Capitulo 6

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De vuelta a aquella habitación, Takemichi descansaba en la cama de la cual hace tan solo momentos deseaba no volver

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De vuelta a aquella habitación, Takemichi descansaba en la cama de la cual hace tan solo momentos deseaba no volver.

Mucho junto a Haruchiyo la atendían, soltó un suspiro al sentir la frescura de una venda recién bañada en medicina sobre una de sus tantas heridas, noto la sonrisa del Mestre al notarlo.

La puerta fue abierta, llamando la atención de los tres y las vio, las sirvientas qué en su descanso hablaron como cacatúas. Ahora parecían nerviosas e incluso temblaban, pero eso a ella poco le importaba.

—Con su permiso maestre, hemos venido a traer más leña y mantas para la princesa— su voz, aquella que solicitó que las del establo la atendieran.

Muto solo asintió y ambas pasaron ante la atenta mirada de Takemichi, Haruchiyo se aproximo a ella, tomándola de la mano para aplicar pomada en una de sus heridas.

—ahora si soy digna para ti— su voz seca, se escucho en la habitación — ahora si soy "la princesa"—

Las mujeres parecían palidecer y congelarse en su lugar en cambio los varones no entendieron tales palabras, pero pronto lo hicieron.

—deveria traer a las chicas del establo, al menos con la esperanza que no sean tan vulgares como ustedes— su mirada sin emoción hizo que aquellas dos se inclinaran de inmediato

—NOSOTRAS LO SENTIMOS, PRINCESA— hablaron ambas, sus manos dejaron caer la leña al suelo —no sabíamos que usted..— fueron calladas de nuevo

—las escuchaba, si, y escuche muy bien sus estupideces— su expresión no cambió y eso llamo la atención de Muto —debería ordenar que sus lenguas sean cortadas de inmediato, aun soy; para mi lastima la prometida del Príncipe Manjirou, Hermano de su majestad el rey Shinichiro, por ende soy parte de la familia real— ver el temblor en ellas le genero un gran satisfacción qué no se molesto en ocultar con su. sonrisa — ¿quiénes se creen simples plebeyas para hablar así de mi?, ¿que poder más inmenso que el mio poseen?, ¿que las hace acreedores a tal valor e insolencia?—

Las mujeres levantaron sus cabezas aun más asustadas, negando de inmediato —perdónanos, su majestad hemos pecado, perdonenos— las súplicas aumentaron, pero la mirada de Takemichi no se hablando ni por un segundo.

Miro a Haruchiyo y luego a Muto, ambos sin decir palabra alguna ante sus acciones —¿puedo recostarme?— preguntó mirando al mayor.

—si, solo que no se mueva mucho, Sanzu ayudala— Muto se levantó empezando a guardar sus medicamentos, encambio Haruchiyo ayudaba a Takemichi a acomodarse entre las sábanas de la habitación.

—vallan con el mayordomo mayor, su castigo por tal insolencia serán 25 azotes en los pies, cada golpe debe ser en una parte diferente, pues deseo supervisar qué su reprimiendo fue cumplida como solicite—

La Princesa Se ha Vuelto Loca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora