Los Hijos de Zeus

Amanecer

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He vuelto de entre los muertos al parecer, crucemos los dedos, encendamos velas a Moros y roguemos porque esta vez sea prolongado mi retorno, si tú sigues ahí, tengo algo que contarte,e este y varios capitulos en adelante saltan de un hijo al otro y en este al menos se ve mucho el desboque de griegos siendo griegos como dicta el canon, así q lee con discreción, nos leemos, chau ^-^

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El amanecer traería consigo la sensación de cansancio, pero complacencia después de la fiesta que duró hasta que el sol iluminó las olas del mar y ahora, en la playa, reinaba el silencio.

Pocos invitados quedaban en la casa playera, tendidos en dónde hubiera espacio; otros, la gran mayoría de hecho, habían regresado a sus casas o buscado lugares más privados, pero al despertar, todos sin excepción, lentamente recordarían lo que había sido esa noche, como había empezado y como había terminado y puede que algunos tuvieran lagunas en el transcurso de la noche, pero siempre recordarían el final

Hebe era de las pocas que al abrir los ojos recordaba toda la fiesta a su perfección y hasta ella le costaba creer muchas de las cosas ocurridas ahí dentro, cosas que abordaron su mente haciéndola plantearse lo visto y más aún, de modo más personal, lo vivido

¡Lo había logrado! Había logrado hablar con el capitán de lucha y la sonrisa absurda todavía le fluía en los labios de solo recordarlo.

Al comienzo, pensó que ni siquiera hablarían, lo sentía mirarla desde el otro lado de la casa y emocionada le preguntaba a las compañeras que encontró y con las que estaba, si él miraba hacia allá y contenía un gritico emocionado al oír que sí, pero ya se había resignado a pasar la noche mandándose miraditas, ¿era poco? No, no para ella, de hecho era más de lo hecho dentro del colegio

Harto de verlos distantes, Dionisio, se bebió varios tragos a la vez y marchó hacia el grupo de lucha a ofrecerles tragos para acelerar las cosas y una vez Heracles se bebió las suficientes cervezas bajo el apoyo de Dionisio, tomó la decisión de ir a hablarle, ¡DE HABLARLE! ¡A ELLA!

Hebe sonrió de nuevo hundiendo el rostro en la almohada que tenía abrazada, mientras se juraba que al siguiente baile, se quedaría hasta que terminara, tuviera hora de llegada o no, ¿Quién sabe? Tal vez, si no tuviera que regresar a las tres, al acabar el baile, Heracles la hubiera acompañado a casa y antes de irse le robaría un beso, soñó despierta todavía recordando su velada

Esa noche pudo sentir que se derretiría ahí mismo cuándo le tocaron el hombro y al girar lo vio frente a ella, vale, para ser justa, lo que vio fue su pecho por la diferencia de estaturas, sonrió y retrocedió un paso alisando por nervios el vestido floral de color coral que tenía, intentando recordar como respirar.

Ahora que el momento había pasado, captó que puede que en un comienzo se debieron ver absurdos en una conversación monosilábica y obvia que empezaba con un "¿Si te dejaron venir?", le afirmó hilando una respuesta dándole tiempo al luchador de captar lo que había dicho, obvio la habían dejado ir, estaba ahí, después de todo; exhaló rascando su frente incómodo pero al menos sonrió cuando la escuchó responder, como si no hubiese sido patético

-Jamás creí que me dieran el permiso, pero sí, Hermes habló con mi mamá y heme aquí- resumió jugando con los dedos

-Eso es bueno... ah, Hebe, ¿no?- verificó fingiendo desinterés, ¡claro que sabía cuál era su nombre! Lo consiguió el día que zanjó a Hermes al salir de entreno y verle en la pista de atletismo- este... ¿quieres venir? Vamos a ir afuera- propuso al ver que su grupo se movía- tus amigos son graciosos- admitió horas más tarde casi aliviado de ver que ahí no había competencia, eran amigos... o eso quería creer, pero sonrió divertido de ver que a partir de ahí, Hebe no volvió a callarse