sus oídos, estaban demasiado acelerador, como si estuvieran por darle un infarto.

Estaba concentrada en el ruido que no se percató del momento en el que su prima salió corriendo de Casita. Como si tuviera miedo.

¿Era miedo a la Abuela o a otra cosa?

No lo sabía, pero hasta este momento, solo quería hacer oídos sordos.

[...]

Daba vueltas de un lado para otro en su cuarto, tenía suerte de que esta contuviera sus emociones para así evitar accidentes climáticos catastróficos.

Sus dientes no dejaban de intentar masticar las uñas de sus manos, su estrés cada vez elevando mientras las palabras de su hermano menor haciendo eco en su mente como si le hubiese golpeado un rayo propio.

Ella amaba a sus hijos, y daría cualquier cosa para que tuvieran lo mejor, pero también quería que fueran felices. Es lo que querría una madre ¿verdad?

Tal vez ella tuvo que crecer con los sentimientos reprimidos sin opciones, pero no quería que alguien más pasará por igual.

La voz demandante de su madre resonó en su mente haciendo que retrocediera a aquellos tiempos de juventud, en los que Alma Madrigal controlaba el temperamento de su hija del medio.

Tal vez algunas costumbres no se desvaneceran tan pronto.

[...]

Una lágrima cayó en la masa de las arepas que estaba por cocinar, hundió sus dedos en la misma tratando de recargar su mente de la tormenta en la que se encontraba.

Como si estuviera en un abismo sin forma de salvarse.

Las palabras de Bruno las sentía en la punta de la lengua, escupiendo a su propia madre con oraciones de verdades disfrazadas (para Alma)

El oir en el que su sobrina casi se quita la vida la dejo paralizada mientras su hermano y su madre discutían de nuevo por la adolescente, ni siquiera se dio cuenta cuando Pepa también entró y se puso a su lado.

Ella amaba a Mirabel, podría decirse que la quería como si fuese una hija más, ella nunca te negara eso. Ama a Isa y a Lu, pero apenas pasan tiempo juntas y apenas las conoce, entendía que ya eran unas jóvenes y que llegaría el día en el que sus hijas se casarian y formarían su familia propia.

Pero perder un sobrino era casi igual que perder un hijo.

Y eso era lo que más temia Julieta Madrigal..

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙇𝙖𝙨 𝙎𝙤𝙢𝙗𝙧𝙖𝙨|| 𝙀𝙉𝘾𝘼𝙉𝙏𝙊 || 𝙋𝙖𝙥𝙖́ 𝘽𝙧𝙪𝙣𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora