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CAPITULO TRES

En el rincón más oscuro de mi corazón, las lágrimas narran la triste historia de un amor perdido

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En el rincón más oscuro de mi corazón, las lágrimas narran la triste historia de un amor perdido. Las palabras de amor se desvanecen en el eco del silencio, dejando un vacío que solo la tristeza conoce. El amor que una vez brilló como estrellas en el cielo, ahora se desvanece como lágrimas en la lluvia. Cada suspiro lleva consigo el peso de un amor que se desmorona, dejando cicatrices en el alma.

Entre las páginas de mi diario, las frases tristes de un amor no correspondido se entrelazan con la tinta de la melancolía. Las lágrimas se convierten en versos en el poema triste de un amor que se desvanece como hojas en otoño.

En este mar de tristeza, me pierdo en la profundidad de mis sentimientos, buscando un amor que se esfumó como la niebla en el amanecer. Solo me queda el eco de lo que pudo ser, un recuerdo que se desvanece en la oscuridad del olvido. La melancolía se apodera de mi ser, envolviéndome en un manto de tristeza que no puedo sacudir. Cada recuerdo de aquel amor es una herida que late en mi corazón, recordándome lo que perdí.

En las noches de insomnio, las sombras bailan en las paredes, susurrándome secretos de un amor que pudo ser. Pero cuando amanece, la realidad me golpea con fuerza, recordándome que solo soy una sombra de lo que fui.

El tiempo pasa, pero las heridas no cicatrizan. Solo se cubren con una capa de resignación, esperando que un día, el amor vuelva a florecer en mi corazón. Pero hasta entonces, me quedo con estas lágrimas, estos versos tristes y este poema de amor perdido. Y así, me pierdo en el laberinto de mi alma, buscando una salida que no existe. Porque en el fondo, sé que el amor que perdí es irrepetible, y que solo me queda vivir con el recuerdo de lo que pudo ser.

Y así, me quedo aquí, sumergida en este mar de tristeza, donde las olas de la melancolía me golpean sin cesar. Pero en este abismo de dolor, encuentro una extraña paz, una aceptación de lo que fue y lo que nunca será.

Las lágrimas siguen cayendo, pero ya no son de tristeza, sino de nostalgia. Nostalgia por lo que pudo ser, por lo que fue y por lo que nunca más volverá a ser.

En este poema triste de un amor perdido, encuentro un refugio, un lugar donde puedo esconderme del mundo y de mis propios pensamientos. Y es aquí, en este rincón oscuro de mi corazón, donde puedo permitirme ser vulnerable, donde puedo ser yo mismo. Me quedo aquí, en este abismo de tristeza, pero con una extraña sensación de libertad, sabiendo que aunque el amor se fue, su recuerdo permanecerá conmigo para siempre.

El amor, aquel sentimiento que nunca pude comprender bien. Siempre me pareció un enigma, un rompecabezas que no lograba armar. Enamorarse nunca fue algo que me gustara, aquello te hacía actuar como una tonta, y realmente no me gustaba ser tonta por querer que un sentimiento sea correspondido.

"Mercy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora