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𝕯𝖊𝖆𝖗 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖗𝖞𝖘 𝙷𝚘𝚞𝚜𝚎 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎 𝚍𝚛𝚊𝚐𝚘𝚗
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Era más fácil que Daenys aprendiera a tomar una espada y peleara contra hombres que tomar una aguja para un lindo bordado en un pañuelo.
Una queja salió de sus labios al sentir el piquete golpear su dedo, era como la quinta vez que se lastimaba con la aguja y para su mala suerte el bordado era horrible. Era una dama debería tener un don para bordar y al contrario era un desastre.
Una grosería salió de sus labios rojos y lanzó el pañuelo al suelo con furia, miró a un costado notando a su hermana mayor bordar con tanta tranquilidad la ropa de uno de sus hijos.
Helaena se veía tan pacífica pasando la aguja entre la tela formando patrones dorados.
- Me rindo - Daenys se recostó en el mueble pasando sus manos por su rostro con frustración.
- Podría ayudarte... - Murmuró la otra chica con suavidad concentrada en su tarea.
La mayor de las princesas amaba los insectos y la tranquilidad, aunque desde el nacimiento de sus hijos habia dejado los bichos y ahora amaba bordar.
Por otro lado a Daenys le gustaba el silencio, aunque amaba la libertad, aquella que sentía al volar sobre el lomo de su dragona, también le gustaba llenar su cabeza de diversos temas y le gustaba ir a los entrenamientos de su hermano Aemond.
Y aunque odiaba tejer y bordar quería realizar un lindo pañuelo azul con bordado plateado para su futuro esposo.
Daenys le dió una mirada a su hermana con anhelo, quizá lo único que tenía ella de dama era su apariencia, era bastante hermosa, pero no poseía habilidades lindas y delicadas.
Con un suspiro de resignación y con los deseos de no pincharse de nuevo acepto el ofrecimiento.
- Soy patética - Dijo ella tomando un suspiro y volviendo a sentarse en el mueble recogiendo el pañuelo - No podré hacer esto... -
