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Capítulo dedicado a la pendeja que ha apoyado esta historia desde el principio, aún cuando no sabe nada de fútbol, y vive regañandome por llorarle a un hombre (Marc).

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Lo que nos lleva de vuelta al inicio...

Marc esta sentado, y no tiene la menor idea de que decir. Mirando a su lado, Héctor no parece estar mejor, un fuerte sonrojo cubre sus mejillas normalmente pálidas y juega con sus manos, tratando de mirar a cualquier lugar, excepto su dirección. Marc conoce ese gesto mejor que nadie.

Se siente avergonzado, pero hay algo más allá de eso; se siente atrapado. ¿Podría ser....

El simple pensamiento es lo que le da a Marc la valentía de levantarse. Los ojos de Héctor de inmediato se dirigen a él, Pau y Lamine, en la otra punta del salón, también lo observan en silencio, Lamine con curiosidad, pero los ojos de Pau reflejan comprensión. De inmediato toma el brazo de Yamal y lo jala hacia la cocina, sabe que detrás de esa puerta, el par de chismosos van a escuchar su conversión, pero no importa, nada importa justo ahora.

Lo único que importa es el chico sentado frente a el, mirándolo con ojos brillantes, esperando, el sabe lo que Héctor espera, y Héctor también sabe que lo sabe, así que no planea perder el tiempo.

Estira su mano hacia Héctor cómo una invitación, y él no duda un segundo antes de tomarla con seguridad. Marc hace que Fort se le levante para mirarlo de frente.

- Héctor Fort- empieza, sin estar muy seguro de cómo decirlo.

- Marc Guiu- responde en un tono sugerente y Marc suspira.

- Ya lo sabes, ¿en realidad tengo que decirlo?

Héctor se ríe levemente, asintiendo con tal firmeza que los rizos de su cabeza se mueven delicadamente. Marc entonces, aclara su garganta, antes de empezar.

- Héctor Fort, he estado enamorado de ti desde que tenía 8 años, eras el chico más precioso del mundo; con los rizos más brillantes y la sonrisa más deslumbrante, aún eres ese chico; el que me roba el aliento.

Héctor solo lo mira con ojos brillantes y mejillas sonrojadas, pero no dice nada; Marc continúa.

»Desde que te vi, Dios santo, solo supe que te necesitaba en mi vida, por qué Héctor, eres el ser humano más espectacular que existe. Y yo soy solo un tonto afortunado de ser parte de tu vida. Por eso estaba dispuesto a callarme para siempre lo que sentía, por qué prefería tenerte como amigo que directamente no tenerte. Y pensé - suspira profundamente, no importa si ya lo ha dicho, los nervios no logran abandonar su cuerpo- pensé que tú jamás lograrias verme de la misma forma, y ahora, viéndonos aquí, me doy cuenta que soy un idiota ciego, y que he perdido el tiempo, teniendote como un amigo, cuando podríamos haber sido algo más. Pero no voy a perder más el tiempo.

Marc suelta las manos de Héctor y, como si se tratara de una propuesta de matrimonio, el castaño se pone de rodillas.

- Héctor Fort, ¿Me harías el honor de ser mi novio?

El pelinegro siente como pierde el aliento, las mariposas en su estómago revolotean, se siente como un sueño, uno que jamás pensó que se haría realidad. Pero ahí está, justo frente a él, antes la respuesta sería obvia, pero había más cosas en las que pensar.

- Marc, Yo...- siente las lágrimas acumuladas en sus ojos- llevo enamorado de ti, desde que eramos solo niños, sin saber que era amor, ya lo eras todo para mí. Pensé que estaríamos para siempre en Barcelona, pero viendo cómo te vas al Chelsea, perdí toda esperanza en nosotros y ahora esto. Claro que quiero estar contigo, pero honestamente ¿Como va a funcionar? Es un vuelo de casi 3 horas y nosotros siempre estamos viajando a diferentes partes y tu podrías querer a alguien que esté allí en Londres todo el tiempo contigo...

El Plan- GuiufortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora