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(Narra Carla)

Estaba tranquilamente en la cama, era una noche de viernes y no tenía nada que hacer. Deslizaba por tiktok, viendo rumores y edits de mis futbolistas favoritos.

- ¡Alba, mira! Es otro vídeo de Curbarsí, sale mejor que nunca- le grité desde la otra punta de nuestro pequeño piso compartido.

- Ugh, te lo juro que te voy a dar esta alegría solo para que te calles, que eres muy pesada Carla- suspiró Alba mientras se acercaba a la cocina- pero cierra los ojos idiota.

- Perdón, perdón- cerré los ojos ansiosa. Conociendo a Alba podría pegarme o darme un abrazo. Lo último que me esperaba es lo que pasó.

Alba me giró hacia ella, y me puso una especie de papeles en las manos junto con lo que parecía una bolsa.

Cuando abrí los ojos no me lo creía. Eran entradas para el próximo partido del Barça. En la bolsa había una camiseta con el número de Cubarsí. Casi me muero cuando lo veo, y la abracé tan fuerte como pude.

- ¿Es en serio? Eres la mejor de verdad- le dije mientras la estrangulaba.

- Tranquila que me ahogas- dijo riendo- son dos entradas, nos vamos al partido. Tu camiseta es de tu amado Pau, la mía es de Pedri- comentó mientras soñaba despierta- lo único que más te vale ir vistiéndote, que nos quedan unas horas y conozco lo lenta que puedes llegar a ser.

-¡Gracias Alba, te mereces el cielo!

Me fui a mi habitación para ducharme y vestirme. Tras mucho pensar decidí ponerme un vaquero blanco acampanado y su camiseta. Me recogí el pelo en un moño desenfadado y no me maquillé mucho.

Sonreí antes mi propia imagen en el espejo. Por fin me iba a ver a mi amado, aunque el no supiese que era mi amado. Reí ante el pensamiento y salí al salón.

- Estas demasiado guapa Carla, pero no se si merece la pena estar tan guapa y perderse el partido- dijo tirando de mi hacia la puerta.

Y razón no le faltaba porque llegamos justas. Cuando el partido empezó, no cabía en mi emoción. Alba había cogido unos asientos que le habrían costado un riñon, ya que los veíamos desde cerquita. Sonreí al fijarme en Cubarsí, con esa sonrisa tan mona.

Cuando llegó el descanso hicieron bastantes cambios. Ibamos 1-1, estaba siendo un partido movidito y no era muy inteligente dejar a unos jugadores tan cansados con un partido tan reñido. Cubarsí regreso a su sitio, y miré el campo un tanto triste de que lo retirasen.

El partido llegó a su fin en el minuto 90' + 3', ganando el Barcelona un 2-1. Mientras que los jugadores iban saliendo, Alba y yo nos acercamos lo máximo que pudimos, intentando que nos firmasen las camisetas. Quizás ahí es cuando todo cambió, pero eso ya lo hablaremos más tarde.

Justo cuando pasaban los jugadores vi a Héctor Fort. A pesar de ser un jugador muy atractivo, más que Cubarsí, siempre me había parecido un tío algo calculado y seco, no como otros chicos del Barça que se mostraban amables y divertidos. Tal vez por eso me sorprendió cuando se acercó a mi, quitándose la camiseta sudada y dándomela. Entre tanto jaleo ni se vio bien, pero yo juraría que me giño un ojo. También intento decirme algo, lo que deduje leyendole los labios.

- El próximo partido esa camiseta, que es mejor- juraría que dijo acompañado de un guiño. Yo me quedé mirándole alucinada. No podía moverme y todavía no procesaba nada. Se fueron, yo seguía quieta cuando Alba me hablo.

- Tía, en que momento vienes a ver a Cubarsí y el mismísimo Héctor Fort te da su camiseta- dijo remarcando el "su"- aunque he de decir que no te envidio, yo tengo la firma de Pedri y me dió un abrazo- dijo mientras se le escapaba una lagrimilla.

Cuando volvimos a casa yo todavía pensaba en lo sucedido. Alba me dejó un poco de espacio, y me dormí casi al llegar a casa. Puede que abrazada a su camiseta, pero me dormí.

(Narra Héctor)

Era el descanso, y mis compañeros y yo
nos estábamos preparando para jugar o descansar.

- Oye- dijo Lamine.

- Dime- respondió Cubarsí cansado.

- ¿Viste a la chica con tu camiseta? La que estaba sentada cerca del campo. Era muy guapa y no te quitaba el ojo- explicó Lamine.

- Ya sabes que yo a los fans como mucho una firma a la camiseta, no me suelo relacionar mucho, realmente hay gente loca.

- Bueno, pero tal vez- esta vez Lamine fue interrumpido.

- Lamine Yamal, aprende lo que es un no- con el tono serio de Pau nadie se atrevió a decir nada más, y nos dirigimos al campo.

La segunda mitad comenzó, y lo primero que hice fue buscar a la chica con la mirada. Se la veía mirar a Cubarsí de reojo, y efectivamente llevaba su camiseta. Una chica a su lado le hablaba, y ella sonreía sin dejar de mirar al campo.

Nunca había visto una chica tan guapa. ¿En qué pensaba el subnormal de Cubarsí? Era preciosa.

El árbitro pitó el final del partido, quedando 2-1 para nosotros. Mientras nos dirigíamos a la salida la chica y su amiga gritaban por unas firmas.

- Vamos Pau, míralas, si son más monas- dijo Pedri antes de acercarse a la acompañante, quien llevaba una camiseta suya.

Vi como Cubarsí continuaba andando, ajeno a esa fan tan maravillosa. A la mierda, pensé.

Me quité la camiseta y se la di, aunque ella llevase la de mi compañero.

- El próximo partido esa camiseta, que es mejor- hablé vocalizando lo máximo que pude para que me leyese los labios. Le guiñé el ojo antes de irme.

- Bro, ¿que haces?- dijo Pedri con una risa mientras se acercaba a mi.

- Darle mi camiseta a la chica más guapa de todo el estadio, que si Cubarsí no lo hace ya me ocupo yo- lo dije como pude, ocultando mi sonrojo.

- Se nos hace mayor- dijo Gavi con tono de burla- se nos está enamorandoooooooooo- alargó la "o" exageradamente.

Total, es solo una camiseta, ¿no?

Call it what you want- Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora