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𝕯𝖊𝖆𝖗 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖗𝖞𝖘 𝙷𝚘𝚞𝚜𝚎 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎 𝚍𝚛𝚊𝚐𝚘𝚗
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Cuando su guardia le anunció a la princesa sobre que su hermano Aegon la estaba buscando soltó un resoplido irritada. Dejó su libro en manos del maestre que la felicitó por su avance y le permitió marcharse.
- ¿Está borracho? - Le preguntó al guardia.
El hombre solo hizo una mueca e intentó evitar la azulada mirada de la platinada.
- Si, princesa - Asintió con vergüenza - Intentamos sacarlo de su habitación... pero ya sabe como es su hermano... -
La chica detuvo sus pasos y miró con cierta molestia al mayor.
- ¿Cómo es mi hermano? - Preguntó con irritación.
- Insistente... Y algo problemático - Con total sinceridad exclamó.
Era verdad realmente cuando Aegon se aferraba a algo no lo soltaba hasta obtenerlo como el principe mimado que era, a veces solía ir borracho a molestar a su hermana solo para divertirse y distraerse.
Y cuando un guardia intentaba sacarlo los amenazaba con matarlos por tocar y desobedecer a la realeza.
Era todo un caos.
- No le permito dirigirse de esa manera al príncipe Aegon - Remarcó la palabra para después volver a caminar por el pasillo - Pero tiene razón... mi hermano es un idiota - Lo insultó mientras el guardia pedía disculpas por haber pronunciando una descripción insolente sobre el platinado.
Cuando la chica llego al cuarto le pidió a su guardia que se podía quedar afuera y ella lo iba a llamar si necesitaba algo.
Cuando la puerta fue abierta pasó a sus aposentos mirando la figura cansada de Aegon sobre su cama que leía algo, en un tocador había una botella de vino terminado y estaba segura que no era la primera que tomaba en el día.
