Capitulo 8

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Capítulo 8

En medio de una pesadilla imprevista, el terror se grabó en el lienzo de mi mente mientras la niebla envolvente se tragaba la figura fugitiva de Jeff. La inquietante imitación de mi propia voz resonó a través de la niebla, un eco espeluznante que me transportó de nuevo a los escalofriantes cuentos que mi madre tejió durante mi infancia. La niebla era demasiado espesa para ver algo. Había perdido de vista a Dipper y Mabel una vez más, y las cosas se estaban saliendo rápidamente de control.

—¡Dipper! ¡Mabel! —Mi voz atravesó la espesa neblina, una súplica urgente teñida de preocupación y temor. Salvaguardar a los niños en este bosque enigmático, protegerlos de las amenazas acechantes, se había convertido en mi única e inquebrantable misión.

Un gruñido gutural atravesó el aire y me provocó escalofríos en la columna vertebral. Apreté la linterna con más fuerza y ​​traté inútilmente de controlar la situación en medio de ese abismo desconcertante.

—¡Dipper, Mabel! —grité de nuevo, con los temblores de ansiedad y miedo resonando en mis palabras. El peso de la responsabilidad se cernía sobre mí, una carga inquebrantable.

Y entonces, una respuesta desconcertante, un eco distorsionado que me provocó un escalofrío en lo más profundo. "DiPper... MabEl..."

Mi corazón se aceleró mientras me giraba, con la luz de la linterna atravesando la niebla en busca de la fuente de esa voz inquietante. Me di cuenta de que el Eco estaba presente, utilizando hábilmente mi propia voz para atrapar a los niños en su intrincada red de engaños.

La criatura sobre la que Jeff nos había advertido era más que un simple mito...

—¡Es el Eco! —murmuré, intentando desmantelar la ilusión que me mantenía cautiva.

—¿Ray? ¿De verdad eres tú? —La voz de Dipper emergió vacilante de la niebla, su silueta emergió de la neblina etérea. Mabel se materializó junto a él, la curiosidad y la incertidumbre luchaban en sus rasgos.

—¡No! ¡Atrás! ¡No soy yo! —La desesperación me atravesó el pecho, un duro recordatorio de mi impotencia ante el peligro inminente. Sin embargo, la farsa del Eco era insidiosa y sembraba semillas de duda y confusión. Entonces, me di cuenta de algo inquietante: los niños tal vez no habían escuchado la explicación de Jeff sobre la criatura. Probablemente no tenían idea de lo que realmente estaba sucediendo.

—Ray, ¿qué pasa? —La voz de Mabel vaciló y frunció el ceño mientras intercambiaba una mirada desconcertada con Dipper.

—Nada, niños. Venid. Venid aquí —respondió una siniestra repetición de mi propia voz. Era el Eco, que dominaba la mímica con una precisión desconcertante.

La niebla parecía retorcerse, una danza nebulosa que tejía un tapiz peligroso. Sus pasos vacilaron, acercándolos cada vez más al laberinto del engaño del Eco.

Me esforcé por correr hacia ellos, pero mis extremidades no cedían, estaban atrapadas en el lugar por el miedo. Esta desviación de mi plan de supervivencia meticulosamente elaborado me puso nervioso y desencadenó un pánico paralizante. Mis instintos me instaron a huir, pero lo único que pude hacer fue dar una advertencia.

"¡No! ¡Dipper, Mabel! ¡Es una trampa! ¡Corran!"

-ZZZMmmm...

Entonces, sucedió lo inconcebible. Se desdibujaron, la niebla los envolvió en un abrazo etéreo. El horror se apoderó de mí cuando fueron atraídos inexorablemente hacia el Eco, atrapados por su apariencia hueca.

—¡No! —Mi voz se quebró, un grito desesperado que intentaba detener su siniestro avance. Pero mis esfuerzos fueron en vano; estaban atrapados en la trampa del Eco, su confianza se invirtió en su detrimento.

Me-mento-mori (Gravity Falls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora