Melisa y Nadín, mis mejores amigas, estaban ahí conmigo en ese día tan inolvidable. Las tres estábamos esperando ansiosas a que Sukkie llegara al lugar en donde se iba a llevar a cabo el concierto que tanto habíamos anhelado presenciar. Nos sentíamos algo nerviosas, pues ya los teloneros habían hecho su presentación y él aún no aparecía por ningún lado. Se estaba tardando mucho en salir a escena y nadie sabía cuál era la razón para semejante demora. Temíamos que algo malo le hubiese sucedido de camino o que estuviera enfermo, pero nunca perdimos la esperanza de que las cosas resultarían bien después de todo. Y así fue.
Nuestras plegarias fueron escuchadas, dado que la espera se redujo a menos de veinte minutos. Cuando escuchamos la gritería animada de las anguilas que se encontraban de pie en las últimas filas, supimos que el Príncipe de Asia por fin había llegado. ¡Y vaya entrada triunfal la que hizo! Traía puesta una camiseta oscura y una linda chaqueta verde oliva sobre esta, acompañadas de unos pantalones ajustados de tonalidad crema y un par de botas negras. Su cabello estaba sujeto de manera desordenada en una coleta, con dos mechones a los lados adornándole el rostro, como a mí tanto me agradaba verlo. Se lo miraba algo serio mientras caminaba por en medio de las tribunas enloquecidas, pero se notaba a leguas que tenía un plan sorpresa en mente.
Tan pronto como recorrió a toda prisa los escalones que daban a la tarima, dio un saludo breve a sus compañeros de la banda y colocó su guitarra en la posición correcta. Una amplia sonrisa traviesa se plantó en sus labios. Sujetó el micrófono con su mano derecha y comenzó a hablarnos acerca de la canción que estaba a punto de entonar. Yo lo miraba con gran emoción mientras nos explicaba el significado de la letra, el cual resultó ser muy personal.
—Esta canción muestra cómo mi corazón había estado sumido en un frío invierno hasta que tú lo llenaste con el calor de la primavera... ¡Claudia, te amo! —exclamó, más risueño de lo que estaba antes.
Cubrí mi boca con ambas manos al tiempo que abría mis ojos como si estuviese demente. ¡No podía creer lo que acababa de escuchar! ¡Sukkie había dicho que me amaba frente a cientos de personas! Mis amigas se pusieron a dar saltitos de alegría mientras me abrazaban y me felicitaban por mi increíble suerte. La magnífica y conocida canción que entonó luego de esa impactante declaración provocó que mis mejillas ardieran y se tiñeran de un rojo furioso. Estuve a punto de desmayarme en ese instante. Creí que mi corazón explotaría, pues latía a gran velocidad, cual si fuese un animal desbocado. Me estaba costando mucho trabajo llevarles suficiente oxígeno a mis pulmones. Mi cuerpo entero temblaba como una gelatina en pleno terremoto.
Nuestra relación aún no se había hecho del conocimiento público. Y aunque muy pocos de los que estaban presentes en ese concierto supieron que él se refería a mí, eso no impidió que una felicidad desbordante envolviera mi alma. El hecho de que ellos no supieran que yo era la homenajeada no le restaba magia a su preciosa declaración de amor. Nada ni nadie podría borrar de mi memoria el maravilloso día en que Jang Geun Suk confesó sus sentimientos sin miedo al que dirán. "¡Yo también te amo!", pensaba para mis adentros. Aquella balada fue el inicio perfecto para la aventura romántica más hermosa de toda mi vida...
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My Asian Prince
FanfictionSacando a la luz un poco de mi lado fangirl mediante un tributo a Jang Geun Suk. [Segundo lugar del Concurso Fangirl, organizado por @Megara7]