Capitulo 5

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No entendía muy bien porque As estaba eligiendo esas imágenes para demostrar algo, no tenía nada que ver. Juzgábamos a Ricci Morales, aquella mujer era claramente del infierno lo que pasaba era que había hecho pequeños actos como ayudar a cruzar la calle a ancianos o ser buena con los niños pero todo era una tapadera de quién era realmente, la mayor asesina de Chicago.

-Asmodeo es obvio que es vuestro así que no entiendo porque me haces ver estas imágenes.

-Mira-Me agarró con una mano de las mejillas para que no apartara la vista de la pantalla mientras señalaba con sus dedos las imágenes- Así follan también las buenas personas.

-Ah,ah, ah, ah- Ricci estaba en un privado de una discoteca, únicamente con un tanga y con el pecho al aire- Joshua... Fóllame más duro.

-Eso intento nena- Dijo el hombre que claramente tenía un par de años más que Ricci.

-Mírala- Sonrío Asmodeo- Que buena persona, follandose a un viejo que lleva babeando por ella semanas.

-Eso lo hizo para luego matarlo-Dije mirando hacia otro lado.

-Bueno. Podría no habérselo tirado. Que buena persona.

-As que vale- Bufé- Ricci es vuestra.

-No, no, no, no. Mira estas.

Las imágenes cambiaron y ahora se veía a Ricci con otro hombre uno más joven que el anterior. Claramente su socio, con el que hacía todas sus fechorías. La mujer estaba a cuatro patas sobre una cama llena de sangre mientras su compañero le agarraba de las caderas y le penetraba con fuerza.

-¿Te pone verme matar gente, Ricci?

-Si,si,si,si. No hay quien me folle como tu Marco.

Marco salió de ella y la giró para empezar a hacer el acto con la mirada puesta sobre ella mientras le besaba dulcemente lo que no tenía nada que ver con los golpes que le estaba dando sobre su pelvis.

-¿Como se tiene que sentir?-Susurré.

-¿Follando?- Se rio- Si quieres un día te enseño.

-No- Rodé los ojos- Que te besen, de esa manera es tan...

-¿Nunca te han besado, Haniel?- Me miró sorprendido y no sé qué le parecía tan raro, podíamos tener miles de años pero cuando una está centrada en su trabajo no tiene tiempo para el romanticismo.

-Pues no- Miré hacia el beso que se estaban dando Ricci y su socio- ¿Sentirá bien?

-Muy bien- Asmodeo se acomodó en la silla y me miró como esperando a decirme algo, me dedicó una sonrisa socarrona- ¿Quieres probarlo conmigo?

-Vale.

Asmodeo se cayó de la silla y me agaché preocupada mientras este me miraba con los ojos bien abiertos.

-¿Perdón?- Dijo con la voz ronca.

-Si no quieres ¿Por qué lo has propuesto?

-¡Si quiero, pero pensaba que me dirías que no!

-¿Entonces me vas a besar?

Asmodeo

Vale, que no cundiera el pánico. Haniel estaba apoyada en la pared y me miraba con aquellos ojos grandes y verdes. Estaba apoyando mi brazo por encima de su cabeza intentando asimilar que la iba a besar. Que ganas tenía.

-¿Vas a hacerlo?- Me preguntó curiosa.

-Necesito prepararme ¿Vale?

-¿No es solo juntar los labios?- Frunció el ceño.

-Ay Haniel- Susurré sobre su oreja- Esto va a ser mucho más que juntar los labios.

Le agarré de la cabeza y junté nuestros labios para empezar a mover la boca sobre la suya de manera pausada, poco a poco fui adentrándome en su boca y Haniel la abrió para que nuestras lenguas empezaran a danzar una con la otra. Probablemente uno de los besos menos efusivos que había hecho en mi vida pero al mismo tiempo de los más eroticos. Era evidente que Haniel no sabía lo que hacía, me seguía el beso con las manos apoyadas en la pared así que se las agarré para que las pusiera sobre mi.

-Haniel- Dije sobre sus labios- Puedes tocarme.

-¿Si?- ¿Eso había sido un gemido?

Puso sus manos sobre mis hombros y yo puse una de las mías sobre su cadera para acercármela más a mi cuerpo. Haniel era una droga, una droga de la que no me quería desprender ni en un millón de años me iba a ser complicado no arrancarle el vestido y ponerla sobre la mesa que había en aquella sala del purgatorio pero cuando aquella angel uso sus alas para ascender un poco y agarrar sus piernas a mis caderas y continuar besándome.

-As...- Dijo sobre mis labios- Esto me gusta...

¡Coño y a mí! La necesitaba a unos niveles que no me podía ni imaginar, si no fuera porque muy probablemente provocara una guerra entre el cielo y el infierno porque era más que obvio que Haniel era el ojito derecho de los arcángeles me la llevaría al infierno y no la dejaría escapar.

-As... Yo...

Unos golpes se escucharon detrás de la puerta y Haniel intentó separarse pero le agarré de la nuca y me la atrai más hacia mi.

-No.

-Hay alguien fuera.

-¿Y?

-Creo que necesitan entrar.

-¿Ves que me importe?- Sonreí de medio lado.

-¿¡Se puede saber qué hacéis juzgando a esa mujer!?- Era Gabriel- Es obvio que es del infierno.

-Seguro que están montándoselo- La voz de Lucifer- ¿Quieres dejarles en paz?

-No ¡Haniel, tenías clase con Nunu hace dos minutos!

-Ay no- Se apartó de mí y salió corriendo pasando por al lado de Gabriel y Lucifer.

Miré al ángel con el ceño fruncido mientras este me miraba con una sonrisa de oreja a a oreja y mi hermana le miraba aburrido.

-Deduzco que hoy has ganado tu- Miré al arcángel.

- Y por partida doble- Me miró serio- Asmodeo, me caes bien pero Haniel es una romántica y si no puedes darle lo que quiere sería mejor que...

-¿Y si se lo quisiera dar?- Lucifer abrió los ojos como platos mientras yo miraba al arcángel con los brazos cruzados.

-Te diría que eres un egoísta porque los siete príncipes del infierno prometisteis no tener hijos con alguien del reino de los cielos y una de las cosas que más ansia Haniel es ser madre.

Angel y demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora