~ Discusión.

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༻ 𝑻𝒐𝒙𝒊𝒄 ༺

A la mañana siguiente Itadori volvió a casa, no sin antes recibir otro revolcón por parte de Satoru, quien, muy de malas aceptó soltarlo.

— Hola, papá.— saludo al mayor apenas puso un pie dentro de casa.— Lamento llegar tan tarde, el tránsito es terrible a esta hora.— se excusó de inmediato, dándole una pequeña mentira.

Ya que a Satoru no le tomó más de veinte minutos llevarlo hasta alla personalmente, aunque no dio la cara para evitar problemas con el peli negro en su día libre.

— ¿Cómo te fue?— se puso de pie, luego de regresar su taza de té a la mesa.— ¿Las lecciones del señor Gojō te están ayudando?— sintió curiosidad, ya que nunca esperó recibir tal petición del albino.

La noche anterior, justo antes de llamar a la policía para reportar la desaparición de Itadori, Getō recibió la llamada de su jefe, mismo que le pedía autorización para que su hijo pasará la noche en su casa, usando las lecciones intensivas como una excusa.

— Si, por supuesto.— mostró una pequeña sonrisa.— Es realmente muy bueno, incluso podría jurar que fue profesor en su vida pasada.— se quitó la mochila, colocándola sobre uno de los sofás que había en la sala de estar.

— Me alegra oir eso.— no sabía cómo agradecerle al peli blanco tal acción de amabilidad.— Y ya que estas de vuelta... ¿Te gustaría comer algo?— podrían hacerlo juntos.

A pesar de tener mucho tiempo trabajando para la familia Gojō, Satoru no conoció a su hijo Yūji hasta apenas unos meses atrás, en una pequeña reunión a la que acudieron familiares.

Desde entonces el albino se mostró mucho más interesado que antes, ofreciéndose amablemente a ser su mentor.

— No, gracias, el señor Gojō se aseguró de alimentarme bien esta mañana.— uso el doble sentido, sintiendo como su cintura aun dolía por el esfuerzo físico en exceso.— Mejor iré a mi habitación y tomaré un baño antes de volver a los libros.— se despidió de inmediato.

Necesitaba limpiar el sēmen de Satoru que aún estaba en su interior.

— De acuerdo.— le vio alejarse con sospecha.

Había algo raro en él, no sólo caminaba de una forma extraña, sus expresiones eran distintas... se le veía nervioso, como si intentase ocultar algo, lo cual no le agradaba a Getō.

Lo último que toleraría serían las mentiras dentro de su hogar.

— Yūji...— llamó por su nombre al golpear la puerta.— ¿Puedo pasar?— preguntó, pero no obtuvo respuesta, así que abrió sin más.

Encontrando el lugar en silencio.

El ruido del agua cayendo por la regadera le hacía saber que su hijo continuaba en la ducha.
Ya que no le gustaba ser invasivo, tomó asiento en la cama, esperando pacientemente a que saliera.

— ¿Papá, que haces aquí?— soltó con sorpresa al abrir la puerta y verlo ahí.

— ¡¿Pero qué te paso?!— gritó con preocupación, acercándose a su hijo a toda prisa.— ¡¿Quién te hizo esto?!— interrogó, sujetando sus manos para ver de cerca las marcas que había en sus muñecas.

En ese momento Yūji agradeció infinitamente el haberse puesto una polera antes de salir, de lo contrario, el peli negro habría visto las marcas que había en el resto de su cuerpo.

— Papá, estoy bien.— quiso soltarse, pero el mayor no se lo permitió.— No es nada.— sus nervios aumentaban con cada segundo que pasaba.

— ¡¿Qué no es nada?!— su ceño se frunció.— ¡Mira esto!— se lo restregó en la cara.

— Fue un accidente.— su cerebro pensaba en la mejor excusa que pudiese inventar.

— ¡Por favor!— el enojo iba en aumento.— No quieras verme la cara de imbécil.— olvidaba los modales cada vez que estaba molesto.— Estas marcas no pueden ser producto de un accidente.— lo soltó.— Sabía que estabas actuando muy raro y ahora veo por qué.— sujeto sus cabellos negros.— ¿Acaso Yūta te trata mal?— sabía de su relación.

Así como también conocía de cada plan que tenían al verse, siendo el día anterior la última vez que se reunieron.
En su cabeza comenzó a formar mil ideas, ya que esas marcas no estaban antes.

— ¿Qué?— no esperaba oir aquello.

— Vamos, no quieras encubrir a un abusivo.— levantó la voz.— Dime ahora mismo... ¿Okkotsu se atrevió a ponerte una mano encima?— era la opción más lógica en su cabeza.

— Por supuesto que no.— dio dos pasos hacía atras.— Él no me ha hecho nada.— se puso a la defensiva.— Ya te dije que fue un accidente... sólo estabamos jugando.— rápidamente tomó la sudadera que minutos antes arrojó al suelo.

— ¡¿Qué clase de juego te provoca esas marcas?!— estaba perdiendo la paciencia.

— Sabes qué, no tengo por qué darte más explicaciones.— se puso la prenda para cubrir sus brazos.— Estás muy alterado justo ahora y no entiendes de razones.— en realidad no sabía que decirle.— Nadie me ha puesto una mano encima y antes de que culpes a alguien, será mejor que me vaya.— salió a toda prisa de su habitación.

— Espera un momento.— quiso alcanzarlo.— ¡¿A dónde crees que vas?!— gritó.— No hemos terminado de hablar, jovencito.— fue ignorado.

El peli rosa menor salió de casa sin decir nada más.

— ¡Itadori Yūji, vuelve aquí ahora mismo!— exclamó por última vez, antes de ver cómo la silueta del menor se perdía en la lejanía.

Ese niño era su adoración, se sentía impotente al imaginar que alguien le estaba haciendo daño.
Únicamente le preocupaba su bienestar, así tuviera que hacer lo que más odiaba, invadir su privacidad para descubrir que sucedía realmente.

— ¿Ya te sientes mejor?— preguntó con un tono suave, antes de mover sus caderas.

Desnudos sobre la alfombra de la sala, Satoru abrazaba el pequeño cuerpo de su amante, mientras que su enorme vrga se abría paso lentamente en su agujero.
Buscando un lugar para refugiarse, Itadori no tuvo mejor idea que volver a la casa del peli blanco.

Siendo un joven, las emociones se desbordaban sin control y en ese momento no deseaba estar cerca de su padre.

Y luego de hablar por unos minutos para explicarle lo sucedido, Gojō le susurró algo al oído para hacerle sentir mejor.

~ Yo puedo consolarte.

Dijo, consiguiendo que una sonrisa se dibujara en el rostro del peli rosa, quien no pudo negarse ante tal muestra de afecto.

— Ahh, ahh, si, mucho mejor.— respondía burlón.

— Y esto no es nada.— esta vez seguía un paso suave.

Quería disfrutar del momento.

Su corazón latía con frenesí al darse cuenta de que Itadori ya lo veía como un sitio seguro al cual acudir en los momentos de debilidad.
Algo que no desaprovecharía por ningún motivo ya que, adoraba tenerlo en la palma de su mano, solo para él.

Una vez más se entregaban a sus bajas pasiones.


~ Rody. ☬

Toxic [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora