Capítulo 2: La Chica Reality.

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Karime Pindter, la aclamada y conocida "matrioshka" de los reality shows más famosos del país, en esencia "Acapulco Shore" durante várias temporadas, nacida en lo que por tantos años fue conocido como el distrito federal de los Estados Unidos Mexicanos, despegando su carrera en la televisión en 2014, acudiendo al casting para dicho programa, en el que había dejado boquiabiertos a los casters con su extraordinaria y llamativa personalidad, motivo por el cual su paso había sido tan longevo, sin quitar crédito al público y su recibimiento hacia la mujer. Había pasado tiempo de ello, y conforme a eso, había logrado una figura escultural, no gracias a ejercicios ni dietas, si no más bien al jugoso sueldo que había recibido durante tanto y por lo que podía darse en lujo de arreglar en su cuerpo lo que a ella le viniera en gana. Bajo sus propias palabras, era ahora "lo que dios le dio, y el cirujano acomodó".
Era el tercer día que pasaba en aquel hotel de aislamiento y estaba harta del contacto cero en el que se encontraba en ese momento, puesto que no conocía a todos sus futuros compañeros. La personalidad desenvuelta, amiguera y descontrolada qué la había caracterizado en diez años en el medio, había sido total e irreversiblemente sustituida por una versión más madura y evolucionada de sí misma. Aquello la llenaba de orgullo, claro, como persona había crecido, había conectado con un lado suyo qué no tenía idea que existía y comenzó a aprender a amarse. Sin embargo era a la vez su mayor miedo, antes y después de aceptar firmar el contrato para convertirse en una de los quince habitantes de "La Casa de los Famosos México", su mente vagaba en lo decepcionados qué estarían varios televidentes, qué le habían perdido la pista, al verla de regreso en un reality siendo totalmente distinta a lo que el mundo siempre había visto y esperado de ella. Pero estaba cansada de cumplir las expectativas. Era una decisión tomada, lo vería como una pequeña vacación pagada, no era cosa del otro mundo, estar encerrada unas cuantas semanas, conviviendo con gente del medio, de los cuales conocía a un par, con comida para sobrevivir, una piscina, una cama en la que podría descansar, actividades varias qué la tendrían entretenida a lo largo de los días y un juego basado en inteligencia y personalidad, dos cosas que ella tenía de sobra. Sí, tenía miedo, pero más esperanza, ganas de vivir esa experiencia y demostrar quien era ella y que ese era su lugar en el mundo.
Su teléfono, que estaba en algún sitio en la cama al que lo había tirado en su aburrimiento, comenzó a sonar insistente, clamando su atención con el nombre "Luigi" parpadeante en la pantalla. Tumbada de espaldas en el colchón, sin ganas de moverse en realidad ni un solo centímetro y con un bufido un tanto exagerado, tomó el aparato en sus manos y atendió la llamada.

—Eres un pendejo. — espetó antes de darle oportunidad al hombre de siquiera saludar. Él se rió.

—También te extraño, mi reina. — respondió. —Por cierto, buenas noches.

—En serio, no sabes como te odio ahora mismo. — le dijo a su mejor amigo y manager, mientras rodaba los ojos, resistiendo la sonrisa que había intentado surgir en las comisuras de sus labios. —Cuando esto acabe, te juro por dios que voy a matarte.

—Ay, sí. Como si pudieras vivir sin mí. — respondió él, volviendo a reír. — Bueno ya, en serio. ¿Cómo vas? — inquirió, esperando encontrar en su respuesta la razón de la fingida agresividad de su amiga.

—Fatal. — comenzó por decir. —De verdad Luigi, parece funeral aqui, me aburro todo el día encerrada y sola en la habitación. Ya hasta me entró miedo de salirme a media semana del programa. — le dijo a Luis. De nuevo, una risa emanó de su garganta.

—No exageres, Karime. No es lo mismo. — dijo con los ojos achinados por la risa. —Ahí dentro seguro tendrás con quien hablar de muchas cosas, convivir, conocer, un poco de suerte y hasta te chingas a algún extranjero. — sus cejas se levantaron repetidas veces, olvidando que su amiga no veía su gesto.

—Pues sí, pero yo ya me harté de estar aquí sin hacer nada. — se quejó.

—Te dije que hay un bar y un mini casino en el hotel, baja y deja de estar de amargada, cariño. — respondió, sirviendo un poco de vino en una copa. —Insisto, si hay suerte, te topas con alguien interesante por ahí.

—Está bien. — contestó sin muchas ganas de obedecer. —Pero si me agarra la sífilis es culpa tuya. — el chico casi se ahoga con el sorbo de vino que había tomado recién, era característico en Karime el hecho de decir cosas que uno ni se esperaba que dijera, tenía un gran ingenio y se desenvolvia genial en ese tipo de respuestas. Esa era la razón principal por la que sus frases, generalmente, se volvían icónicas.

—Eres una idiota. — le dijo, aun riéndose. —Baja ya y deja tu pendejez en la cama, ¿quieres? — hizo una pausa pequeña. —Te adoro, lo harás muy bien. Por cierto, recuerda que en estos días te van a llamar para la entrevista, sé auténtica y no olvides que no pasa nada si ellos no te quieren, tienes a un montón de gente apoyandote aquí, ¿okay?

—Okay. — respondió, levantándose de la cama.

—Genial. Ahora ve y consigue una presa, te llamo mañana y me cuentas.

—Seguro. Descansa, Luigi. Te quiero.

—Y yo a ti, hermana. — se despidió él, resaltando el cariño fraternal qué se tenían mutuamente.

Al finalizar la llamada, Karime se decidió a ponerse algo bonito de ropa, un poco de lápiz labial, y, ya que no era tan buena maquillandose, solo se alacio el cabello. Eran recién las 8:12pm, una noche joven, al igual que ella, y optó por salir del cuarto, dirigiéndose al ascensor para bajar hasta el casino que Luigi había mencionado recién. Luego de oprimir el botón que llamaba el elevador a su piso, esperó pacientemente a que las puertas se abrieran, lo cual no tardó más de 30 segundos, en los cuales alguien tocó su espalda para llamar su atención: Ricardo Peralta. Lo había entrevistado para su canal en YouTube no hacia mucho, y su relación con él era lo que ella consideraba cercana, por lo que se atrevía a llamarlo su amigo. Llegaron juntos hasta el lobby y de ahí caminaron hasta el casino hablando de lo agradable que era verse por fin en aquel lugar, y conocer a tantas personas nuevas, fuera de su círculo social común. Ella se fijó en el extravagante vestuario de él y preguntó la razón de su apariencia, como si hubiera estado recientemente en una fiesta, a lo que él respondió que su entrevista había sido tan solo veinte minutos antes de cruzarse con ella. Al entrar a aquel lugar, Karime quedó atenta a la decoración, por lo que se distrajo y, sin poder evitarlo se chocó con un cuerpo de gran estatura, una mujer con porte y que, a pesar de su sencilla vestimenta, deslumbraba con su gran belleza, dejándola embelesada con su presencia.

—Perdón. — se disculpó rápidamente.

—No hay cuidado. — respondió la más alta, con una ligera y nerviosa sonrisa. Sus ojos se conectaron por lo que a ambas les pareció una eternidad, y cuando Gala lo notó, sintió su ansiedad recorriendo su cuerpo, su nerviosismo la hizo temblar levemente y se obligó a pensar que era debido al frío. La incomodidad que surgió en ella al notar que Karime la miraba tan fijamente la hizo apartar la vista de ella, le sonrió a Ricardo y procedió a despedirse. —Uhm... Un placer, ya debo volver a mi habitación. — les dijo para inmediatamente huir, a punto de perderse al final del pasillo. La mayor sin despegar la vista de su espalda, escuchó de manera vaga un comentario de Ricardo, algo como “¿Quién se va a dormir a esta hora?", pero su atención seguía en ella. Gala tuvo una sensación extraña justo antes de girar hacia el ascensor, aunque lo ignoró, quien iba a a pensar después de todo que si hubiera volteado se hubiera encontrado con el mismo par de ojos que la admiraban hacia ya un par de minutos.

~Razzo~

High Tide (Garime) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora