"Una persona que cambió mi día "

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James era dos años mayor que yo; apenas comenzaba mi primer año cuando él ya sabía lo que yo comenzaba a entender. Después de ser un irrespetuoso cuando nos conocimos, cambió totalmente; era muy maduro en sus decisiones y en su actuar, aunque se veía como un chico que ocultaba muchos secretos. Algunas chicas que conocí me hablaban totalmente derretidas con él, lo que me parecía innegable, aunque yo había tenido la oportunidad de alcanzar sus labios y me negué. ¿Qué chica habría hecho eso? Quizás yo, la única tonta. Incluso me hablaron de que usualmente había cambiado su forma de ser los años anteriores; era muy rebelde, aunque ya en esta última etapa al parecer se centró en ser el más correcto; solo que cuando nos conocimos no me pareció así. Quizás desubicó sus principios.

A la hora del almuerzo buscaba compañía para sentarme a almorzar, ya que Alisha no estaba y era con quien estaba todo el tiempo de costumbre. Vi a James y me hizo una señal para que lo acompañara; al parecer estaba con sus amigos. Accedí y me senté con ellos:

—Hola, ¿cómo están todos? Soy Mara.

Una chica me miraba de forma extraña. Me dijo:

—Es un gusto, Mara; eres de primer año, ¿cierto?

—Sí.

—Me llamo Molly; todos somos de tercero, los más expertos por cierto.

Conocí a otros compañeros de James que no paraban de incrustarme la mirada, pero no dirigimos la palabra. Molly se acercó a James, quien estaba a mi lado, y le tomó de la mano llevándoselo de la mesa. Estaba segura de que era su novia. ¡Qué tonta fui! ¿Cómo pude creerme que un chico como él se fijaría en mí? Es totalmente absurdo lo que hizo conmigo; me dio esperanzas; pensaba que sentía algo por mí. Los veía de lejos; ella lo abrazó. Esa fue mi señal para desaparecer. Me dirigí hacia los baños; me miré al espejo y no sé por qué de pronto las lágrimas de ira y resentimiento salían de mis ojos; ni siquiera sé por qué lloraba ni qué significaba él en mi vida. Impuse todas mis fuerzas y dejé de llorar; en serio no sé a qué venía el llanto. Lavé mi cara y salí de los baños. No dejaría que esto me afectara.

Al llegar la salida, llamé a mamá y le dije que demoraría un tiempo para ir a casa. Me dijo que no habría problema con ello. Traté de hablar poco pues no quería que mamá notara mi tristeza. Me dirigí a un parque y bajo un árbol retomé la lectura que había dejado inconclusa. La brisa me calmaba; me llevaba a aquel tiempo feliz que pasaba con papá. Podía recordar cuando íbamos a los parques y nos divertíamos mucho juntos. Este parque era uno de los que nos encantaba; por ello venía aquí. Ahogué mi libro en un mar de lágrimas; no era tan fuerte para contenerlas; me liberé de todo lo que me oprimía. De pronto, un hombre se acercó a mí y me ofreció un pañuelo:

—¿Qué te pasa, querida niña? —me dijo.

—Gracias por darme su pañuelo; solo he tenido un mal día. Decidí venir aquí porque me desahoga; este lugar me trae recuerdos felices pero dolorosos a la vez. Solía venir aquí con mi padre.

—Qué casualidad; yo solía venir con mi hija cuando era pequeña.

—¿Y qué pasó con ella, señor?

—Bueno, en el pasado hice muchas cosas malas y hoy me arrepiento profundamente de ellas; fui un mal padre y como cobarde acabé huyendo.

—¿La buscó otra vez? Tiene derecho a una nueva oportunidad; es bueno arrepentirse y reconocer los errores.

—Intenté buscarla pero desapareció; ella y su madre no dejaron rastro.

—No pierda las esperanzas; algún día las encontrarás.

—¿Y qué pasó con tu padre? Hablas de él como si ya no estuviera.

— Él falleció, pero antes de partir le causó mucho sufrimiento a mi madre. Yo era muy pequeña, no recuerdo mucho, pero sé que lo extraño. Por cierto, olvidé presentarme, lo siento. Me llamo Mara. ¿Y usted?

—Me llamo Jorge. Es una casualidad enorme, mi hija también se llama Mara.
Pregunté:
—¿Viene usted muy seguido a este parque?

—De vez en cuando, a veces me paso semanas sin venir, cuando tengo mucho trabajo.
Le dije:
—Yo hace unos meses que no venía, aunque quise atreverme hoy; es bueno afrontar el pasado de vez en cuando.

—Tienes razón, Mara.

De pronto recibí una llamada. Era James. No quería lidiar con él en ese momento, así que la rechacé. Decidí pasar un rato más en el parque intercambiando mi lectura con aquel hombre, el cual me parecía muy agradable. Me recordaba a mi padre, ya que en un momento leyó para mí, como solía hacerlo él de forma dulce.

Llegó el momento de irme y le dije:

—Ha sido un gusto charlar con usted, me he desahogado y he disfrutado de una buena lectura; gracias por todo.

—Gracias a ti, Mara, ha sido un gusto conocerte.

—Lo mismo digo, señor Jorge. ¿Nos veremos de nuevo para otra lectura?

—Claro que sí, traeré un libro para la próxima.

Iba de camino a casa, ya más serena. Aquel hombre me había cambiado el ánimo; me recordaba a mi padre. Fue una suerte conocerle. Estaba muy feliz cuando James llamó y rechacé la llamada; siendo así, recibí su mensaje:

—Mara, quiero hablar contigo. Desapareciste hoy en el almuerzo, siento que hubo un malentendido. ¿Podrías venir mañana a mi casa? Te esperaré en el jardín en la tarde.

No quería responder; ni siquiera tenía pensado ir a su casa. Ahora, ¿qué querría decirme?

Estaba llegando a casa y, como de costumbre, mamá está ocupada por trabajo. Recibí su llamada de que llegaría tarde, así que subí a mi habitación y llamé a Alisha:

—Hola, Alisha, ¿cómo has pasado el día? ¿Qué tal tu familia?

—Todo bien, Mara, no te preocupes. Ahora cuéntame cómo ha ido tu día. Al ver tu cara no sabría qué decirte: si bien o mal.

—Bueno, necesito ya desahogarme de todo; te contaré. Primeramente, el día fue aburrido sin ti, amiga; pero el punto es que creo que empiezo a sentir algo por James. Tenías razón.

—Lo sabía; a mí no me engañas, Mara. ¿Y qué pasó?

—Bueno, fui a almorzar con sus amigos; no me sentía muy cómoda allí, pero no tenía a más nadie con quién sentarme. De pronto, todas mis esperanzas se hicieron cero porque una chica llamada Molly tomó a James de la mano y se lo llevó. Algo que me molestó al punto de explotar y no entiendo por qué.

—Sabes el por qué; es que Mara no puedes verlo: te estás enamorando de James.

—¿Crees que sea cierto en tan poco tiempo?

—Los amores a primera vista son así; Mara desde el primer encuentro de ambos hubo una conexión.

—Sabes cuando Molly le abrazó no me molestó exactamente el gesto; sino el roce de sus pieles y las miradas. Vi cómo ella le miraba Alisha; los ojos no mienten.

                    Hola :⁠-⁠)
   ¡Mis queridos lectores y lectoras!
Espero que les guste este capítulo y sigan leyendo está historia que me emociona mucho compartirles .No olviden dejar su voto o comentario.
Gracias por el grandioso acto de leer 💗.
¡Los quiero!
Con cariño : Mari Mar ❤️✨

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