Capítulo 20| Zania

4K 342 96
                                    

Violeta Hódar

La adolescencia.

Esa etapa vital que, a los ojos de la sociedad absolutista, marca el resto de tu vida. En las películas, en los libros, en los rumores y en las anécdotas los protagonistas acostumbran a ser unos pubertos inexpertos que toman decisiones por lo que diga una moneda, a cara o cruz.

Estos capítulos esenciales, que algunos delimitan hasta los 19, se caracterizan por muchos aspectos, ya sean visibles y notorios o abstractos y sutiles. Tu mente sufre las consecuencias de tus cambios físicos, por lo que aparecen sensaciones que nunca antes habías experimentado. El despertar del apetito sexual, el miedo paralizante por lo que te depara el futuro, la sensación constante de no sentirte incomprendido, los impulsos poderosos que te llevan a herir a quien más quieres con palabras afiladas como dagas...

De lo que no hay duda es que la adolescencia representa los cambios, cambios por doquier y que aparecen cuando menos te lo esperas.

Al parecer, una vez que soplas las velas de los 20, ya no tienes derecho a seguir cambiando, a seguir soñando, a seguir amando, ni siquiera a seguir perdiendo. Ya no puedes ruborizarte ante un halago, ya no puedes emocionarte por rozar la mano de la persona que ocupa tus "ojalá", las mariposas de tu interior ya no pueden revolotear a gusto, deben estar hibernando en una paz ilusoria e impuesta. Y, por lo que está a punto de decirme mi mejor amiga, tampoco puedes sonreír cuando te llega un mensaje.

- ¿Vas a seguir chateando con Kiki o puedo contarte mis planes?- Eleva la cabeza por encima de mi móvil para captar mi atención. Estamos en una ostentosa cafetería, desayunando un delicioso pero corto café, con un cruasán pequeño y sabroso, en la que nos cobrarán un precio desorbitado por una comida casi instantánea. Pero al menos la decoración es bonita y fotografiable

- Solo ha sido un segundo. Te estoy escuchando- Digo riendo levemente mientras guardo el teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón

- ¿Sabes qué? Me interesa más tu relación con Kiki que el evento al que me han invitado. Por lo que veo estáis en esa fase de la relación- Pone el énfasis en "esa"

- No hay ninguna fase porque no tenemos la relación de la que hablas pero me interesa saber a qué te refieres- Cuestiono llevándome la taza humeante a los labios

- Estás en la flor del enamoramiento, la que te lleva a comportarte como una adolescente

- ¿Acaso quiero huir de casa porque nadie me comprende?- Pregunto riendo, dramatizando mi tono de voz y llevándome una mano al pecho, tomándome en serio mi breve papel de "adolescente incomprendida"

- No me refiero a eso, idiota- Lanza una carcajada al hablar- Solo digo que has sonreído cuando has visto que Kiki te ha escrito así que o es una gran humorista, o te ha emocionado recibir noticias suyas

- Yo no he sonreído- Respondo con burla, negando con la cabeza

- Entonces es más profundo de lo que pensaba porque ni siquiera te has dado cuenta

- ¿El café tiene alucinantes?

- Déjate de evasivas y admite que te ha alegrado recibir ese mensaje

- ¡Solo me ha dado los buenos días!- Trato de justificarme

- Sigo sin escuchar una respuesta negativa- Eleva los hombros con gracia

- Vale, sí. Me ha alegrado ver su mensaje pero porque es la única manera con la que sé que está viva- Río despreocupada

- No entiendo

- Ya hace una semana que no la veo. Está muy agobiada con todo el tema del baile y yo he estado trabajando en las partes técnicas de la película. Solo hablamos por mensaje porque no tenemos tiempo de vernos

Está Escrito en las Estrellas | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora