Kim Hana es una chica con problemas de ira que acosa a los estudiantes de su colegio solo por diversión hasta que conoce a Lee Suho quien la hace cambiar de idea.
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La chica subió un gran edificio hasta llegar a la terraza fumaba mientras escuchaba música.
Ella lloraba en silencio, solo salían lágrimas pero no ruidos mientras fumaba.
La chica suspire y se acercó al borde, no tenía pensado saltar ya que ella era fuerte y no iba a dejar que unos cuantos golpeas hiciera que acabara con su vida pero ahí estaba, en el borde mirando hacia abajo.
un chico alto, pelinegro y muy apuesto la vio por lo que corrió tras ella y la tomó de la cintura haciendo que esta se girara asustada cayendo al suelo encima del chico.
Ella soltó un quejido por los golpes.
— Carajo. — maldijo la chica mientras apagaba el cigarro en el suelo respirando cansada en el pecho del chico.
— Que alivio... — soltó el chico con los ojos cerrados.
— ¿Qué mierda hiciste? — solté la menor levantándose lentamente mirando al chico.
Este se levantó y la miró seriamente.
— ¿Qué querías hacer? — La chica lo miró sin entender.
— Enfrenta las cosas con coraje, ¿no has pensando en los que se sentirán tristes si te vas así? alguien podría sentir culpa por no a verte podido ayudar, por no a ver podido salvarte.
Esas palabras golpearon a Hana, aunque ella no iba hacerlo se sintió mal, la hizo darse cuenta de muchas cosas, ella pudo a ver provocado que alguien se quisiera suicidar por lo que solo se quedó callada mirándolo fijamente.
— ¿has pensando en eso? — volvió a preguntar el chico — nada puede ser tan malo, así que no lo hagas.
Ella no contestó nada por lo que él chico solo se giró, tomó sus audífonos y caminó un poco pero se giró a verla.
— ¿Qué? ¿saltarás cuando me vaya? — habló él por lo que la chica se acercó lentamente.
— No... yo... no.
El chico se giró y caminó, ella lo siguió igual callada mientras intentaba no desmayarse por el dolor de los golpes más la caída, más la anemia que tenía.
El elevador estaba fuera de servicio por lo que tuvieron que usar las escaleras de emergencia.
La chica soltaba quejidos de dolor mientras bajaba con cuidado, el chico ya iba más abajo escuchando los quejidos de la chica sin tomarle importancia.
Ella se sintió mareada por lo que cayó al suelo sentada y se tomó del barandal.
— Carajo, eso me pasa por no tomar mi medicamento. — soltó ella en murmuró recargada en el barandal.
Cerró los ojos esperando a que se le pasara, el chico escuchó eso y levantó la cabeza, suspire y se regresó por ella.
Al estar frente a ella extendió su mano y la miró seriamente.
— Toma mi mano y levántate. — ordenó el pelinegro por lo que ella abrió los ojos y lo miró.
— ¿Qué?
— Que te levantes.
La chica no tenía ni fuerzas para oponerse por lo que tomó la mano del chico y se levantó pero se sintió mareada por lo que puso sus manos en el pecho del chico.
— Ey, ¿Qué haces? — preguntó media empujándola.
— Estoy mareada, cállate.
El suspire y le dio la espalda agachándose.
— Súbete a mi espalda.
— ¿Qué?
— Que te subas.
Ella un poco insegura se acercó y pasó sus brazos por su cuello y enrolló sus piernas en la cintura del chico.
El la levantó con tanta facilidad ya que era muy liviana, hasta eso lo sorprendió.
Ella se acurrucó y cerró los ojos mientras él bajaba las escaleras.
— Oye... — habló la chica — ¿alguien cercano a ti sé suicido? — El chico se detuvo como si eso lo hubiera abofeteado pero no contestó y siguió caminando — llegaste, me salvaste, me regañaste y estabas asustado por lo que supongo que alguien cercano a ti se suicidio.
— Si sigues hablando, te dejaré caer aquí. — La chica solo bufo y se acurrucó aún más quedándose callada.
Él la acomodo por lo que dio un quejido por el dolor.
— ¿Qué? — preguntó el.
— Nada, solo me duele el cuerpo.
— ¿Te lastimaste tú sola físicamente? — ella negó.
— No, solo me duele.
El no dijo nada más, siguió bajando mientras ella se quedaba cada vez más dormida.
Al bajar por completo el la medio sacudió despertándola, la bajó con cuidado y la acercó a un taxi.
Ella entró y él cerró la puerta, Hana bajó la ventana y le habló.
— Ey. — el chico la miró — sé que soy la menos indicada para decir esto pero... la persona que se suicidio de seguro no le gusta verte triste... es solo eso, cuídate y sonríele a la vida o duerme para siempre.
Subió la ventana y le dijo su dirección al taxi, el chico se quedó callado pensando en las palabras de la chica, negó y se fue de ahí.
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Al día siguiente los hermanos estaban en la escuela, Hana estaba más callada de lo normal pero Minho no dijo nada, ya que creyó que era por los golpes de ayer.
Ahora Sara y Hana estaban en el salón, Sara sentada en la silla y Hana encima de la mesa hasta que llegó Jookyung con un maquillaje horrible.
Todos comenzaron a reír por lo que Hana como se quedó callada, no tenía ni fuerza para reír y gracias al discurso que ese chico había hecho la había dejado pensando sobre cómo molestas a otros podían provocar que alguien sé suicidara.
Ella solos suspiró mientras todo se burlaban de ella, Niki y sunno se levantaron y comenzaron a vaciarle el bote de basura en su cabeza por lo que harta tomó una silla desocupada y la lanzó haciendo que todos se callaran.
— Todos a sus lugares, ya déjenla en paz. — ordenó fríamente.
Nadie dijo nada y obedecieron pero dejando confundidos a sus amigos.
Ella se bajó de la mesa y se sentó en su lugar, se puso sus audífonos y se perdió en ellos sin quieres saber de más personas.
