Capítulo 8: La Trampa

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A la mañana siguiente, el amanecer llegó sin el alivio esperado. La tensa calma que siguió a la confrontación en la bodega dejó a Janice y a su grupo en una situación de precariedad aún mayor. La información vital que habían reunido necesitaba ser entregada a las autoridades internacionales, pero la amenaza que representaba la red criminal seguía latente.

Janice, Marcus y Javier se encontraron en el apartamento de Janice, con Irene, que había logrado escapar con ellos tras el ataque. La noticia de la emboscada había hecho que se apresuraran a asegurar su próximo movimiento, pero la preocupación por su seguridad y la de sus seres queridos no cesaba.

—Tenemos que actuar rápido. La organización probablemente ya sabe que intentamos sacarlos a la luz —dijo Irene, con un tono grave mientras revisaba los documentos y pruebas reunidas—. Pero también debemos ser cuidadosos. Si la información no llega a las manos adecuadas, no solo pondremos en riesgo nuestras vidas, sino que también podríamos dejar escapar a estos criminales.

Janice asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La desesperación y el miedo que sentía se mezclaban con una determinación férrea. No podían permitir que su esfuerzo se desmoronara ahora.

—¿Cuál es el siguiente paso? —preguntó Marcus, mientras trataba de organizar los documentos en un orden coherente.

Irene frunció el ceño, claramente calculando sus próximos movimientos.

—El siguiente paso es entregar la información a una organización internacional que pueda protegernos y usarla adecuadamente. He contactado con un periodista en Bruselas que tiene contactos en la Interpol. Él puede ayudarnos a hacer que la evidencia llegue a las manos correctas.

El grupo se preparó para el viaje a Bruselas con la mayor discreción posible. Sabían que cualquier movimiento en falso podría ponerlos en la mira de la organización criminal. Los documentos incriminatorios se escondieron en un compartimiento secreto del coche, y Janice se aseguró de que nadie pudiera rastrear su ubicación.

Antes de partir, Janice tuvo una conversación privada con Javier y Marcus.

—Debemos mantenernos juntos. No podemos permitirnos separarnos ni por un segundo —dijo Janice, su voz firme pero con un matiz de preocupación.

Javier asintió, aunque su rostro mostraba una mezcla de cansancio y preocupación.

—Lo entiendo, Janice. Haré lo que pueda para asegurarme de que todo salga bien. Pero si algo sucede... quiero que sepas que estoy agradecido por todo lo que has hecho por mí —dijo Javier, su voz temblorosa.

Marcus tomó la mano de Janice, mirándola con una mezcla de determinación y ansiedad.

—Prometí protegerte, y lo haré hasta el final. No importa lo que pase, enfrentaremos esto juntos —dijo Marcus, apretando la mano de Janice con fuerza.

Con una última mirada al apartamento, el grupo partió hacia Bruselas. La carretera estaba llena de incertidumbre, y la sombra del peligro los seguía de cerca. Durante el viaje, se turnaron para estar alerta y mantener una vigilancia constante.

Al llegar a Bruselas, se encontraron con el periodista contactado por Irene en una cafetería discreta cerca del centro de la ciudad. El periodista, un hombre de mediana edad con aspecto cansado pero profesional, los recibió con una mirada de comprensión.

—Me alegra verlos. Sé que están en una situación complicada, y no puedo prometerles que será fácil, pero haré lo que pueda para asegurarme de que esta información llegue a las manos adecuadas —dijo el periodista mientras revisaba los documentos con una mirada experta.

Mientras el periodista se preparaba para entregar la evidencia a la Interpol, Janice y su grupo se relajaron momentáneamente, aliviados de haber llegado a esta etapa crucial. Sin embargo, su alivio fue breve.

Justo cuando el periodista estaba a punto de salir, un grupo de hombres enmascarados irrumpió en la cafetería. La sensación de terror y confusión llenó el aire cuando los hombres comenzaron a disparar al aire, forzando a los presentes a tirarse al suelo.

Janice, Marcus, Javier e Irene se agacharon detrás de las mesas, tratando de mantenerse a salvo. Los hombres enmascarados estaban claramente buscando algo, y Janice temía que su objetivo fuera la evidencia que el periodista llevaba consigo.

—¡No podemos quedarnos aquí! —gritó Janice, mirando a Marcus y Javier—. Tenemos que salir de aquí y buscar una forma de proteger la información.

Con un rápido movimiento, Janice, Marcus y Javier se escabulleron fuera de la cafetería mientras Irene se mantenía escondida con el periodista. La confusión y el caos los envolvieron mientras corrían por las calles de Bruselas, buscando un lugar seguro.

Finalmente, encontraron refugio en un pequeño hotel cercano. Aunque estaban a salvo por el momento, la situación seguía siendo desesperada. La organización criminal había descubierto su plan, y ahora tenían que encontrar una manera de asegurar que la evidencia llegara a su destino final.

Mientras el grupo se reunía en la habitación del hotel, Irene recibió una llamada urgente del periodista. El hombre había logrado escapar de los atacantes, pero la evidencia había sido robada. Janice sintió cómo el miedo y la desesperación se apoderaban de ella.

—Tenemos que hacer algo. No podemos dejar que todo esto sea en vano —dijo Janice, su voz llena de determinación.

—Sí, pero debemos ser más cuidadosos. La red está muy atenta a nuestros movimientos. Debemos idear un plan para recuperar la evidencia y protegernos —dijo Marcus, tratando de mantener la calma.

El grupo se reunió para planificar su próximo movimiento. Sabían que enfrentaban una batalla difícil y que el tiempo estaba en su contra. La organización criminal estaba cada vez más cerca, y cada decisión que tomaran podría ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.

En el corazón del peligro, Janice y sus aliados estaban listos para enfrentar el desafío final. Sabían que tenían que ser inteligentes, valientes y, sobre todo, unidos. Con la esperanza de que podrían encontrar una forma de recuperar la evidencia y llevar a los responsables ante la justicia, se prepararon para la siguiente etapa de su lucha. La batalla por la verdad y la justicia estaba lejos de terminar, y estaban dispuestos a enfrentarse a lo que viniera, sin importar el costo.

The Bloody WomenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora