Manobal, The Last Pack [Adaptación Jenlisa]

Capítulo diez

Jennie está viendo a Lisa y Ji-Cheol entrenar para que Lisa descargue algo de energía cuando recibe un mensaje. Un mensaje que le hace jadear y correr hacia su cuarto para preparar una maleta pequeña que le sirva para viajar fácilmente. La menor aparece detrás de ella en un segundo, y hace un ruido lastimoso cuando se da cuenta del pánico y la pena que emana Jennie a plena potencia.

— Lisa, no sé cuánto entiendes, pero tengo que irme durante unos días, ¿vale? — Pregunta Jennie, y Lisa gira un poco su cabeza antes de frotar su mejilla contra la de Jennie. La humana mira a Ji-Cheol y suspira temblorosa — Me han llamado del hospital, ha habido una complicación con mi padre.

Ji-Cheol asiente y le da un adelanto de su último mes como trabajadora de los Manobal, y le da las llaves de un coche increíblemente lujoso. Jennie sube al coche y gime cuando Lisa trata de sacarla del automóvil. Ji-Cheol es quien agarra con fuerza a su sobrina y evita que vaya tras Jennie.

— Los llamaré al llegar — Dice Jennie, y Ji-Cheol asiente, aún agarrando a su sobrina, y Jennie sabe que si no fuese porque es un Alpha, no podría con Lisa. Eso no quita el dolor en el pecho que siente Jennie o el aullido desgarrador que resuena mientras se aleja de la mansión.

Jennie trata de no llorar por no tener a Lisa a su lado y por lo que sea que le haya pasado a su padre. Sabe que la situación de su padre no ha sido la mejor, recibió dos disparos en un atraco a un banco, uno en el pecho y otro en la cabeza, dejándolo en coma casi dos años. Jennie ha podido con las facturas del hospital vendiendo la casa, el jeep y renunciando a su universidad. Esperaba ahorrar trabajando para Ji-Cheol, pero ahora tendrá que hacer otra cosa.

Al llegar al hospital, mantiene la compostura hasta que llega a recepción. Ahí es cuando su mundo se viene abajo.

Su padre se ha ido.

Su padre ha muerto.

Jennie jadea y cae de rodillas sin importarle quien le esté viendo. Está permitido llorar por perder a la única familia que le quedaba tras haber perdido a su madre, a Bo-Gum, a Ji-Eum... Y ahora a su padre.

Unos brazos la agarran y la mantienen contra un pecho caliente que suelta pequeños gruñidos suaves y reconfortantes que hacen dormir a Jennie aún con lágrimas cayendo por sus mejillas. Jennie sabe que es Lisa, no sabe cómo ha llegado tan rápido o cómo no la han detenido por indecencia pública, pero se aferra a su loba y deja que la inconsciencia la inunde.