EXTRA

285 24 4
                                    

Años después

Daniel

Las mañanas no dejan de ser mí momento favorito del día, despertar en medio de mis alfas siendo abrazado por ambos y aspirando sus aromas. No había nada mejor...

Excepto por el momento cuando la puerta de nuestra habitación es abierta por un pequeño de seis años, dando pasitos cortos y lentos por el sueño buscaba de nosotros.

Me hice el dormido cuando sentí que se subía a la cama por los pies. Matías es un pequeño madrugador, siempre despertaba a las ocho en punto y venía a buscarnos.

  Sus manos se movieron por mí estómago quitando el agarre de mis alfas.

— hola bebe— susurro acercando su cuerpo a mí.

— ma, había un monstruo— se quejó escondiendo su carita en mí cuello.

— oh eso es terrible, le diremos a papá y papi que se encarguen de él más tarde, ¿te parece bien?

— si, que papá gruña fuerte y lo saque— se quejó estirando su mano hacia él.

Tomas arrugó la cara al sentir que la pequeña mano apretaba su naríz.

— deja a papá dormir, anoche tu y papi lo hicieron jugar mucho y está cansado— dije alejando la mano de mí bebé.

— papi quería jugar a las carreras yo no— hizo puchero y se giró para mirar a Maxi.

Suspirando me acomodé sujetando bien a Mati, su pijama de dragón es suavecita y de color verde con dos pequeñas alas en la espalda. Su cabello era castaño y sus ojitos marrones, todavía no sabíamos su casta pero Tomas aseguraba que sería Omega.

Era un cachorro mimoso que amaba estar cerca de sus papás, cuando era bebé solía llorar y alejarme con sus bracitos si me acercaba a los alfas. Solía ser divertido ver su carita regordeta arrugarse de enojo si besaba a Maxi o a Tomas, ellos se ponían felices al ver qué nuestro bebé era posesivo con ellos.
Pero últimamente Mati quiere estar cerca mío y solo busca de ellos si siente miedo o si quiere jugar hasta el cansancio.

— Omega, ¿qué quieres desayunar?— murmuró Maxi estirando su cuerpo aún acostado.

— Debes estar cansado, anoche salieron de trabajar y al llegar jugaron con Mati hasta las doce— estire mí mano para acomodar su cabello— quédate en cama y yo haré el desayuno.

Otra cosa que había cambiado estos años era que mis alfas trabajan en la empresa de mí padre, quien según su última llamada seguía disfrutando de su retiro en una isla privada.

Es un abuelo divertido como dice Mati.

— no chiqui, no estoy cansado— se levantó de la cama y miro el reloj despertador— son las nueve y media.

Se agachó dejando besos en mí frente y cachetes, cuando beso los cabellos de Mati aproveche y dejé un beso en su frente.
Sonrió embobado como siempre que le doy besos y camino hacia el baño.

Dejé a Mati durmiendo con Tomas y salí a la cocina. Me dio un antojo una rebanada de pastel y recordé que había quedado un poco del fin de semana que celebramos la mudanza, ahora vivimos en una casa un poco alejada de dónde vivíamos antes, los días son tranquilos y somos muy felices.

— Omega!, yo quería hacer el desayuno— escuche a Maxi y luego lo vi entrar a la cocina.
Miró con sorpresa y luego se rió.

— tenías tanta hambre que decidiste comer pastel?— siguió riéndose de mí.

"Alfa malo se ríe de nosotros"

Mire el plato que ya no tenía ni una miga de pastel y luego a Maxi que estaba frente a mí con una sonrisa grande.

Un amor de tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora