Capitulo Cuatro

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Algo anda mal con ella, pensó Bruno mientras veía a su hija en la cama. Luego de lograr que despertara, Fernando cargo en brazos a Mirabel y al llegar a su casa la dejaron en la cama, no la regaño por intentar quitarse la vida, por un lado la entendía, el también intento hacer lo mismo a su edad. De no ser siempre pillado por su hermana Julieta ya no estaría aquí. Dudaba que su Madre se haya enterado de eso, pero bueno, Alma es solo Alma.

Su suegro la revisó y al ver que todo estaba en orden, que lograron sacarla a tiempo, dejaron que la niña descansará bajo la autoridad y protección de su yerno. Admiraban el amor que tenía Bruno por su hija. Lo único que les quedo de María fue Mirabel, atesorarian eso por toda la vida. Recordando esos bellos y tiernos momentos en los que la pareja anuncio su relación, su compromiso y luego el embarazo. La llegada de un nuevo Domínguez y un Madrigal a la vez, los llenaba de una alegría que no podían explicar con palabras.

Sin embargo, no quiere decir que hubo varias preocupaciónes durante el tiempo en el que pronto naciera la bebé.

Emily hablo con el, cuando María no se encontraba en esos momentos, la angustia de que Mirabel reciba un Don y que sea explotada por la Matriarca Madrigal le ponia los nervios de punta. Había visto a los demás niños usando sus Dones todos los dias, todo el día y apenas pasaban tiempo juntos en Casita. Bruno le confirmó y le prometió que si Mirabel reciba su Don al cumplir la edad, hará lo que sea para evitar que su hija no disfrute de su infancia. Que tal vez el haga un trato con Alma para evitar problemas.

Con esa respuesta, estuvo calmada. Y Bruno siempre cumplirá sus promesas. Por la familia de su esposa y que también los consideraba su familia.

- Mi princesa - Suspiro Bruno con pesar, acariciando su mejilla para asegurarse de que ella estaba ahí y no una ilusión. - Por poco y causas un infarto a todos, a mi más que todo. - Intento bromear pero su risa era más una mueca que eso.- Por suerte, Fernando y Mateo llegaron a tiempo para salvarte. Les debo una a esos muchachos - Sonrió agradecido de sus sobrinos. - Pero te conozco, no hace falta que me lo digas directamente para saberlo. - Abrió su puño, que lo mantuvo cerrado desde que su hija se durmió, revelando el collar que siempre llevaba puesto Mirabel. - Desearía que tu Madre estuviera aquí, ella diría algo positivo y mejor que yo, nunca fui bueno para los ánimos.

Las palabras fueron interrumpidas por golpes en la puerta de la habitación.

- Adelante - Autorizó Bruno en voz no tan alta.

El invitado entró, al parecer con un acompañante.

- Tío Bruno, ¿Como esta Mirabel? - Era Antonio quien detrás de él estaba Mateo.

- Hola toñito, Mirabel esta... algo mejor.

- ¿En serio? Es que me parece que de verdad le dolió lo que dijo la Abuela, porque salió corriendo. Yo quise ir tras ella pero mi mami me lo impidió y me envió a mi cuarto, no tuve otra opción que escapar para ir a buscarla pero Mateo me dijo que estaba con ustedes.

Bruno suspiro aliviado, como si le quitaran una pequeña carga en sus hombros. Agradecia a Mateo que no haya hablado de más.

- La abuela fue mala con ella, después regaño a Isa y a Lu por hablar con ella cuando les dijo que se alejaran, le grito a mi mami diciendo que se calmara porque estaba lloviendo. Me da miedo estar solo en mi cuarto, solo pensaba en como estaría Mirabel.

- ¡Pobre de mi prima, ella no merece esto! - Hablo Mateo al borde del llanto. Bruno sentía pena por ellos, el sabia cuanto admiraban a su prima mayor.

- Bruno - Dijo una voz femenina en la puerta, era Lucía - Tu madre esta aquí.

Bruno sintió una escalofrío recorrer su espalda al momento de oír esas palabras. Si tuviera cinco años, le pidiera a cualquiera que lo esconda porque sabía lo que vendria, pero Bruno ya era un hombre mayor, Padre y Tio. Y su deber era proteger y dar la cara por su hija. Se levantó suspirando y manteniendo su postura firme listo para cualquier contraataque.

𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙇𝙖𝙨 𝙎𝙤𝙢𝙗𝙧𝙖𝙨|| 𝙀𝙉𝘾𝘼𝙉𝙏𝙊 || 𝙋𝙖𝙥𝙖́ 𝘽𝙧𝙪𝙣𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora