Entre lecciones y sentimientos

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A medida que los días pasaban, Jossi y la profesora Elizabeth se volvieron casi inseparables después de clase. Sus charlas iban más allá de lo académico, y en más de una ocasión, Elizabeth le habló a Jossi de su vida personal. Jossi se encontraba a menudo pensando en Elizabeth, no solo como una mentora, sino como alguien con quien compartía una conexión única. Durante la conferencia, Elizabeth le presentó a colegas suyos, y Jossi se sintió aún más impresionada por el mundo académico que ella tan hábilmente manejaba. Después de la conferencia, mientras compartían un café, Elizabeth le hizo una confesión.

-Jossi, me has sorprendido con tu madurez y pasión. He trabajado con muchos estudiantes, pero hay algo en ti que me inspira. No lo digo solo como tu profesora, sino como alguien que admira tu dedicación.

El corazón de Jossi latía con fuerza, y aunque quería decirle lo que sentía, aún no se atrevía a cruzar esa línea. Su relación seguía caminando en un delicado equilibrio entre lo profesional y lo personal, pero Jossi sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar lo que estaba comenzando a sentir.

Por su parte, Mariel seguía avanzando en sus estudios bajo la tutoría del carismático profesor Arturo. Sin embargo, un pequeño malentendido tensó la relación entre ambos. Durante una sesión de estudio, Arturo hizo un comentario que Mariel interpretó como una crítica hacia su trabajo. Aunque en su momento no dijo nada, las palabras de Arturo la dejaron molesta.

-Sé que eres brillante, Mariel, pero a veces parece que no te esfuerzas lo suficiente. Quiero que des más de ti, porque sé que puedes -le había dicho Arturo.

Mariel, que siempre había valorado sus comentarios positivos, sintió que esa crítica fue demasiado dura. Durante los siguientes días, decidió distanciarse de Arturo, asistiendo al grupo de estudio pero evitando interactuar con él más allá de lo estrictamente necesario. Arturo, que notó el cambio en su comportamiento, la abordó después de una de las reuniones.

-Mariel, ¿he hecho algo que te haya molestado? No hemos hablado como antes, y lo siento si fui demasiado duro contigo -le dijo con un tono sincero.

Mariel, aunque sabía que sus sentimientos hacia Arturo habían jugado un papel en su reacción, decidió enfocarse en la parte profesional.

-No, profesor, solo he estado muy ocupada. Pero agradezco que se preocupe -respondió, con una sonrisa que trataba de ocultar su confusión interna.

El pequeño drama entre ellos creó una barrera, pero Mariel sabía que eventualmente tendría que aclarar lo que sentía, tanto sobre su relación académica como sobre el creciente interés personal que Arturo despertaba en ella.

Nani, por su parte, cada vez se sentía más intrigada por el profesor Serna. Su manera de ver el mundo, siempre cuestionando todo, le recordaba a Nani que no importaba cuántos años tuviera una persona, siempre había espacio para aprender y evolucionar. En una tarde de otoño, mientras charlaban en los pasillos vacíos de la facultad, Nani notó algo diferente en la forma en que Serna la miraba. Había una complicidad que no podía ignorar.

-A veces me pregunto si algún día llegaré a tener la sabiduría que usted tiene -comentó Nani.

Serna, con su característica sonrisa, respondió:
-Nani, la sabiduría no es algo que se busca, sino algo que se encuentra en el camino. Tú ya tienes más de lo que crees. Solo sigue por donde vas.

Ese comentario dejó a Nani pensando durante varios días. La conexión entre ambos era evidente, pero había algo en la diferencia de edades que la hacía dudar. A pesar de eso, no podía evitar sentirse atraída por la forma en que Serna la hacía pensar y reflexionar.

Valentina, mientras tanto, se había convertido en una presencia habitual en la biblioteca. Antonio, con su actitud calmada y su manera meticulosa de hablar, cada vez se abría más con ella. A veces, cuando la biblioteca estaba vacía, compartían largas charlas sobre libros, filosofía y la vida. Un día, mientras hablaban sobre una novela que ambos estaban leyendo, Antonio la miró con más intensidad de lo usual.

Felices las cuatro (Versión Filo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora