Capítulo: 2

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                               Sol.

Se han ido un par de semanas luego de que el troglodita de Thiago que trató de correrme del bar, y aunque lo intentó no pudo porque tengo un contrato firmado.

Así que si se atrevía despedirme le podría demandar y claro que lo haré, ya que una buena tajada de plata me iba a ganar por despido injustificado.

Pero como no pasó, yo sigo viniendo a trabajar todas las noches, menos el lunes que era mi día libre.

Esas las usaba para dormir y hacer el aseo de mi pequeño pero acogedor departamento.

Extraño hablar con Mar, pero ella estaba en su Luna de Miel con su guapísimo Motero presidente del club Vikingos MC.

Uff que envidia, ya quisiera estar en su lugar solo que con un frustrante Italiano de Mierda.

Sí, aunque lo intento no puedo dejar de sentirme atraída por el Vicepresidente del club Motero.

¿Y como no estarlo? Sí el maldito está que se cae de bueno.

Es un caramelo de pies a cabeza.

Aburrida me ruedo en la cama ya que ni en la tele ni el teléfono había algo interesante.

Solo que el último suena con un mensaje y al ver de quien era lo abrí emocionada.

Hola Sol, te espero en la casa club para hablar un rato.

Aurora.

Con energía renovada me levanté de la cama para vestirme con un jeans azul deslavado, unas vans negras y me amarré mi larga melena rojiza en una coleta alta y maltrecha.

Me miro en el espejo y me muerdo el labio inferior, observando mi reflejo.

Mis curvas eran más destacables por mi sobrepeso y en especial mis tetas eran grandes.

De eso no me quejo, lo que sí desearía es no tener tanta panza.

Acepto que he echo dietas, y ejercicio pero solo consigo tonificar mis piernas y culo no más.

Sé que debo resignarme porque mi gordura es hereditario ya que mi madre Vanesa Montés también era una mujer curvy solo que tenía esperanza.

La extraño, quizás uno de estos días la vaya a ver a su casa en Manhattan, si a la señora le gusta las grandes ciudades y codearse con gente rica.

Por eso dejó a papá que era un simple obrero y se caso con un riquillo.

Mi padre Octavio Alvarado sufrió mucho por ella hasta que conoció a una buena mujer y es feliz.

Con respecto a mamá.

Me costó años perdonarla y retomar nuestro vínculo madre e hija.

Obviamente Richard jamás la perdonó y se hundió aún más en esa mala vida

En fin que más da.

No se puede cambiar el pasado.

Decido no maquillarme porque no me da chance.

Tomo mi bolso dónde meto llaves, teléfono y algo de dinero para salir luego de asegurar la puerta.

Justamente un Uber pasa y me subo dándole la dirección del club.

Casi media hora después llego al sitio y le pago al conductor que se va pitando de aquí.

Sí, él sabe quién son los Vikingos y todos le tienen miedo y respeto.

Ellos se lo han ganado con creces.

Soltando un suspiro me encamino a la entrada del club donde algunos hermanos hacen guardia.

Perdido Entre Sus Curvas (Saga Vikingos MC # 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora