𝖬𝗋. 𝖨𝗇𝗌𝖺𝗇𝗂𝗍𝗒

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29 de julio del 2011, Okayama Japón.

-- Cómo verá, el albergue cuenta con muchos niños. - explicó una dama de cabellera castaña, mientras paseaba por los pasillos del orfanato junto a un hombre de traje oscuro. - La mayoría están aquí por abandonó y uno que otro sufre la desgracia de perder a sus padres.

El peli negro asintió levemente volteando a mirar hacia los ventanales de los cuartos que rodeaban el pequeño pasillos.

Logrando visualizar a algunos infantes que veían a ambos mayores con curiosidad y otros con ojos de cachorros, esperando por ser adoptados.

-- ¿Hay alguno que llame si atención, señor Yu? - pregunto Solar mientras veía al peli negro.

El cuál estuvo a punto de negar, hasta que su vista se posó en la de un pequeño cuerpo abultado en el fondo de una esquina.

-- ¿Que hay de ese? - pregunto el mayor apuntando hacia el pequeño rubio que estaba al fondo del cuarto.

-- Oh, se llama Noa. - murmuro la castaña asomándose por el ventanal, frunciendo levemente el entre cejó.

-- ¿Ese es su nombre? - pregunto el mayor sin despegar la mirada del pequeño.

-- Si pero señor... El es un niño muy especial, no creo que sea de su agrado. - negó la castaña apenada.

-- Abre la puerta. - pidió el peli negro alejándose del ventanal, para ir hacia la puerta.

-- ¿Q-que? - pregunto Solar confundido.

-- Quiero hablar con el, abre la puerta. - volvió a pedir Yu en un tono más serio y la castaña asintió rápidamente, abriendo el cuarto donde estaba el pequeño y otros infantes.

El peli negro entró al cuarto y algunos niños se le quedaron viendo con asombró, mientras que otros con miedo.

-- Le recomiendo no acercarse mucho. - negó Solar con algo de preocupación. - Noa suele asustarse cuando un desconocido lo toca.

El mayor solo asintió y se inclinó en el suelo quedando a la altura del menor y aclaró un poco su garganta, llamando la atención del pequeño rubio.

Este levanto su cabeza curioso y Yu quedó impactado por eso al observar.

Su belleza.

El menor era bastante pálido, casi como una hoja blanca, su cabello era rubio de una tonalidad clara, sus facciones parecían ser muy delicadas al ser un pequeño delgado, pero lo que más cautivo al mayor fueron sus ojos.

Estos parecían ser irreales al ser de un color blanco, no se refería a que todo lo fuera.

Si que sus iris eran de un color blanco, casi como el de sus escleróticas, si no fuera por los diminutos bordes oscuros que lograban distinguir a estas dos, mientras que sus pupilas también se mantenían en tono oscuro.

El menor al notar la cercanía del más alto, se estrechó en su lugar abrazando sus pequeñas rodillas con algo de temor.

-- No te haré daño, tranquilo. - murmuro el mayor con una pequeña sonrisa, puesto que la repentina acción del menor le parecía tierna. - Solo vengo a conocerte, ¿Como te llamas?

El menor al notar el tono dulce que usaba el mayor con el y su sonrisa, hizo que se sintiera un poco tranquilo, haciendo que soltara un poco el agarre de sus rodillas.

-- Noa. - murmuro el menor con un hilo de voz, apenas audible para el mayor.

-- Ohhh Noa, de acuerdo que lindo nombre. - asintió el mayor sentándose a un lado del menor manteniendo un poco de distancia para que este no se volvería a asustar. - Dime Noa, ¿Como te sientes?

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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