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Sunghoon prepara el café con la mirada perdida

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Sunghoon prepara el café con la mirada perdida.

Nunca imaginó que terminaría en esa situación con Jay ayer que decidió ir trás el.

...

Sunghoon fue detrás de Jay, encontrándolo en la cocina quitándose su mandil con expresión desanimada.

No tuvo el valor para acercarse, se quedó de pie junto a la puerta mientras Jay le daba la espalda, espero apenas unos minutos para que el chico se diera la vuelta, teniendo un sobresalto al verlo.

—Sunghoon me asustaste, ¿qué pasa?

El nombrado se encogió en su lugar y agachó la cabeza. —Yo... Quería, yo...

De repente pedir disculpas era una tarea complicada, su boca se abría y se cerraba como un pez fuera del agua, no podía pronunciar palabra.

Jay pareció notarlo y detuvo todos sus movimientos, tratando de sonreír para darle algo de calma a Sunghoon. —¿Tú querías...?

Por fin, Sunghoon alzó la mirada para verlo a la cara nuevamente, se sentía apenado, tanto por su comentario como por la reacción que causó en Jay.
—Quiero disculparme contigo, no debí soltar un comentario tan estúpido.

El contrario se queda pasmado un momento antes de esbozar una sonrisa. —Ya estoy acostumbrado —. La sonrisa vacila cuando Sunghoon no ríe en absoluto. —Perdón, sólo era una broma, acepto tus disculpas.

Sunghoon niega con la cabeza. —No, no es una broma Jay, es la verdad, te he tratado bastante mal desde el primer día, también tengo que disculparme por ello.

A Jay le parece enternecedor, sonríe al ver la cara triste de su compañero.
—Está bien, te perdono —. Después de notar el alivio en el rostro contrario, Jay tiene una idea. —¿Qué tal un abrazo para arreglar las cosas?

Los brazos extendidos de Jay le provocan escalofríos a Sunghoon, quien da algunos pasos hacia atrás. —Uh, yo creo que mejor no. Demasiado contacto físico.

Jay hace un gesto con la mano como una expresión de "eso es absurdo" y vuelve a acortar la distancia entre ambos, aún con los brazos abiertos.
—Tonterías, nunca es demasiado.

Sunghoon suelta un suspiro resignado antes de ceder, caminando hacia Jay hasta que el pequeño cuerpo puede envolverlo entre sus brazos. Se queda inmóvil, no sabe exactamente dónde poner sus manos así que las deja a los costados.

Bueno, eso hasta que la chillona
voz irrumpe en sus pensamientos.
—Sunghoon, eso no es un abrazo, debes abrazarme tú también para que lo sea.

Bufando por el regaño, Sunghoon coloca sus manos en la espalda de Jay, dejando algunas palmadas incómodas. —Eso es, no era muy difícil, ¿o si? —. Por alguna razón, las palabras le sacan una risita y rueda los ojos.

—No mamá, ¿feliz ahora? —. Suelta con tono sarcástico.

Sabe que Jay está sonriendo cuando dice: —Sí, mucho en realidad.

...

No recuerda exactamente cuánto tiempo estuvieron así antes de que Jay por fin le soltara.

Sunghoon no era un gran amante del contacto físico. Siendo honesto, lo odiaba, apenas soportaba los abrazos y besos en su mejilla por parte de su madre, pero eso era porque, bueno, es su mamá, no puede rechazarla.

Sólo hacía una excepción con ella y a cualquier otra persona la alejaba sin una pizca de tacto, entonces, ¿porqué le había permitido a Jay acercarse? Más importante aún, ¿porqué no se había alejado al cabo de unos segundos? ¿Porqué espero a que Jay fuera el primero en apartarse?

Su cabeza estaba hecha un lío que no quería arreglar, no quería profundizar en los por qué o los cómo, mucho menos quería empezar a cuestionarse los nuevos sentimientos que tenía hacia Jay. Él era un compañero de trabajo y eso es todo.

—¿Sunghoon? ¡Park Sunghoon! —. Pegó un salto en su lugar cuando alguien gritó. Giro en dirección a la voz y se encontró con un avergonzado Jay.

—Lo siento, te llamé varías veces pero no me prestabas atención —. Se disculpó, agachando la cabeza.

Sunghoon negó un par de veces, dejando el café que estaba preparando en la barra. —No, descuida, fue mi culpa, ¿necesitabas algo?

Ignoró descaradamente el extraño sentimiento que se removió en su estómago después de ver al chico sonreír, mostrando su perfecta dentadura. —Un cappuccino y un latte para la mesa cuatro, por favor.

Asintió antes de apartar la mirada, tratando de no hacer contacto visual cuando Jay se acercó a la barra para tomar el café que había estado preparando anteriormente para un cliente, se llevó el vaso con cuidado no sin antes murmurar un “se ve muy lindo, buen trabajo Sunghoon” que le hizo enrojecer vergonzosamente.

Malditos cumplidos estúpidos que últimamente le generaban pulsaciones aceleradas en la garganta.

Y ni hablar de ese malestar en su pecho y la sangre hirviendo corriendo a través de sus venas cada que alguien veía a Jay por más tiempo del aceptable o le tocaba la mano o le regalaba sonrisas con intenciones ocultas. Trató con todas sus fuerzas de no prestarle atención a esas cosas tan insignificantes que no eran de su incumbencia, pero no pudo, carajo, no pudo resistir ni diez segundos antes de intervenir en cada situación. Siempre.

Con excusas torpes y tratando de no ser tan evidente, siempre conseguía su objetivo. Afortunadamente, Jay era tan ingenuo que no le daba demasiadas vueltas después de poner una expresión confundida y no recibir ninguna clase de explicaciones por parte de Sunghoon.

Termino con el pedido, limpiando sus manos en el mandil ya que se había derramado algo de café, estaba caliente y seguramente tendría una pequeña mancha roja por un tiempo, pero no era una quemadura grave. Se lo merecía por estar distraído en horario laboral.

Jay regreso listo para llevarse las órdenes, pero se detuvo en seco cuando vio la mano de Sunghoon, acercándose rápidamente para tomarla e inspeccionarla más a detalle. —¿Te duele mucho?

Una estúpida sonrisa se instaló en sus labios cuando vio las mejillas hinchadas y el puchero en los belfos de Jay, seguro que él ni siquiera se había dado cuenta de la expresión que tenía, estando demasiado absorto en su mano herida.

—Estoy bien, es una quemadura leve, no duele tanto —. Respondió, sin poder apartar sus ojos del bonito rostro.

El contrario negó, alzando la mirada para ver a Sunghoon. —Espera aquí un momento —. Murmuró, tomando el pedido que Sunghoon acababa de preparar y desapareciendo en un santiamén.

Regresó tan pronto como se fue, y Sunghoon tuvo el presentimiento de que tendría que lidiar con él y su contacto físico excesivo nuevamente cuando Jay coloco el cartel de cerrado en la puerta de la cafetería.

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⏰ Última actualización: Nov 04 ⏰

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