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"Tu cliente te está esperando."

-¡Ya lo sé! -respondí con un tono de enojo, luchando por contener las lágrimas.

-Bueno, date prisa, maldita estúpida. Si no quieres, te llevaré a la fuerza.

-¿Ya? Dijiste que me darías tiempo, aunque solo fueran unos minutos -intenté convencerme de mi destino.

-Eres una tonta, realmente no eres nada aquí, eres una perra. No estamos para cumplir tus caprichos -respondió ese maldito enfermo mientras sacudía el tocador, haciendo caer todas las cosas al suelo.

-Por favor, solo unos minutos -mi negación lo enfureció aún más, e intentó acercarse, pero Adela llegó nuevamente para salvarme.

-Amor, deja a la niña en paz -dijo con un tono dulce, aunque sé que lo odia tanto como yo.

La ropa que llevaba puesta me hacía sentir sucia. Tacones altos, un vestido demasiado corto, ropa interior y medias de encaje que parecían gritar todo lo que no quería ser.

Salí del cuarto, sintiéndome cada vez más pequeña.

-Las van a llevar ellos -dijo Leo, señalando a un grupo de hombres armados que aguardaban en la entrada-. Pero las niñas son para los jefes.

Subimos a una camioneta negra, todas en silencio. Algunas mirábamos hacia abajo, para no tener problemas ; otras, con los ojos vendados, parecían resignadas a su destino.

El trayecto fue largo y silencioso. Finalmente, la camioneta se detuvo. Los hombres abrieron las puertas, revelando una lujosa mansión frente a nosotras.

EL MALO ♱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora