Conversación en la piel.

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Segundos pasaron. Nada. Su mirada subió a mis ojos para lo que creí darse cuenta de que mi mirada estaba tan llena de deseo como la suya. No lo puedo ocultar, y menos si me pone ella en esta situación, disimular no es lo mío y menos el arrepentimiento.

Una mirada me bastó para saber lo que tenía que hacer. Me acerqué y la besé con ganas, sus ojos se cerraron de forma inmediata al igual que los míos después de recibir una buena señal que correspondió mi besó con el mismo deseo o incluso más con el que yo lo hice. Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura, apretandome fuerte contra ella como si no me quisiera soltar por nada del mundo. Nuestras lenguas se entrelazaron, era como si el momento fuese escrito específicamente para nosotras porque todo se sentía tan bien, como la mejor sensación que antes pudiera haber imaginado y que ahora está sucediendo.

Intenté separarme para tomar aire pero Sheinbaum me atrajo hacia ella, posicionandome frente al escritorio y haciéndome sentar en él con las piernas abiertas hacia ella, quien no dudó en meterse entre estas. Mis piernas abrazaron su cadera mientras nuestros labios se unían feroz y desesperadamente una vez mas, era tal y justo como imaginaba, suaves y delicados, los cuales me besaban con tanta pasión ahora mismo. Una de mis manos comenzó a desabotonar los botones de su blusa mientras permitía que las suyas exploraran cada centímetro de mi cuerpo. Se sentía tan irreal esta sensación que quería que permaneciera para siempre.

Por un momento que nuestros labios se separaron, la sentí susurrarme al oído.
- No te imaginas por cuanto tiempo he fantaseado con hacer esto. - Para luego lamer el lóbulo de este.

Terminé de desabotonar su camisa y mis manos se abrieron paso a su sostén, desabrochandolo ágilmente, mis manos se encontraron con la piel más suave que pudieron haber tocado antes. La observé acercarse a mí para besarme de nuevo y todo mi ser ya se encontraba esperando con ansias su toque sobre mí de nuevo...

Dos toques en la puerta se oyeron. La observé detenerse en seco justo cuando sus labios estuvieron a una pulgada de encontrarse con los míos de nueva cuenta. ¡Maldita sea! ¿Por qué esto me tiene que estar pasando a mí?

Inmediatamente nos separamos, me bajé del escritorio y acomodé mi ropa así como ella se abrochó su sostén y abotonó rápidamente los botones de su camisa. Sentía mi cara arder, lo único que pude hacer es quedarme parada y quieta mientras escuchaba que Sheinbaum le permitió la entrada a la persona que estaba tocando. Era un asistente con el cuál no trato, pero nos conocemos. Miré hacia todos lados menos a la dirección donde se encontraba la mujer que anteriormente me besó como si no hubiera un mañana. Sólo escuchaba sus pláticas a lo lejos y cosas sobre informes que la verdad ni siquiera prestar atención, yo quería continuar con lo que estaba haciendo, ¡pero se me está cayendo la cara de vergüenza!

De repente, miles de pensamientos empezaron a cruzar por mi mente. Esto no debería de haber sido, ¿verdad? No es correcto, ella tiene ya una familia, yo sólo soy una distracción, no tengo nada que hacer aquí... Pero joder, no pude resistirme, ¿quién podría, de todos modos?

Sentía mi cara caliente y el corazón latiendo a mil por hora, todo lo siento irreal, como si fuera parte de un sueño, como si sus manos recorriendo todo mi ser no hubieran sido más que una imaginación mía... Joder, será mejor que me vaya antes de que empiece a balbucear tonterias o algo por el estilo.

- Con permiso. - Dije pasando sin mirar a ninguno de los dos, aunque sentí la mirada de Sheinbaum sobre mí todo el tiempo. Salí de la oficina y caminé por los pasillos en dirección al baño, necesito lavarme la cara, hasta creo que he empezado a sudar. Lo que menos quiero ahora mismo es dialogar sobre lo que pasó con ella, así que simplemente seguiré con este día como si fuera algo normal, como si no hubiera pasado nada... ¡Es imposible! Ni siquiera puedo pensar con la suficiente claridad ahora mismo, ni siquiera sé si a ella le gustó o si también piensa que fue un completo error y si se está arrepintiendo...

Yo no me siento arrepentida. Hice lo que tenía que hacer, sobrepasé mis límites y se sintió bien. El remordimiento no es lo mío, y creo que Sheinbaum lo sabe más que nadie. Pero, aún así, siento un destello de culpa, mas no de arrepentimiento.

¿Qué puedo hacer para solucionar esto?



Secretos Prohibidos - Claudia SheinbaumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora