Capítulo 1: El Comienzo.

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Habían pasado días desde que todos los noticieros habían hecho al público mexicano participe del pleito con su madre, sumado a eso, la revelación de su participación como habitante en "la casa más famosa de México", Gala Fernández Montes de Oca, mejor conocida por el público y en el medio como Gala Montes, tenía tantas cosas metidas en la cabeza que el cerebro no le daba en ese momento para hacer otra cosa que no fuera mirar las gotas de lluvia que corrían por la ventanilla del auto en el que su hermana y su sobrina la llevaban hasta el hotel qué la producción del programa les había indicado, pasaría una semana entera recluida en el lugar, con los que serían sus compañeros durante todas y cada una de las semanas que lograra mantenerse en el juego. Tenía una vasta experiencia en la televisión, era una gran actriz, con personalidad fuerte y rebelde, gran talento, una cabellera larga que resaltaba con el tinte color rojo que había aplicado recientemente en su salón, labios de buen grosor, una altura bastante considerable en comparación a las demás mujeres y un par de preciosos ojos marrones que levantaban más de un par de suspiros. Era muy guapa y era consciente de ello, aunque no lo suficiente.
Seguían sus ojos clavados en el cristal, siguiendo el curso de una de las gotas, hasta que su nombre resonó en sus oídos bajo la voz de su hermana, Krista.

—¿Gala? —repitió la chica.

Lo siento, no te oí. — respondió, girando la cabeza hacia el lado contrario a la ventanilla y prestando atención a la conversación dentro del vehículo.

—Te pregunté: ¿En que tanto piensas? — le dijo sin quitar la vista de la calle, pues era ella quien conducía.

Mamá. — dijo después de un rato en silencio, mientras meditaba si decir o no la verdad con respecto a ello. El rostro de Krista se volvió una mueca, honestamente no esperaba esa respuesta, y tampoco le agradaba mucho hablar al respecto con su hija presente. Lo pensó un momento, para luego responder:

No te mortifiques por ello ahora, cuando salgas de todo este lío — levanto un segundo las manos del volante, para enfatizar su frase. —veremos como avanza y si podemos resolver algo, lo haremos. — detuvo el auto ante la luz roja de un semaforo, giro su cabeza hacia ella y le sonrió levemente, mientras bajaba su mano derecha a la pierna izquierda de la chica, dando un ligero apretón cerca de su rodilla, en un gesto de apoyo.

Okay. — estuvo de acuerdo, luego de un enorme suspiro. Su sobrina se deshizo de su cinturón de seguridad un segundo y se levantó para abrazarla por detrás del asiento, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y asomando su rostro para darle un casto beso en la mejilla.

—Te amo. — dijo la pequeña. Gala subió sus manos hasta uno de los brazos de la niña, y, apretando muy suavemente, le correspondió:

—Te amo más. — luego de brindarle una sonrisa a su tía, amplia y deslumbrante, Alabama retiró sus delgados brazos de su cuello y, antes de que la luz del semáforo cambiarse de color, se apresuró a colocarse el cinturón nuevamente.

No tardaron más de veinte minutos en llegar al hotel, que contaba con un estacionamiento amplio y de buen nivel, por el cual podrían entrar sin levantar mucha atención de algún fan qué pudiera vagar en la cercanía. Cuando el automóvil estuvo completamente quieto en el lugar, tanto las mayores como la menor retiraron sus cinturones de seguridad y se bajaron del vehículo, llendo a la parte trasera a abrir el maletero. La gente del servicio en el hotel las recibió y ayudó con el equipaje de la más alta, comenzando a entrar con ello al establecimiento, encontrándose en el lobby, a Gala le pareció un bello lugar y una decoración bastante acorde a un hotel ubicado en el centro de la CDMX. Caminó hacia aquellas mujeres que atendían teléfonos y tecleaban en los computadores frente a ellas, asignando reservas, obviamente posteriores a la estadía de ella y sus futuros compañeros de encierro, y entregando llaves a los representantes de dichas personas. Su hermana le seguía el paso y el hombre que ahora hacía función de representarla a ella no había aparecido por ningún lado, incluso antes de subir al auto aquel día, muy poco profesional de su parte. Su madre, Crista, regresó entonces a su mente respecto a ese tema, pues durante casi dieciocho años en los que ella había trabajado en la televisión, aquella mujer que la había criado había sido también su representante, aquella que buscaba y conseguía sus proyectos, y la que había metido en el mundo artístico a una pequeña Gala cuando recién tenía seis años.
No pasó mucho para que le entregasen la llave de la que sería su habitación en esa semana pre aislamiento, por lo que, con pesar en el corazón, se despidió de su hermana y de su pequeña y rubia sobrina.

High Tide (Garime) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora