6.

100 9 5
                                    


El silencio se instaló en el auto mientras se dirigían de vuelta al hotel. Exequiel miraba por la ventana, disfrutando de los colores del atardecer que bañaban el paisaje.

Luca, por su parte, se concentraba en la ruta, aunque sus pensamientos estaban lejos, en lo que significaría para ambos la decisión que había tomado.

Cuando llegaron al hotel, subieron a la habitación para darse una ducha rápida y cambiarse antes de salir a cenar.

Cuando Exequiel salió de la ducha, observó que su bolsita con los maquillajes no estaba allí, lo que lo confundió, el lo había dejado ahí esa misma mañana.

- Amor, ¿vos sacaste una bolsita de acá?- dijo, y al salir del baño vio a su novio con esta entre sus manos.

- ¿Esto decis vos?

- Efectivamente, dame

- No, no lo vas a usar

- Eh, ¿y por qué?- consultó, desconcertado.

Luca sostenía la bolsita con una sonrisita confiada, una que siempre lograba desarmar a Exequiel, aunque en ese momento, más que desarmado, se sentía intrigado y un poco frustrado.

- No lo vas a usar- repitió Luca, sin perder el tono suave.

- ¿Y pero por qué no?- insistió Exequiel, cruzándose de brazos, con una mezcla de desconcierto y ligera molestia. Era un gesto tan suyo, tan natural, que Luca no pudo evitar sonreír aún más.

- Porque hoy no hace falta, amor mio- respondió Luca, acercándose con la bolsita en una mano y su otra mano libre buscando el rostro y brazos de Exequiel.

Sus dedos acariciaron suavemente el brazo marcado por una de esas cicatrices que tanto esfuerzo ponía en disimular. Luego, paso sus caricias y las tiernas mejillas que tenía.

Exequiel lo miraba, aún sin entender, aunque esa mirada cariñosa de Luca comenzaba a calmarlo.

- Hoy... quiero que salgas así, tal cual sos- Luca deslizó su mano por la cicatriz, sin dejar de mirarlo a los ojos.- Sin tapar nada, sin esconder lo que te hace único, lo que te hace... vos

- Pero...- Exequiel tragó saliva, intentando encontrar una respuesta.- No me siento cómodo, vos sabés...

- Lo sé- interrumpió Luca, dejando la bolsita a un lado para tomar ambas manos de Exequiel entre las suyas.- Pero no tenés que esconder nada conmigo, no con alguien que te ama como sos, que ve en esas marcas las historias que contás con orgullo, las que te hicieron más fuerte, ¿entendes?

Exequiel bajó la mirada, sus labios entreabiertos buscando palabras que no llegaban.

Las manos de Luca apretaban las suyas con una calidez que le daba seguridad, pero aún así la inseguridad persistía.

- Sé que es difícil- continuó Luca, con su voz tan suave que parecía un susurro.- Pero quiero que te veas como yo te veo. No son cicatrices, son señales de todo lo que llegaste a superar, y para mí, eso es hermoso

Exequiel alzó la vista, sus ojos encontrándose con los de Luca, llenos de amor y paciencia.

No había presión, solo un deseo sincero de que él pudiera aceptar esas palabras, de que las hiciera suyas.

- ¿Me harías ese favor?- preguntó Luca, acercándose un poco más, su frente casi tocando la de Exequiel.- Solo por hoy, quiero salir a cenar con vos, sin que te escondas detrás de nada, porque no hay nada que esconder

Exequiel soltó un suspiro largo, sus hombros relajándose un poco. Las palabras de Luca siempre tenían ese poder, esa capacidad de romper las barreras que él mismo levantaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora