Los primeros cinco años de la sultana Nur, estuvieron llenos de alegría, crecía a la par de sus hermanos, Raziye, Mehmed y Mirimah, ambos eran los que estaban más cerca de la edad, por lo que era muy fácil escabullirse para jugar los cuatro, Mahmud había conseguido una provincia hace dos años, Ahmed fue enviado a Francia como sucesor al trono al morir sus abuelos, ahora era Rey.
Ayse estaba feliz, ahora tenía dos hijos más, Ferhan y Orhan gemelos también, de solo un año, el harem estaba tranquilo, la sultana madre estaba contenta con su trabajo criando a sus nietos.
Nur, ese día, pasaba por el harem rumbo a los aposentos de su abuela, siendo anunciada por los aghas y reverenciada por las concubinas, la niña caminaba a paso seguro hasta que fue anunciada con su abuela, su emoción era palpable, las criadas de su abuela la veían con nostalgia, y es que aquella niña, no tenía maldad, era justa con las criadas y fiel a su abuela y su madre, aquella niña era un reflejo de la inocencia.
Y eso era lo que más temían aquellas mujeres que cuidaban a la sultana Hafsa, que aquella niña perdiera su inocencia al iniciar la guerra por el trono, Mahmud estaba en Manisa, Ahmed al menos se había librado de aquella guerra al ser nombrado sucesor al trono francés, todos sabían la ambición que tenía Hürrem, pero también en quien no confiaban era en Mahidevran, pues Mustafá era un niño muy consentido por su madre, y eso era algo que Nur aún con su edad si sabía.
—¡Abuelita!— corrió la niña a los brazos de la mujer, los abrazos o muestras de afecto no eran permitidos entre ellos, pero esa niña era la única regla que rompía con frecuencia no solo con ella, si no también con sus tías, sus hermanos, su madre y el sultán.
—¡Mi pequeña luna! —Ayse Hafsa le abrió las cobijas de su cama, tenía días en esta por problemas de salud, haciendo que su nieta se preocupara por ella.
—Traje comida, Lale, Dilruba, ¿pueden traerla por favor?— pidio amablemente la niña, mientras pasaba el cepillo a su abuela para que la peinara, su cabello negro como la noche era algo que solia amar su abuela y por imitación Nur lo hacía, dejándolo suelto y adornado con una joyería que su abuela le dio, pero siempre terminando peinado por Hafsa.
—¿Que tal las clases?— murmuró la mujer viendo divertida como la niña bufaba.
—Raziye y Mirimah otra vez pelearon, tuve que decirles que ese no era comportamiento de unas sultanas y me respondieron...¡A mí!— la carita de molestia de la mayor de las hijas del sultán, hizo sonreír a la sultana madre.
—Hablare con ellas, deben de respetarte por ser la mayor. —hablo la mujer.
—Mahmud las regaño, aún sigue aquí, no se que tiene que hablar con papi, pero me alegra tenerlo aquí — sonrió la niña mirándose al espejo viendo como su abuela terminaba su peinado.
—Entonces, felicita a Mahmud por lo que hizo.— hablo la mujer, viendo a su nieta asentir.
Esos momentos entre ambas daban paz al corazón de la mujer, uno que ya no funcionaba como era por el daño que había sufrido antes, su nieta era la paz en medio de tantos problemas en el harem, de tantas peleas entre Hürrem y Mahidevran, entre tantas discusiones de sus nietos, Mahmud y Ahmed eran sus primeros nietos, y no soportaba la insolencia de Hürrem a ellos.
Mahidevran no era una blanca paloma, pero al menos era respetuosa con Ayse y sus nietos. Cosa que no podía decir de Hürrem, pues era irreverente con la primera mujer del sultán, pero a su nieta la trataba de forma diferente a como trataba a sus nietos mayores.
Nur era el viento que le daba frescura a la madre sultana, y eso sus criadas lo sabían, ese día fue uno alegre para la mujer, pues solo se oían risas, y palabras alegres entre la niña y su abuela.
Eran esos momentos en los que Nur le pedía a Allah que su abuela la viera casarse, y eran en esos momentos donde Ayse Hafsa le rogaba a Allah que la dejara ver crecer a sus nietos, estar ahí para su pequeña sultana de la noche de la luna oscura.
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Meraki
FanfictionHürrem solo tenía una gran contrincante en el corazón del Sultán, Nur, su primera hija, la favorita de las hermanas del sultán y de Ayse Hafsa.