Capítulo 4: Ecos del Pasado

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Los días siguientes fueron un torbellino de tensión y secretos para Janice. Con cada nueva pieza de información que descubría, su situación se volvía más incierta. Javier seguía actuando de manera sospechosa, y Marcus parecía estar cada vez más distante. Janice se aferraba a la esperanza de que Irene pudiera descubrir algo que arrojara luz sobre el oscuro misterio en el que su vida se había convertido.

Una tarde, mientras Janice caminaba por las bulliciosas calles de Florencia, su teléfono vibró en su bolsillo. Era un mensaje de Irene: "Necesito verte. Tengo información importante. ¿Puedes venir a mi oficina esta noche?"

El corazón de Janice comenzó a latir con fuerza. ¿Había encontrado Irene algo relevante? Sin dudarlo, respondió afirmativamente y se dirigió de inmediato a la pequeña oficina de Irene, ubicada en un discreto edificio en el centro de la ciudad.

Al llegar, Irene la recibió con una expresión grave. Su oficina, normalmente acogedora y llena de libros y papeles desordenados, estaba inusualmente ordenada. Irene cerró la puerta tras Janice y la invitó a sentarse.

—Janice, lo que he descubierto no es fácil de digerir —comenzó Irene, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. He investigado la empresa de Javier y las personas con las que se ha estado relacionando. Parece que tu hermano se ha involucrado en algo mucho más peligroso de lo que podríamos haber imaginado.

Janice se tensó en su silla, sintiendo que el aire en la habitación se volvía pesado.

—Irene, por favor, dime todo —pidió, aunque temía lo que estaba por escuchar.

—La empresa donde trabaja Javier está siendo utilizada como fachada para actividades ilícitas, incluido el contrabando de bienes de lujo y el blanqueo de dinero. He encontrado pruebas que vinculan a la compañía con varios grupos criminales, y parece que Javier ha sido arrastrado a esto, aunque no estoy segura de hasta qué punto está involucrado voluntariamente.

Las palabras de Irene cayeron sobre Janice como un martillo. Sabía que Javier estaba en problemas, pero jamás imaginó que estuviera tan profundamente implicado en algo tan peligroso.

—¿Y Marcus? ¿Encontraste algo sobre él? —preguntó Janice, con la voz apenas un susurro.

Irene hizo una pausa, dándole a entender que la siguiente revelación no sería menos impactante.

—Sobre Marcus, las cosas son más complicadas. No he encontrado pruebas directas que lo involucren en las mismas actividades que Javier, pero... hay algo extraño. Parece que Marcus ha estado en contacto con personas que están en la órbita de estos grupos criminales. No puedo asegurar cuál es su papel en todo esto, pero las coincidencias son demasiadas para ignorarlas.

Janice sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. La posibilidad de que Marcus estuviera involucrado de alguna manera, aunque fuera indirecta, la llenaba de temor y tristeza.

—¿Qué debería hacer, Irene? —preguntó, buscando desesperadamente orientación.

Irene se acercó y tomó las manos de Janice, dándole un apretón firme.

—Lo primero que debes hacer es mantener la calma. No debes confrontar ni a Javier ni a Marcus sin tener más información. Podrías ponerte en peligro, o peor aún, advertirles que estamos investigando. Necesitamos ser estratégicas. Voy a seguir buscando más datos, pero debes estar preparada para lo que venga.

Janice asintió, sintiendo una mezcla de miedo y determinación. Sabía que Irene tenía razón. Tenía que ser cautelosa y no dejarse llevar por las emociones, aunque la situación se volviera cada vez más difícil.

Esa noche, mientras caminaba de regreso a casa, la mente de Janice estaba llena de pensamientos confusos. Las imágenes de su vida, antes tan simple y feliz, ahora se mezclaban con las sombras del peligro y la traición. No podía evitar pensar en cómo todo había cambiado en tan poco tiempo. Recordó su infancia con Javier, cuando él siempre la protegía, cuando sus problemas eran tan sencillos como pelear por el control remoto o competir por quién tenía la mejor nota en la escuela. ¿Cómo habían llegado a este punto?

Cuando llegó a su apartamento, encontró a Javier en la sala de estar, pero algo en él parecía diferente. Estaba sentado en el sofá, mirando al vacío, con una expresión de cansancio y desesperación que Janice nunca había visto en él. Ella se sentó a su lado en silencio, sin saber cómo empezar.

Finalmente, Javier rompió el silencio.

—Janice... hay algo que necesito decirte —dijo, su voz quebrada y llena de culpa.

Janice lo miró, sorprendida por la vulnerabilidad en su tono. Su corazón se aceleró, sabiendo que lo que estaba por escuchar podría cambiarlo todo.

—Sé que has notado que he estado actuando raro últimamente. Y tienes razón en preocuparte. Me he metido en algo que no puedo controlar, algo que está fuera de mis manos —continuó Javier, con las manos temblorosas—. Todo comenzó como un simple trabajo, nada fuera de lo común, pero las cosas se complicaron rápido. Me pidieron que hiciera cosas que nunca debería haber aceptado, y cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde. Estoy atrapado, Janice.

Janice sintió que su corazón se rompía al ver a su hermano, siempre tan fuerte y seguro, ahora tan frágil y perdido.

—Javi, ¿por qué no me lo dijiste antes? —preguntó, con lágrimas en los ojos.

—Porque no quería que te involucraras. No quería que te vieras arrastrada a este lío —respondió Javier, evitando su mirada—. Pero ahora sé que no puedo manejarlo solo. Necesito tu ayuda, Janice. No sé a quién más acudir.

Janice lo abrazó con fuerza, sintiendo una mezcla de tristeza y amor por su hermano. Sabía que, a pesar de todo, no podía abandonarlo. Tenía que encontrar una manera de sacarlo de este lío, aunque eso significara enfrentarse a peligros inimaginables.

—Estoy contigo, Javi. No importa lo que pase, lo resolveremos juntos —le susurró, decidida a luchar por su hermano hasta el final.

Mientras lo consolaba, Janice supo que el camino que tenía por delante sería el más difícil de su vida, pero no estaba dispuesta a rendirse. Con Irene como aliada y su determinación renovada, se preparó para lo que vendría, sabiendo que las próximas decisiones que tomara serían cruciales para su futuro y el de su familia.

La red se estrechaba cada vez más, pero Janice estaba decidida a desentrañar el misterio y proteger a las personas que amaba, sin importar el costo.

The Bloody WomenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora