Me-mento-mori (Gravity Falls)

Capitulo 56

Capítulo 56

"¿Wendy?"

Un rostro pálido apareció detrás de la puerta del vestuario, sus rasgos huesudos estaban demacrados y sus grandes ojos negros estaban hundidos con una extraña intensidad. Era inconfundible: Mary Robinson, antaño la mejor amiga de todos.

—¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué te trae por aquí? —La voz de Mary sonaba desconcertantemente despreocupada, como si estuviera saludando a una vieja amiga en el entorno más común.

Wendy se acercó un paso más, con el rostro tenso. Tragó saliva con fuerza antes de hablar.

"...Estoy aquí para detenerte."

"¿Detenerme? ¿De qué?"

La sonrisa de Mary se ensanchó, casi como la de un niño. Se aferró a la puerta, las bisagras crujieron bajo su peso.

"...De matar gente."

—¿Y eso por qué importa? —La voz de Mary era suave, como si la pregunta fuera una simple curiosidad.

El corazón de Wendy se aceleró mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. "…La gente… necesita vivir sus vidas, Mary. No podemos… acabar con ellos así como así".

Mary se rió suavemente, una risa extraña e inquietante que no encajaba en medio de un derramamiento de sangre. "Oh, qué gracioso".

Su risa quedó suspendida en el aire, ligera y surrealista. Parecía una burla del horror que los rodeaba.

¿Viniste hasta aquí sólo para decirme eso?

Los labios de Wendy temblaron mientras luchaba por mantener la compostura. "…No podemos hacer lo que queramos, Mary".

—¿Y por qué no? —La sonrisa de Mary se desvaneció y sus ojos se entrecerraron.

"Porque… la gente que hace lo que quiere… se la llevan a lugares malos".

Mary frunció el ceño, su confusión era genuina. "¿Qué? No entiendo".

"Estoy tratando de evitar que..."

—No nos hemos visto en casi seis años, ¿y de esto es de lo que quieres hablar? —interrumpió Mary, con un tono de frustración en la voz—. ¿No quieres saber cómo he estado? ¿No vas a saludarme?

El corazón de Wendy latía con fuerza, pero levantó la mano y la saludó torpemente. "Hola. Ha pasado un tiempo".

—Lo es, lo es —respondió Mary, imperturbable, sin apartar la mirada del rostro de Wendy.

Wendy tragó saliva con fuerza, intentando mantener la concentración. "…Como dije, estoy aquí para evitar que mates a alguien más".

—No tienes por qué hacerlo. Está bien —dijo Mary con un gesto de desdén—. Ve a encontrarte con tu novio afuera. Ray, ¿no? Suena mejor, ¿no?

"Ray no es mi..."

"Como sea. No necesitas detenerme".

"Lo haré."

La sonrisa de Mary se desvaneció y sus ojos temblaron mientras miraba fijamente a Wendy. "¿Estás bromeando?"

Wendy sintió que se le formaba un nudo en el estómago.

—Todos me dijeron que era una asesina —espetó Mary, con la voz baja y llena de ira—. Dijeron que soy una psicópata. Así que maté a todos. A todo. ¿Cuál es el problema ahora?

El aire se volvió más espeso por la tensión mientras la ira de Mary se encendía. Ya no era la chica ingenua de su pasado: era una mujer llena de furia, consumida por el dolor que otros le habían infligido. Wendy apretó los puños a los costados, temblando.