Paso en falso.

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Jueves por la mañana. Me parece un día aburrido, puesto que los jueves casi nunca hay demasiadas cosas por hacer.

Tomé un sorbo de mi café cargado, no me sentía con muchas ganas de prepararmelo como siempre lo suelo hacer, y por más que intente convencerme de que hoy me siento con menos ánimos porque este día es aburrido, muy en el fondo sé la verdadera razón por la cuál me siento así, y la misma que no me ha permitido disfrutar de mi mañana de buen ánimo como debería de hacerlo.

Sigo sin poder quitarmela de la mente. Toda la mañana he pensado en cómo me miró ayer, y el hecho de que ni siquiera se molestó en despedirse. Pienso que es tan extraño. Por eso es que esta mañana he estado permitiendo que los demás empleados lleven otros documentos que habían pendientes a la oficina de Sheinbaum, porque si voy yo y vuelve a mirarme así no sé si podría soportarlo. Me dediqué a poner en órden en poco trabajo que había y reorganizar las agendas en caso de que hubiera algún error, sólo para hacer tiempo.
De pronto, de reojo vi que frente a mi escritorio una figura femenina se paró, mirándome. Dirigí mi mirada hacia ella, dándome cuenta de que era Joaquina.

-...(N), ¿estás muy ocupada? - Me preguntó la mujer, arqueando una ceja.

- No, para nada, ¿necesitas ayuda en algo?

- Yo no pero Claudia sí, me mandó a decirte que te espera en su oficina. No tardes. - Bajé la mirada, escuchandola darse la vuelta y el sonido de sus tacones alejándose.
Mi mente se quedó en blanco por unos segundos, pensando en cualquier posibilidad, que quizás me aclararía el motivo de el por qué ha estado tan distante, que quizás ayer fue un día pesado para ella y por eso tampoco hoy tuvo el tiempo para poder hablar conmigo.

¿Qué estoy pensando? Sólo me ilusiono sola.
Suspiré y me levanté del asiento, dirigiéndome a su oficina tratando de parecer seria, cuando en realidad el corazón me está latiendo a mil. Aunque llevo bastante tiempo conociendola y estando a su lado para ayudarla en lo que sea que necesite, aún me emociono cuando voy a verla, aunque sólo me dé alguna órden o me pida que haga algo, o incluso para algún regaño. Sólo sé que me gusta su compañia, sólo eso.

Al llegar, toqué la puerta grande, la cuál me fue abierta por José, su guardaespaldas, el susodicho me miró por unos segundos para después salir del lugar. Avancé un par de pasos dentro, para que después el hombre cerrara la puerta tras de él.

Frente a mí se encontraba Sheinbaum, sentada frente a su escritorio, mirándome fijamente desde que entré. Esbozó una pequeña sonrisa y se levantó de su asiento.

- ...(N). ¿Cómo estás? Pasa.

Con una respuesta corta, caminé hacia donde ella estaba y me detuve a unos cuatro pasos de distancia.

- ¿Me necesitaba para algo, doctora?

- Mhm, sí. - La vi cómo tomaba un sobre y caminaba hacia donde yo estaba, me aguanté las ganas de suspirar cuando la vi justo enfrente de mí. - Quiero que revises ésto. - Me entregó el sobre.

- De acuerdo. ¿Algo más?

- ...No.

- Con permiso. - Dije, dándome la vuelta para irme, pero lo que menos me esperaba fue que tomara mi mano y me atrajera hacia ella. Mi nariz casi roza con la suya, está demasiado cerca... Tuve que mirar un poco hacia arriba por la diferencia de estatura, debido a que soy unos centímetros más baja que ella. El sobre cayó de mi mano al suelo. - ¿D... doctora?

- Voy a preguntarlo directamente, y por favor contestame con honestidad... - Dijo de forma seria, su tono de voz provocó que me estremeciera. - ¿Hay algo entre tú y Hernández?

- ... ¿Se refiere a Édgar? ¿De qué habla? - Su pregunta comenzó a inquietarme.

- Sí, siempre están juntos, parece que nunca te quieres despegar de él. - Su mano helada apretó la mía sin brusquedad y me acercó aún más a ella, sentí nuestros cuerpos en contacto. - Creí haberte dicho que tu mente la necesito aquí, no en otros lados.

Guardé silencio por unos segundos.

- No es así, sólo somos amigos, mi mente está concentrada en el trabajo.

Esperé por una respuesta de ella la cuál no recibí, sólo guardó silencio. Mis labios se abrieron para decir algo, pero volvieron a cerrarse al no encontrar ningúna palabra adecuada para el momento.

No sé por cuánto tiempo nos quedamos viendonos a los ojos, pero me di cuenta de cuando su mirada lentamente bajó a mis labios y comenzó a acercarse a mí. No sabía que hacer, todo esto con ella era nuevo para mí, mi corazón no hacía más que latir a toda velocidad...

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Sale chape o todavía es muy pronto? 🤨

Secretos Prohibidos - Claudia SheinbaumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora