Capítulo 2| Izar

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Chiara Oliver

Aquí estoy. En el mundo ideal de Morfeo, donde los sueños se cumplen por arte de magia, donde la oportunidad de tu vida toca mágicamente en tu puerta, donde una orquesta te persigue allá donde vas, armonizando tus pasos con una banda sonora pegadiza. Aquí estoy. En mi apartamento de la capital catalana, envuelta en mis sábanas que huelen a suavizante barato y por alguna prenda de ropa que ayer no guardé debido a mi desgana. Incluso entre los brazos del Dios Griego, puedo oír mis pequeños ronquidos y notar como la baba se escapa levemente por mis labios.

Pero alguien me agarra con fuerza. Me está arrastrando del maravilloso mundo de los sueños y me está obligando a reconectar con la realidad demasiado pronto para mi gusto. ¿Cómo? Dando golpes en la puerta como si se estuviera quemando la casa, y si así fuera, déjame quemarme mientras duermo a gusto.

- ¡Rus! Abre la puerta, que estoy desnuda- Logro exclamar aún adormilada para que la pelirroja que duerme al otro lado del pasillo vaya a ver quien es

- ¡Pues vístete, guiri! Yo no pienso moverme- Me contesta con el mismo tono de dormida que yo. Gruño de frustración antes de levantarme a por algo de ropa.

- ¡Ya voy!- Exclamo con malhumor, dando saltos por el pasillo intentando ponerme el pantalón. Abro la puerta con la peor cara posible y me encuentro a Martin con un rostro muy diferente. Amplia sonrisa, ojos muy abiertos, y manos entrelazadas

- Más te vale tener una buena excusa para despertarme a estas horas un sábado- Le aseguro con los ojos medio cerrados

- Tengo la mejor excusa del mundo- Entra en mi apartamento dando saltitos y palmas

- Despierta a la ucraniana. Tengo grandes noticias, amiga mía- Relataba con la teatralidad que le caracteriza

- ¿Arizona Robbins vuelve a Grey's Anatomy?

- ¿Qué? No lo sé- Dice frunciendo el ceño

- Pues entonces esas grandes noticias pueden esperar- Doy media vuelta para irme de nuevo a la cama que me espera con los brazos, o sábanas, abiertos

- Ven aquí- Tomó mi brazo antes de que pudiera seguir mi camino

- Ay, Martin. Es muy temprano- Me quejo poniendo un puchero digno de una cría de 6 años

- Deja de quejarte y llama a Rus. Ya me lo agradecerás- Él seguía extasiado de la emoción mientras mi rostro seguía adormilado y mi voz ronca. Suelto un suspiro al aire y voy hasta el cuarto de mi mejor amiga. Doy dos toques en la puerta antes de asomar la cabeza por ella. Rus claramente está durmiendo, desparramada por el colchón como si se hubiera peleado con un oso en sueños. Me pongo de cuclillas a su lado, sacudiendo levemente su brazo

- Rus, despierta. Martin quiere contarnos algo

- Dile de mi parte qué puedo esperar a que me cuente su drama amoroso del día- Musita con la boca contra la almohada, lo cual me dificulta entenderla del todo

- Creo que no se trata de nada de eso. Anda, levanta- Ella suelta un gruñido parecido al que yo exclamé anteriormente y se sienta sobre el borde de su cama, poniéndose sus zapatillas acolchadas de unicornios rosas, las cuales van a juego con su pijama negro con una calavera gigante

- Como sea alguna tontería, pienso afeitarle el bigote mientras duerme- Dijo más para ella misma que para que yo la escuchara. Ambas salimos del cuarto con cara expectante por conocer esa gran noticia que no puede esperar a que desayune. El vasco sigue en la misma posición en la que lo dejé, de pie en el salón, con la pierna moviéndose sin parar. Nos quedamos frente a él, cruzando los brazos a la vez

- Tú dirás- Rus da su pistoletazo de salida

- ¿Os acordáis de mi proyecto, verdad?

- ¿Te refieres a La La Land? ¿El guión que nos obligaste a leer 50 veces para asegurarte de que era perfecto?- Pregunto con ironía

Está Escrito en las Estrellas | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora