"VERO AMORE" [WonKyu]

IV: Regreso.

IV: Regreso.

Tiempo después.

–Yah, Cho Kyuhyun, te mataré si lo haces.

Reí. La expresión de miedo que emitía Yesung hyung era digna de un retrato.

–¿Por qué? —reí aún más.

–¡No lo sueltes!

Al parecer el celular de hyung era importante.

–¡Tengo muchas selcas ahí!

–¿Ya editadas?

–Maldito mocoso.

En un movimiento rápido iba tras de mí correteándome por todo el departamento mientras yo reía como un loco. La llegada de Yesung hyung había sido una gran espera al darme cuenta que lo extrañaba. Los conciertos en Japón habían sido un gran satisfacción tanto para mí como para ELF. ¡KRY había vuelto!

–¡Te atrapé!

Mi torpeza de tropesarme con un cojín hizo aterrizar mi caída en el sofá de la sala.

–¡Espera espera! Te lo daré, te lo daré.

–Oh no. No te creo nada.

Y su ataque comenzó. Mis risas no se hicieron esperar ya que las cosquillas no eran mi actividad favorita.

–Ay ay, hyung hyung basta. ¡Hyung detente! —reí aún más —. ¡Hyung de verdad para!

–¿Es que acaso no escuchó que se detenga?

La nueva voz en el lugar hizo parar todo acto, y en mí toda risa al ver de quien se trataba.

–Oh. Siwon —Yesung reveló su nombre sentándose adecuadamente.

Hice lo mismo arreglando en algo mi camisa. No hubo contacto visual.

–Volviste —Yesung rompió el profundo silencio creado en la habitación—. ¿Llegaste hoy? Nosotros también acabamos de llegar de...

–Lo sé —la respuesta cortante era signo de su no tan buen humor.

–Iré a desempacar.

Me puse de pie rápidamente y quise dirigirme a mi habitación pero su mano me detuvo. La sorpresa fue dada por mi reacción de esquivar su contacto. Pude notar sus grandes ojos pero lo mejor era evitarlos, algo de mí quería ser débil pero esta vez no iba a permitirlo. El Kyuhyun melancólico había sido enterrado aquel día de lágrimas y dolor.

Caer de espaldas en la puerta de mi habitación fue lo primero que logré hacer. Las piernas me temblaban y el corazón se agitaba. Maldije interiormente. Aún tenía esos efectos, pero no más. Ya no.

La cena se daba en un gran tiempo de silencio. Nadie había mencionado palabra alguna después de los saludos dados por la llegada de Siwon.

–Un gran concierto —felicitó Leeteuk.

Sabía que sólo lo hacía por romper el frío silencio.

–Gracias hyung —Ryeowook sonrió.

–Yesung no ha perdido su encanto después de todo —bromeó Kangin.

Sonrió. –Jamás lo perdería —presumió.

La mayoría rió.

–Fue un buen concierto. Pude observarlo —Siwon habló y todos callaron ante sus palabras.

–¿Entonces encontraste un tiempo libre en tan apretada agenda? —se pudo notar el sarcasmo en cada letra mencionada por Heechul.

–Heechul —resondró Leeteuk a lo que hyung hizo una mueca.

Sabía que mirada podía tener en estos momentos Siwon por esa razón no despegué la mía de la comida.

–Iré a lavar los platos —Hyuk fue el primero en ponerse de pie y retirarse del tenso lugar.

–Te ayudo —Hae fue el segundo en salir.

–Creo que necesitarán más ayuda —Kangin prosiguió.

–Iré a la PC —Ryeowook se retiró de la mesa realizando una seña no tan disimulada a Yesung para que lo siguiera.

Heechul ni se preocupó en despedirse.

–Entonces... —Leeteuk estaba poniéndose de pie.

–No se preocupe. Iré yo primero.

Rápidamente me aparté de la mesa para luego salir del comedor. Necesitaba un poco de aire. Algo me decía que Siwon pasaría la noche aquí. Cogí la manija apunto de salir pero todo en mí se detuvo.

–Kyuhyun.

Cerré fuerte los ojos. Esa voz. Esa maldita voz. Pero no iba a ser débil. Ya no. Me giré.

–¿Si? —Actué como si nada me afectara.

Mágicamente sólo eramos él y yo en la sala. Genial.

–Yo... Necesito hablar...

–Bien, los chicos aún están despiertos. Aproveche —me volví a girar.

–¿No te quedarás? —otra vez su voz me detuvo. Comenzaba a odiarme más.

–No. Tengo planes —lo enfrenté y esta vez no dudé en salir y emitir un portazo terminando la difícil conversación.

Al subir a mi coche no pensé en la velocidad con la que comencé a manejar hasta que me detuve cerca del mismo parque. Tiré mi cabeza hacia atrás para luego golpear con furia el volante. No pude evitar que las estúpidas lágrimas salieran de por si.

–¡No tenías que regresar! ¡No ahora! No cuando aún no te olvido...

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