Encuentros inesperados

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Valentina llegó temprano a la Facultad de Filosofía y Letras, sus pasos resonaban en los pasillos aún tranquilos. Estaba nerviosa, era su primer día como estudiante universitaria, y la emoción se mezclaba con la ansiedad. Había escogido un asiento cerca de la ventana, esperando encontrar algo de calma observando parte del campus desde ahí.

Poco después, Mariel entró al salón. Su expresión reflejaba la misma mezcla de emociones. Sus ojos recorrieron el aula en busca de un lugar, y al ver a Valentina sentada sola, decidió acercarse.

—Hola, ¿Hay alguien sentado aquí? —preguntó con una sonrisa nerviosa.

—No, siéntate —respondió Valentina, agradecida por la compañía.

Ambas intercambiaron unas miradas, y enseguida comenzaron a hablar de sus expectativas para la carrera. Comentaron lo nerviosas que estaban por las clases, por conocer a los profesores y por no saber exactamente qué esperar del primer día. Entre risas y confesiones, descubrieron que compartían muchas inseguridades, pero también el entusiasmo por esta nueva etapa.

Durante el primer receso, mientras caminaban juntas por los pasillos, notaron a una chica que parecía tan nerviosa como ellas. Nani, con su estilo relajado pero con una mirada curiosa, se acercó cuando escuchó un fragmento de su conversación.

—¿También están en el 202, verdad? —les preguntó, uniéndose a ellas con una sonrisa.

—Sí, estamos bien perdidas, la verdad—respondió Mariel con una risa, a lo que Sofía asintió.

—Yo igual —dijo Nani, aliviada al ver que no era la única sintiéndose así—. Pues nos perdemos juntas chicas deee —dijo esto después de soltar su característica risa.

Las tres rieron, y decidieron pasar el resto del día juntas, ayudándose mutuamente a conocer la facultad, encontrando sus salones y compartiendo sus primeras impresiones sobre los profesores y las clases.

Al día siguiente, durante una discusión en clase sobre las expectativas para el curso, la voz clara y segura de Jossi captó la atención de todas. Sus opiniones eran firmes, y aunque era un poco más reservada, se notaba que tenía mucho que ofrecer. Al salir, Jossi se acercó a ella.

—Me gustó mucho lo que dijiste en clase, ¿quieres venir con nosotras a la cafetería? —le preguntó, señalando a Valentina y Mariel, que ya la esperaban.

Jossi, aunque algo sorprendida, aceptó la invitación. Pronto, la conversación entre las cuatro fluyó naturalmente, y descubrieron que compartían muchas expectativas y sueños similares para su tiempo en la universidad. Con el pasar de los días, la amistad entre ellas se consolidó, formando un grupo inseparable.

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Felices las cuatro (Versión Filo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora