"Momentos con papá"

10 3 0
                                    

En la mañana, papá me recogería, pero lo llamé antes diciéndole que lo esperaba en el parque. No quería que se topase con mamá; quería dar un tiempo para que ambos se perdonaran por un pasado frustrante. Le esperé en un banco del parque. En unos minutos lo vi llegar en su coche, fui hacia él, le di un beso en la mejilla y subí al coche.

Preguntó:

- ¿A dónde iremos hoy, papá?

Me dijo:

- Tendrás que esperar, hija.

Me causaba un constante cosquilleo no saber a dónde íbamos. Todos conocemos esa frase: "La curiosidad mató al gato", pues no me importaba que me matara la curiosidad; quería saber, por Dios, a dónde íbamos.

Preguntaba a cada rato:

- ¿Ya llegamos, papá? Vamos, papá, dime a dónde iremos.

- Ten paciencia y espera.

En serio me dijo que tuviera paciencia. En pleno 2024, ¿quién tiene paciencia? Si encuentran un poco, por favor, dónenme. Si algo no sé es esperar a que sucedan las cosas; tengo que enterarme antes o exploto. Traté de calmarme para que no sucediera lo peor (explotar jajajs), le envié un mensaje a James para saber qué estaba haciendo.

- Cariño, estoy eligiendo a cuál universidad iré. No me queda mucho tiempo para pensar; debo entregar la solicitud a finales de este mes.

- Sabes que envíes la solicitud a todas; la que te acepte primero, pues hace misma.

- No están así, pero me diste una idea: enviaré mi solicitud a las dos de más prestigio.

- Está bien, cariño. Estaré en tu casa por la tarde. Te quiero.

- Yo también te quiero, mi dulce Mara. Te espero.

Mientras me mensajeaba con James, se fue el tiempo. Hasta la curiosidad ya había perdido un alivio por cierto; si no exploto, cuando papá me dijo:

- Llegamos, hija.

- Por fin.

Me bajé del coche y pude observar que nos encontrábamos en una casa que al parecer estaba abandonada. No muy grande pero tampoco pequeña; mejor digamos que era mediana. Papá me tomó de la mano y yo le pregunté:

- Papá, ¿por qué vinimos aquí?

Contestó:

- Quería mostrarte dónde vivimos cuando eras pequeña.

- Mamá nunca me mencionó nada. Lo que sí recuerdo es que nos mudamos constantemente hasta por fin encontrar nuestro hogar actual.

- Adentro aún se conservan algunos muebles. Esta fue la casa donde también viví con mis padres. Solo quería mostrártela y que al menos recordarás los días felices de pequeña.

- Gracias, papá; aprecio mucho que hagas esto por mí.

Me miró y me dijo:

- Vamos ahora; iremos a comer algo.

Lo seguí y nos subimos al coche. Me llevó a una cafetería cercana. El mesero se acercó y pidió la orden. Yo iba a decirle cuando papá se adelantó y pidió por él y por mí, pero no pude enterarme de qué se trataba ya que se alejó con el mesero para hacer el pedido. Para mi sorpresa, cuando trajeron el pedido era un flan de avellanas, mi dulce favorito aparte del chocolate; no lo olvidó porque mi bebida era nada más que una malteada del mismo sabor.

- Papá, ¿cómo sabes que son mis cosas preferidas?

- Hija mía, te conozco bien; no pienses que porque me marché 14 años te olvidaría.

- Qué bueno que no las olvidaste, papá; aunque yo no recuerdo mucho ya que solo tenía 3 años, pero quiero seguir conociéndote más aunque no olvido que a ambos nos encanta el café amargo.

- Cierto; por eso solo pedí una taza de café. Estoy obsesionado con beberlo a diario.

Me sonreí y empecé a disfrutar de mi dulce. Terminamos de comer todo y papá pidió la cuenta. Pude ver a través de la ventana una biblioteca enfrente y le dije a papá:

- ¿Por qué no nos acercamos a esa librería de enfrente?

- Claro, ¿por qué no hija?

El Encuentro De Dos Almas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora