IV

542 23 6
                                    

(Narrador omniscente)

Héctor no dejó a Carla bajarse. Tampoco es que ella quisiese, pero tenía miedo de incomodar al chico si se quedaba ahí mucho más tiempo.

Se miraban fijamente, sus respiraciones mezcladas. Estaban ambos a escasos centímetros de la cara del otro. No se conocían casi, pero los dos querían besarse. Tal vez por el momento, la persona, o el presentimiento.

Carla se aproximo un poco más.

- Me gustaría besart- Héctor no le dejó terminar la palabra y se fundió en un beso suave con ella. El ritmo era lento, y de vez en cuando pausaban para sonreír en los labios del otro. No duró demasiado tiempo, después de todo seguía siendo un primer beso.

- Vaya, eso estuvo muy bien- murmuró Fort avergonzado. Lentamente la bajó al suelo, debido a que se empezaba a cansar un poco.

Y así es como comenzó la amistad de Carla y Héctor. Era obvio que se gustaban, porque cada vez que se veían se robaban algún beso o alguna  caricia. Pasaron semanas tranquilas.

(Narra Héctor)

Invité a casa a Carla, que accedió a venir sin ninguna objección. Eramos muy cercanos, y aunque de momento eramos amigos (no porque yo no quisiese sino por no meterle prisa) yo sentía cosas por ella.

Estas últimas semanas habíamos pasado mucho tiempo juntos, y yo ya sabía muchas cosas de ella, al igual que ella de mi. Sé que le encanta Taylor Swift, que su color favorito es el blanco, y que quiere ser médico. Está estudiando mucho y seguro que lo consigue.

Estábamos en mi casa tumbados en el sofá, abrazados en la privacidad de un hogar mientras hablabamos de trivialidades.

- ¿Cuándo tienes el próximo partido?

- Este viernes creo, ¿te gustaría venir?- le hice ojos de cachorrito y ella simplemente sonrió.

- Vale, pero necesito una camiseta tuya, que la que me diste la uso para dormir.

- ¿Tan poco te gusta la camiseta? La usas para dormir.

- Puede que sea porque me gusta imaginar que con quien estoy tumbada es contigo y no con la almohada- la miré con expresión de suficiencia.- Pero no te creas mucho ehh

Sonreí como un idiota y me incorporé. Ella me miró extrañada, y le di la camiseta que llevaba puesta, que también era de la equipación. Carla se quedó embobada, cosa que no comprendí hasta que seguí su mirada.

-  ¿Te gusta lo que ves?- dije poniendo su mano sobre mi abdomen. Ella simplemente me acarició de forma suave y se tiró sobre mi, escondiendo su cara en el espacio entre mi cuello y mi hombro.

Estuvimos así, tumbados con ella hablandome al oído y riendose haciendome cosquillas leves.

[]

(Narra Carla)

Hoy era el partido del Barça, otra vez en casa. Me pusé la camiseta de Héctor, la que me dio nueva, y una falda pantalón negra.

Salí de casa con tiempo de sobra y me senté en mi sitio habitual, cercano al campo. Héctor estuvo jugando la primera mitad, pero continuó en la segunda. Ibamos 2-2, así que había bastante presión. En un visto y no visto, Héctor había recibido una asistencia de Lamine y simplemente pasó.

Gol.

- GOLAZOOOOOOOOOOOOOO- no pude evitar gritarlo, simplemente me podía la emoción.

(Narra Héctor)

Marqué un gol. Bueno, más bien golazo. No sabía que hacer, estaba en shock, pero mis piernas se movieron en automático.

Fui corriendo hacia el asiento de Carla, la levanté de ahí, y no me lo pensé mucho. La miré, a esos ojos verdes tan bonitos y la besé. Sí, sin ser pareja enfrente de todos los fanáticos del fútbol.

- Where's the trophy?- susurré a su oido. Sabía que le encantaba esa canción, de un album de Taylor Swift.

-He just comes running over to me- susurró ella mientras le caían unas lágrimas, que ojalá fuesen de emoción.

No me di cuenta de la cantidad de cámaras que nos rodeaban hasta que tuve que apartar un micrófono de mi cara. Me llevé conmigo a Carla y entramos a los vestuarios. Los chicos o seguían en el campo despidiendose o se habían ido ya, así que tuvimos privacidad.

- Oye, ¿estás bien? Siento eso, fue muy impulsivo- me disculpé al darme cuenta de que la había cagado.

- Es lo más bonito que me ha pasado nunca Héctor.

Me tranquilizó bastante oirla, saber que simplemente eran lágrimas de felicidad.

- Oye, el domingo es mi cumpleaños, y pensaba celebrarlo con todos. Pero como Alba se va con Pedri... no sé, ¿te gustaría quedarte?- lo dijo tímida, sus llantos ya se habían calmado, y una sonrisa traviesa salía de sus labios.

- Por supuesto princesa. Ahí estaré.

Un rato después nos fuimos, y yo me dediqué todo el fin de semana a preparar su regalo.

- ¿Como era esa canción Alba?- le pregunté el sábado por la mañana. Estabamos ella, Pedri y yo buscando regalo.

- ¿Cuál? ¿Su favorita?- asentí- Call it what you want.

Call it what you want- Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora