III

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(Narra Carla)

- No sé si ir Alba- expliqué. Había pasado una semana desde que rechacé a Héctor, y Alba había comprado entradas para el próximo partido del Barcelona.- Además, tendrías que conducir un rato largo, este partido ya no es en casa.

- No me importa conducir si vienes, pero tienes que venir- me dijo.

Después de un largo tira y afloja decidí ir con ella. No podía hacer que perdiese el dinero de las entradas ni del hotel, que lo más probable es que sea un riñón.

En el coche sonaba una de mis canciones favoritas, Red (Taylor's Version).

Cantábamos a pleno pulmon, porque puede ser que perderle fuese azul como nunca supe.

Horas después llegamos a Madrid. Hicimos el registro en el hotel, y me sorprendió saber que estábamos en habitaciones separadas. Alba lo justificó con que salía mejor de precio, y aunque me pareció una afirmación dudosa, como yo no pagué nada me ahorré mis comentarios.

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Los días en Madrid fueron muy agradables. Estuvimos visitando zonas y almorzando en cafeterías bonitas. Antes de que me diese cuenta era el día del partido, y yo estaba en la habitación de Alba acabando de prepararme. Me puse unos vaqueros oscuros, me maquillé ligeramente y dejé mi pelo rubio oscuro suelto. Finalmente me fui a poner la camiseta.

- ¿Qué haces Carla? -me preguntó Alba confundida.

- Ponerme la camiseta

- ¿La de Cubarsí? Teniendo en cuenta que Héctor Fort te dio la suya y te pidió una cita, lo mínimo mostrarle que algo te arrepientes de rechazarle, ¿no?- el razonamiento de Alba tenía todo el sentido del mundo, pero me daba bastante vergüenza que se fijase en mi y que recordase que le dije que no a la cita con excusas pobres.

Sin decir una palabra más me puse la camiseta de Héctor. La verdad es que empezaba a arrepentirme de no haber llevado antes el "H. Fort" en mi espalda.

Fuimos andando desde el hotel hasta el estadio, ya que no era un paseo muy largo. El partido fue muy tenso, y finalmente empatamos 1-1. Cuando yo estaba a punto de salir de mi asiento, Alba me agarró de la mano.

- Necesito ir al baño, por aquí.

Los minutos pasaban y seguiamos andando sin rumbo. Probablamente nos habíamos perdido porque ninguna de las dos reconocía nada. Vi de reojo un cartel de "Salida" y llamé a Alba mientras me dirigía a la salida. Por andar sin mirar me choque con alguien. Casi me caigo cuando noté un calor familiar en mi cintura.

- ¿Estás bi- Fort de cortó a si mismo mientras nuetras miradas se conectaban.

Me incorporó suavemente, y aunque yo ya estaba de pie no me soltó. Simplemente dejó sus manos apoyadas en mi cintura.

- ¿Funcionó?- dijo una voz que me sonaba.

- Cállate que arruinas el momento- sin duda esa era Alba. Ella nunca había sabido hablar bajito.

- ¿Alba? ¿Pedri?- dije soprendida mientras que Héctor se desprendía suavemente de mi.

- Resumen: estamos quedando, Carla se arrepiente de decirte que no, quedad de una vez- dijo Alba frenéticamente. Pedri asintió con la cabeza y se fueron ambos corriendo por un pasillo dados de la mano.

Cuando nos quedamos solos Fort finalmente habló.

- ¿Te llamas Carla?- preguntó

Asentí levemente con la cabeza.

- Bueno Carla, ya te dejo en paz, no quiero que te sientas forzada y bueno, ya sabes- dijo Héctor mientras se giraba para irse. Iba a dejarle ir, pero un impulso en mi cuerpo tomó el control.

Lo paré, cogiéndolo de las manos y mirándole a esos profundos ojos.

- Quiero ese café- Héctor la miro confundido- ese café que me propusiste.- En seguida me arrepentí, pero él no me dio tiempo a recular- vamos, sé por donde salir para evitar las fotos.

Le seguí sonriente.

(Narra Héctor)

Seguía de su mano. Con la excusa de que no se soltase y que así no se perdiese, la llevé conmigo hasta una pequeña salida. La guié hasta el coche, donde le pedí que se subiese. Ella me miró confundida, pero yo le dije que ibamos a un sitio vacío y sorpresa.

Cuando por fin llegamos después de un buen rato en el coche ella me miró maravillada.

- Es una playa tranquila y vacía, pensé que podíamos acercarnos a algún sitio y coger algo para tomar en la playa.

- Es precioso Fort, gracias- dijo Carla con la sonrisa más bonita que nunca había visto.

- Mejor llámame Héctor

Cuando ya teníamos nuestra comida, nos sentamos encima de una toalla en la playa. Estuvimos conversando sobre la inesperada conexión de nuestros amigos. Luego decidimos ir hacia el agua, y pusimos nuestros pies a remojo. Aunque nada fue mejor que ella asustada por un alga, saltando hacia mi. Tuve suerte de cogerla al vuelo, y nos quedamos mirándonos de cerca. Podía sentir su respiración chocando contra mi nariz, y lo único que me salió fue sonreír como un idiota. Carla simplemente se avergonzó, pero tampoco llego a bajarse.

No sé cuanto tiempo estuvimos así. Cuando se fue a apartar solo pude decir una palabra. "No", dije mientras apretaba su agarre.

Call it what you want- Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora