Los nuevos mutantes

2.

Capitulo dos

         Dani caminaba por el patio junto a su nueva amiga Rahne después de lo que casi comente la chica nueva con su idea del tema del reloj, la doctora Reyes apenas las vio camino hacia ellas.

- ¿Dónde estabas Dani ? - preguntó la doctora.

- Solo quería que vea la capilla.

- Nadie debe desaparecer así, Rahne, te lo he dicho.

- Si lo sé. 

Cuando la doctora apenas se fue de allí.

- Te metí en problemas. -dijo Dani.

- No importa. - le resto importancia Rahne. -Me quiere soy de las buenas también a Sam.

Sam estaba colocándose una especie de cadena atacaba a su cuerpo que iba enganchada a una gran especie de un gran cemento y de la nada empezo a temblar el chico, a continuación como una bala de cañón y con la ayuda a la cadena de hierro empezó a girar en círculos a su alrededor.

- ¿Que hace ? - preguntó Dani viendo al chico. - Pensé que había explotado.

- No, su mutación puede dispararse de cero a cien como una bala de cañón. Aterrizar no es lo suyo.

- ¿Está practicando ? 

- No lo sé, a veces solo creo que viene aquí a lastimarse.

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No era tan rica pero tan fea la comida de la cafetería la cual era bastante amplia y con muchas nuevas, al ser tan solo seis jóvenes tenía lugar de sobra para hacer lo que querían, Milenka venía a paso tranquilo para sentarse junto a la rubia, pero al pasar por la mesa de Sam quien leía un libro sentado en una de las tantas mesas con su brazo derecho apoyado sobre la madera la detuvo antes que siguiera caminado.

- ¿Que le hicieron a la nueva ustedes dos? - preguntó Sam, ella se detuvo para mirarlo.

- ¿ De que hablas? - preguntó Milenka.

- Ví a Dani en el patio con algo de sangre en la cara después de que se haya ido con ustedes.

Suspiró. - La muy tonta vió que no había rejas así que se largo a correr pero se golpeó con la barrera cayendo al suelo.

- ¿ No le avisaron lo de la barrera?

- Se nos pasó.

Milenka se alejo para sentarse junto a su amiga rubia, Illyana sin levantar la cabeza mientras que seguía dibujando su jean hablo.

- ¿Qué quería?

- Saber si teníamos algo que ver con la sangre en la cara.

Se rió. - ¿Qué le dijiste?

- Que la muy tonta se largo a correr y choco contra la barrera, ¿Eso paso, o no?

- ¿Nos causará problemas? - dijo viendo a la nueva junto a Rehna.

- Algo me dice que sí.

Dani sintió la mirada de ambas chicas sobre ella y se removió incómoda al parecer Rahne noto esto y le empezó a explicar un poco de cada uno, mientras que caminaban por la cafetería con sus bandejas.

- Sam, creció en un pequeño pueblo de Kentucky era muy buen estudiante pero se fue a trabajar con su padre a las minas para apoyar a la familia. Es la única persona que puede controlar a Milenka realmente. - explico Rahne mientras que ambas dejaron sus bandejas en cocina, dónde Roberto se ocupaba de lavar los platos todos los días. 

- Gracias Perri. - dijo el chico viendo a Rahne al recibir la bandeja.

- Luego está Roberto su familia es una de las más ricas de Brasil de seguro vivió como un rey antes de llegar aquí, algo muy malo debió de pasar. - volvió hablar la chica mientras se alejaban de la cocina. 

- ¿Cuál es su poder ?

- No lo dice pero es algo muy fuerte, sus padres lo enviaron para curarlo.

- ¿Hay una cura para gente idiota? Tal vez solo está loco.

- No, el puesto está ocupado. - dijo Rahne viendo a Illyana.

- ¿Y la pelirroja?

- Milenka es de Rostov un pueblo de Rusia, parece pacífica pero es todo lo contrario cuando quiere, además que se une a las locuras de Illyana pero es buena chica, es mejor amiga de la rubia.

-¿ A qué te referías con que Sam es el único que la controla?

- Son novios.

- Pero son diferentes...

- Los polos opuestos se atraen, el es tranquilo y de los buenos mientras que ella es un torbellino de carácter. -la miro sería. - No hagas enojar a Milenka.

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La luna ya se hizo presente en el cielo junto a las estrellas de la noche, en el centro de los mutantes las cuatro chicas ya se encontraban acostadas para irse a dormir cada una en su habitación mientras que los dos chicos estaban en el lavadero. Roberto ponía en un canasto ropa mientras que Sam estaba sentado sobre la mesa.

- Esto de lavar los platos me está dejando sin ropa. - se quejo Roberto.

- ¿Cada vez que te ensucias la camisa la tiras ?

El Brasileño agarro la camisa para tirarse la a su amigo. - Toma, es toda tuya.

-Cool.

- ¿Te daba miedo ir a las minas?

-Si... Claro que sí...

La luz del lugar se apagó de golpe y se volvió a prender.

- Yo no entraría a una mina ni por un millón de dólares.

- De todos modos no tengo un millón para pagarte.

- Saliendo de aquí te apoyo con dinero les diré a mis padres, descansa.

Cuando Roberto salió de lavandería el lavarropas empezó hacer ruido ganándose la atención de Sam, el chico se acercó a ver qué pasaba con cuidado sintió como si estuviera en las minas aquel día dónde sucedió todo, como si fuera gravedad o una fuera mayor salió disparado contra la pared que estaba detrás de él.