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Lo que hicimos anoche fue agotador, especialmente para mí y para ellos, que habían bebido en exceso. Nos quedamos dormidos, y nadie despertó durante la madrugada.

Solo despertamos cuando escuchamos la puerta abrirse de golpe. Era Ovidio, y parecía muy molesto. Sentí un escalofrío de miedo, mientras sus hermanos, sin embargo, se limitaban a reír.

Indignado, me ordenó que me vistiera y saliera de la habitación. En cuanto obedecí, pude escuchar los gritos y la discusión que estallaba detrás de la puerta cerrada.

Me quedé allí unos minutos, temiendo lo que pudiera ocurrir. Finalmente, Ovidio salió de la habitación, visiblemente furioso. Pasó junto a mí sin mirarme y, sin querer, me empujó.

Miré hacia la habitación y vi a Iván y Alfredo intercambiando sonrisas triunfantes. Salieron de la habitación, e Iván se acercó y me besó en la frente. Alfredo hizo lo mismo.

-Nos vamos por unos días -dijo Iván, con un tono algo más amable.

-¿Y qué hago yo? -pregunté, intentando evitar pasar todo el tiempo encerrada en la habitación como en los días anteriores.

-Puedes hacer lo que quieras -respondió-. Está la piscina, la sala de juegos... Todo aquí es tuyo, reina.

Se despidió sin decir más.

Cuando finalmente salí al jardín, vi a Ovidio tomando un jugo, relajándose junto a la piscina. Decidí no perturbar su tranquilidad; no creo que quisiera verme después de lo ocurrido.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2024 ⏰

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