Cazadores parte 1: El Carnero

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De nuevo chicos, lamento este anuncio tan molesto pero debo decirles que lo pondré en todas las partes para que no hayan mal entendidos, está historia es una continuación directa de un fanfic llamado “Dolor Ardiente" y es necesario que lean esa parte para poder entender está continuación, espero que a la autora de la primera parte le guste. Saludos a todos y disfruten del capítulo pues más en la tarde estaré posteando el siguiente.

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Ha pasado ya un tiempo desde que nasiens había sido vista por ultima vez, no pudo dejar de buscarla aún así sabiendo que tal vez ya estuviera muerta... Pero aún así se sentía tan real... Tan bien, incluso si no era ella. Se sentía tan bien soñar de esta manera que no quería despertarse. Solo quería seguir imaginando a nasiens de esa forma.

-Nasiens... Nasiens... Sigue así... No te detengas...- el chico nefelin no podía parar de decir el nombre de la mujer de la que se había enamorado y no pudo superar desde hace tiempo. No podía parar de verla en todas partes, incluso en sus sueños húmedos. Así que calmo esa necesidad con la única forma que supo. -¿Que esperas?, ¡más rápido!... ¡Brinca más rápido!- los gritos de órdenes y ruidos morbosos de placer llenaban la habitación, el sonido de la piel chocando entre sí como si fuera un aplauso era todo lo que podía llenar el silencio en ese cuarto.

El príncipe Tristán paso así las siguientes 2 horas, cogiendo con la misma puta que el había seleccionado especialmente pues era la que más se parecía a nasiens. El mismo busco por los burdeles de la ciudad y la encontró... No podía dejar de culparse por no hacer el intento, por no ser tan egoísta como para decidir luchar por el amor de nasiens, así que decidió llenar ese vacío con simple placer. Pues sea como fuere los simples sueños húmedos ya no eran suficientes para saciar su necesidad. Y que mejor forma de olvidar que la que podía ofrecer el deseo carnal

-¡Maldición!- grito una vez más liberando su esencia dentro de aquella mujer. a la que luego de eso solo tomo unas monedas de oro que estaban en su bolsa e ignoro por completo sentándose sobre su cama, Tristán se veía con la mirada al suelo algo perdida y un tanto melancólica. Volteo a ver a la chica que yacía sentada sobre la cama viendo al príncipe. -Conoces tu trabajo, vete... Sabes que no me gusta tener a nadie cerca después de todo esto.- la chica solo asintió y se limitó a salir de aquella habitación mientras Tristán se limitó a caer casi rendido sobre la cama.

Se recostó sobre la cama sin literalmente ningún problema, o eso pensaría cualquier persona que no lo conozca... El príncipe no hacía más que sentir una mierda tirado en la cama de nuevo mientras lágrimas rodaban por sus mejillas, viendo sin expresión alguna hacia el techo. Y es que la verdad el no era más que carcomido por la culpa y el arrepentimiento cada que estaba con otra mujer que simulaba era nasiens.

-Si me pudieras ver ahora... Probablemente te daría asco...- el príncipe dejó de llorar pero aún con el sentimiento a flor de piel mientras veía y hablaba hacia la nada. -Tu debes de seguir siendo pura y perfecta y yo... Yo continúe con mi vida... Pero no puedo dejar de pensar que esto ya no es mi vida... No sin tí... No tienes idea... De la falta que me haces.- la mano de Tristán se poso sobre su miembro erecto de solo pensar en nasiens y empezó a masturbarse mientras repetía su nombre en suaves susurros una y otra vez hasta alcanzar su propio clímax.

Se relajo y se permitió sentir el placer y consuelo que la lujuria podría brindarle, pues había tratado con la bebida y otras formas de olvidar o superar, pero está había sido la única que le permitía sentirse libre... Aunque después quedaba el amargo recuerdo de que solo eran fantasías las suyas. Levanto su mano y vio el semen embarrado entre sus dedos, miles de escenarios pasaban por su cabeza y ninguno tenía que ver con el sexo... Solo con nasiens.

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