"Todo se derrumbó"

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El tiempo pasó deprisa en mis sueños. Para cuando ya me di cuenta, eran las 8 de la mañana y el evento comenzaba a las 9. Me paré rápido de la cama y fui a alistarme. Ya lista, salí a buscar a mamá, quien estaba toda nerviosa. La tomé de la mano y le dije:

-No te preocupes, todo saldrá bien; además, esta no es la boda, es solo la cena de compromiso.

-Lo sé, hija, pero no puedo evitar estar nerviosa.

-Tranquila, mamá. Vamos, se nos hace tarde.

La agarré del brazo y salimos por la puerta. Alfredo había enviado a un chófer, así que subimos a este y partimos hacia su casa.

Al llegar, me fijé por la ventanilla; no podía ser, era la casa de James. Podía recordarlo por el jardín, ya que era idéntico. No estaba loca; sabía lo que veía.

Me quedé fija frente a la casa tratando de analizar todo, pero fui interpelada por mamá, que me tomó del brazo y caminamos dentro de la casa. Cuando entramos, había una suma cantidad de personas; lo más seguro es que eran amigos o socios de Alfredo debido a su amplia gama de contactos siendo un empresario reconocido. El evento sería en el jardín, así que allí nos dirigimos. Vi a Alfredo y lo saludé, felicitándolo por el compromiso.

Se acercaba la hora del brindis cuando apareció James repentinamente por detrás de Alfredo abrazándolo. Yo me quedé mirándolo fijamente con cara de asombro; ¿qué hacía él aquí? Me vio junto a mi madre y puso mi misma cara, seguro preguntándose lo mismo. Alfredo alzó su voz diciendo:

-Queridos invitados e invitadas, les agradezco que se reúnan hoy conmigo para celebrar mi compromiso con la mujer que me ha robado el corazón y sobre todo porque la familia ha crecido: mi hijo James ahora tiene una hermana; ella es Mara.

Nuestras caras se quedaron totalmente paralizadas al oír esto; ¿cómo podía haber sucedido? ¿Por qué a nosotros? nos amábamos; no podíamos ser hermanastros. Fijamos una mirada en el otro; no sabíamos qué hacer.

Cuando al fin mi madre y su padre se alejaron, él me tomó de la mano y me llevó junto a él. No salían mis palabras y su cara estaba muy seria. Nos adentramos en la casa y luego nos dirigimos a la biblioteca.

Allí cerró bien la puerta y tras hacer esto me miró fijamente. Yo, con los ojos llorosos, no sabía qué decir hasta que él se abalanzó sobre mí y me besó. Fue un beso apasionado, un beso que me dijo: no quiero perderte; no te vayas por favor. Sus labios se separaron de los míos y me dijo:

-Te amo; lo sabes, ¿no?

Le dije:

-Lo sé y es por esa razón que no quiero perderte; te has convertido en un pedazo de mi alma, James Foster.

-Y tú una parte de la mía, Mara Lorenz

-Pero ¿qué haremos ante esto? No podemos destruir la felicidad de nuestros padres.

-Tampoco la nuestra, Mara. Hablaremos con ellos; con el tiempo lo comprenderán.

-No lo comprenderán, James; y si llegan a comprenderlo será el final de su felicidad.

-Alguna manera habrá; no podemos vivir ocultando lo nuestro.

-Sabes, James...

No quería hacer esto; mi cabeza daba vueltas con tal de no llegar al mismo punto pero siempre volvía. Quizás me arrepienta de esta decisión, pero será lo mejor para los dos y para nuestros padres. Nunca pensaba en mí misma; siempre en los demás primero, en este caso mi madre sobre todas las cosas.

Continué:

-Deberíamos darnos un tiempo; así pensaremos mejor las cosas. Quizás aceptemos las obligaciones y dejemos de soñar.

-¿Un tiempo dices? ¿Quieres acabar todo? Perfecto, hasta aquí llegó. Como quieras, Mara, pero el amor que siento por ti no desaparecerá tan rápido; que no te quede duda que voy a luchar por él.

Salió muy enojado tras oír mis palabras; pegó un guantazo a la puerta y se marchó. Yo quedé destruida; mis ojos verdes estaban más amargos que nunca; las lágrimas cubrían mi rostro.

Todo acabó, Mara; lo jodiste; lo mandaste todo al carajo. Sabía que me arrepentiría de mi decisión y así fue. Cogí el móvil y llamé a Alisha quien se encontraba en el evento; solo ella podría consolarme en tal situación ya que no podía acudir a nadie más ,de inmediato estuvo en la biblioteca ,al verla, la abracé fuertemente ,ella intentó calmarme de todas las maneras posibles, calmó un poco mi llanto y mis lágrimas cesaron. Tomó un pañuelo y me limpió el rostro, ya que mi madre ni nadie debía verme así.

Cuando estuve más calmada, le conté todo a Alisha; ella era la única que me entendía, era la única que se ponía en mis zapatos y entendía el gran motivo por el cual había tomado esa decisión: la felicidad de mi madre.

Me tranquilicé e intenté fingir estar alegre cuando veía a mamá, mientras me quedé sentada en un rincón con Alisha.

Finalizado el evento, volvimos a casa; fingí que tenía sueño y le di un beso a mamá. Fui a mi habitación y lágrima tras lágrima no me dejaron suspirar la noche entera. Gritaba poniendo la almohada en mi boca, ya que no había otra manera de desahogarme y tampoco muchas alternativas para que mamá no me escuchara.

Ya estaba amaneciendo cuando, sentada en mi ventana, ni fuerzas tenía para alistarme para ir a la escuela. Pero todo debía continuar normal, así que me arreglé y también maquillé un poco mi rostro para que no se notaran mis ojeras.

Actué muy normal enfrente de mamá al partir para la escuela; ya solo quedaba un mes para acabarla, así que debía poner fuerzas y voluntad a los días que restaban. Un día normal como otro cualquiera, hasta que le vi e intenté acercarme; quería hablar de las cosas hasta que le vi con ella y mi corazón acabó de romper...

El Encuentro De Dos Almas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora