Ofelina es una joven amigable, dulce y llena de vida capaz de hacer reír a cualquiera. Gracias a unas buenas personas tuvo la oportunidad de ir a estudiar a los Estados Unidos y esta dando todo de si para lograr sus objetivos pero todo eso se ve int...
—¿Estas segura que no quieres que me quede contigo?—dice Oliver desde la puerta de mi apartamento.
—No Oliver, vete a tu apartamento ¿no te aburres de pasar conmigo todo el tiempo?—pregunto divertida recogiendo los platos, el y Nahomy vinieron a cenar a mi casa pero Nahomy se fue desde hace rato.
—Jamás tendré suficiente de ti—dice pícaro.
—¿Vas a declararte? por que debo mencionar que tu me diste un golpe bajo al decirme que eras gay—me quejo haciéndolo reír—, ¡No te rías!
—Eres divertida mi italiana hermosa, si mi sexualidad no estuviera en duda claramente tu y yo estuviéramos acurrucaditos en tu cama...
—¡OLIVER!—digo sonrojada, el sabe que odio que diga esas cosas.
—¡Lo siento! nos vemos mañana Ofe—lo escucho cerrar la puerta mientras lavo todo lo que ensuciamos.
Esta semana sin duda estuvo llena de exámenes y lagrimas derramadas que me tuvieron en un constante estrés que casi acaba con mi vida pero gracias a todos los santos mis notas han salido perfectas, me he esforzado mucho y todo eso lo voy viendo en mis calificaciones.
Me siento orgullosa de mi.
El timbre de mi apartamento suena con insistencia y por un momento creo que es el idiota de Oliver que se dejo algo.
Seco mis manos y camino apresurada abrir la puerta.
—¿Qué se te ha olvidado idiota?—digo al abrir pero al instante quedo paralizada ante lo que veo.
—¿A quien se le ha olvidado algo bella mia?—dice con voz seria.
¡Oh por todos los dioses! ¡Lorenzo esta aqui!
Y luce jodidamente divino envuelto en esos pantalones grises y esa camisa roja remangada hasta sus codos, su cabello negro va alborotado y su piel mas brillante de lo normal, el delicioso aroma que emana golpea mi sentido del olfato casi elevándome al cielo.
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¡Maldición! y yo solo llevo unas bragas ajustadas y una blusa de tirantes sin sujetador, yo la mas fina y elegante.
—Ehhh mi amigo rubio se acaba de ir y pensé que era, que era él—digo nerviosa intentando cubrir mis piernas, le importan poco mis palabras cuando pasa sin haberlo invitado observándome.
—¿Debería preocuparme por el?—¡Ahhhh! ¿Por qué hoy esta serio? el no suele ser así.
Niego.
—Tranquilo él es gay, es como una amiga mas se podría decir—¿Y desde cuando yo le tengo que dar explicaciones?—, es mi amigo.
—Yo también soy tu amigo y mira lo que hemos hecho cuando estamos solos—¡Joder! ¿Cómo puede decir ese tipo de cosas? mis mejillas y rostro completo se sonrojan al mil.
