Insoportable.

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La esposa de Bobby se llamaba Barbara, no solia estar en casa, por lo que cuando venía Megan dormía.

Era una mujer callada y trabajadora. Trabajaba como criada en una de las casas más acomodadas de las afueras.

Egbert seguía a Megan por detrás, distante.
Ella andaba por la resbaladiza nieve, callada, con aquél sentimiento de culpa que la carcomía.

Todo era su maldita culpa.

Habían pasado tres horribles días desde que el soldado los había golpeado.

Tres horribles dias de esperar a que alguien llegara a casa, tocara la puerta y se la llevara.
Pero nada, ningún soldado fué.

Egbert extrañaba a Megan, no le había hablado desde aquella noche y se sentía descompuesto, roto.

Egbert se puso a su lado y le quitó la cesta llena de jabón casero que llevaba entre sus manos.

Ella le miró de reojo, sin decir nada.

-Vete. -Dijo de una vez, fría como la nieve que pisaban.

-Hice lo que tenía que hacer. -Contestó él.

-Yo también lo hice.

Egbert escupió al suelo frustrado.

-Mira que eres terca. -Gruño.

-Y tu eres insoportable.-Ella le empujó haciendo que este cayera al suelo.
Agarró la cesta y salió corriendo.

Egbert se levantó, enfadado.

-¡Megan!-Ni caso, le había dejado sólo.

Cuando podamos observar las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora