•Capitulo 3•

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››Eres como un poema escrito por Dios,eres la más tierna y dulce canción,mi intimidad ante ti se vuelve vulnerable y mis neuronas necias no escuchan razón

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››Eres como un poema escrito por Dios,
eres la más tierna y dulce canción,
mi intimidad ante ti se vuelve vulnerable y
mis neuronas necias no escuchan razón.‹‹

Kelbin Torres.

[🌹🔥]

Un grand acteur.

Efectivamente, Alastor despertó después de un par de horas. Mientras se removía estirándose en la cama, Lucifer curioso lo miraba con atención acostado a su lado, después de tallarse los ojos Alastor lo miró, esta vez no trato de huir, sorprendiendo a Lucifer con su aparente comodidad.

— ¿Qué hora es? — preguntó tranquilo, mientras se sentaba.

— Son casi las 06.pm. — le contestó el rubio, Alastor alzo una ceja al ver como el otro le sonreía todo embobado, pero era una sonrisa genuina, él era experto en reconocer las falsas, como la que el mismo usaba habitualmente, pero esta era verdadera.

— ¿Se puede saber que te hace tan feliz? El... acto sexual... ya termino... — Lucifer no pudo evitar reír

— Me hace feliz ver que ya no me temes, que hoy no has tratado de huir — explicó con honestidad, esto le provocaba una calidez interna, un sentimiento de vinculación.

— Yo nunca le he temido, majestad — aclaro Alastor mientras alisaba su pelo con ambas manos, tratando de dejarlo tan presentable como siempre.

— Tal vez no a mí, pero sí que le temias a la intimidad, no creo que ya lo hayas superado por completo, pero has tenido un avance gigantesco.

— Permítame recalcar, no es miedo, es falta de interés, nunca lo hice antes porque no quería hacerlo y punto

— No habías encontrado a un digno contrincante, tu querías un rey ¿no es así? Lo planeaste~ — añadió burlón, sorprendentemente para ambos esto hizo reír a Alastor en lugar de molestarle, así que los dos rieron como tontos.

— Claro, me ha atrapado, era mi magistral plan para gobernar el infierno entero.

— No sabes lo aburrido y desagradable que es ese trabajo, créeme, será mejor que me dejes ese sacrificio a mi.

— ¿Ser la suprema autoridad? ¡que agobiante castigo! — exclamó exageradamente el pelirrojo.

— Si, exactamente, pero hoy no voy a ofrecerte el trono, solo agua y algo de comer ¿no tienes hambre? Eres tan delgado que no se si comes una vez al mes como las serpientes — aseguró al recordar que nunca lo había visto comer en sí, la mañana que le sirvió pancakes apenas y provó un bocado, dejando el resto en el plato.

— Lo que pasa es que mi dieta es muy específica, no me gusta comer alimentos dulces como los que usted prefiere — aclaró.

— ¿Aun cuando tu o tu amiga los prepara? ¿no los comes? — preguntó mientras se levantaba de la cama y se cambiaba con un chasquido por ropa similar al traje que usaba diariamente, pero sin el saco o el sombrero.

¿Somos Esclavos De Nuestros Propios Instintos? [AppleRadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora