HOLAAAAA, discúlpenme de verdad, no podía iniciar sesión por acá 😞
Ahora ya tengo más disposición, bueno, aunque ya regresé de vacaciones y en la escuela me dejan muchísima tarea, pero trataré de aprovechar mis tiempos libres para terminar la historia.
La verdad no tengo muchas ideas para los próximos capítulos, así que voy a aceptar pedidos y sugerencias, por favor si tienen una idea no duden en compartirla conmigo.
Dicho esto, espero que este capítulo sea de su agrado ^^.
La celebración no se hizo esperar después de que sucediera lo que muchos estábamos esperando.
Sheinbaum ganó la presidencia.
Fue un logro enorme por el que todos los que trabajamos con ella y especialmente ella, luchamos para obtener. Después de tanto tiempo de lucha y preparación, finalmente logramos nuestro objetivo. Pero aún hay muchos más por cumplir.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por Arturo Zaldívar, coordinador de política y gobierno, quien animadamente entablaba una conversación con Leticia Ramírez, coordinadora general. La sala estaba llena de personas importantes que serían de ayuda en cada paso futuro. Por lo tanto, yo también estaba ahí, como secretaria de presidencia, o para ser más específicos, secretaria de la presidenta. Esta reunión no se trataba de trabajo, sino para festejar a Sheinbaum. Lo merece después de todo el esfuerzo que ha hecho. Miré alrededor de la gran granja que había sido rentada para la ocasión, mis ojos se encontraron con la espalda de esta mujer. No pude observar su rostro, pero lo más probable era uno alegre mientras su esposo se inclinaba para besarla y ella, gustosa, correspondía su contacto sin dudarlo.
Mi mirada volvió al suelo.
¿Por qué estoy aquí?
Cierto.
¿Debería irme ahora que sé que no es nada importante?
No, sería como una falta de respeto.
Mi expresión se relajó mientras me acerqué sonriente a algunos de mis compañeros de trabajo, no fueron invitados todos en su totalidad, sólo los que fuimos de gran ayuda para la victoria, entablando conversaciones con ellos que viajaban sobre temas triviales.
- Quiero embriagarme, pero con todas estas personas aquí será imposible. -
- ¿Verdad? ¡No se puede hacer nada!
- ¿De verdad quieren arruinar sus reputaciones así? ¡Comportense!
Escuché sus conversaciones sin decir nada, un poco fastidiada de tanta gente.
Todo ese ruido ajeno a mí me hacía divagar sobre mis pensamientos hacia lo que había pasado hace unas semanas en su oficina. A pesar de la presión anterior, se me había hecho imposible olvidarlo. Aún así, no tuve la oportunidad de conversar con ella apropiadamente, ni siquiera en estos momentos que ella está siendo felicitada y adulada por todos, o al menos la mayoría. Lo único que pude hacer es felicitarla también, pero no de la forma adecuada, ya que entre tantas personas, me era un poco molesto. Nunca he sido de aquellas que le gustan las multitudes, si he llegado hasta aquí es por ella y por la búsqueda de un mejor país.
Aún puedo recordar esos cuántos días cuando Sheinbaum me dejaba ver una pequeña parte de ella. Un atisbo que demostraba vacilación, temor, miedo. Vacilación de hacer un movimiento. Temor de fracasar. Miedo de ser detestada. Que ella haya ganado la presidencia no significa que esos impedimentos ya no sigan apareciendo en ella, después de todo, un humano siente. Si tan solo a mí me permitiese ayudarla con ese peso...
Resoplé. Otra vez esos pensamientos. De cualquier forma, lo mejor será que me vaya, no es adecuado que mi presencia aguafiesta esté en este lugar.
Recogí mi gabardina beige del perchero, colocándola sobre mis hombros y dirigiendome con paso tranquilo hacia la salida de la granja.
- (...N). - Escuché detrás de mí. Maldición, no esa voz.
Vacilante, me di la media vuelta hacia ella, quien se posicionó a unos metros de distancia para luego caminar hacia mí, deteniéndose frente a mi persona a una distancia considerable.
- ¿Ya te vas? ¿Tan pronto? - Preguntó, sus ojos se encontraron con los míos. ¿Cómo se supone que llegó hasta aquí si allá no la dejan sola ni un segundo?
- Ehh, sí, lo siento por no despedirme, es que la vi muy ocupada.
- Pero si la noche apenas comienza. - Protestó y yo no respondí. - Ella se inclinó un poco más cerca, su voz vacilante bajando a un murmuro. - Quédate, sólo un poco más. - La petición sostuvo un atisbo de vulnerabilidad.
Mis labios se separaron ligeramente para responder, pero volvieron a cerrarse al no encontrar las palabras correspondientes. Antes de poder encontrar cualquier cosa para replicar, la vi incorporarse, suspirando.
- Lo siento, eso fue egoísta de mi parte. Espero que hayas disfrutado de el rato que pasaste aquí, nos vemos después. - Se despidió de mí con un abrazo que correspondí casi al instante, pero también casi al instante se separó de este. La vi sonreír antes de darse la vuelta y caminar hacia los invitados.
No sé porqué esperaba más.
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Secretos Prohibidos - Claudia Sheinbaum
RomantikLa vida da muchas vueltas, a veces para bien, a veces para mal, pero, ¿esto es para bien o para mal? Sheinbaum x Lectora