~ Nuestro secreto prohibido.

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༻ 𝑻𝒐𝒙𝒊𝒄 ༺

Me fascina tenerte encima de mí, moviendo tus caderas mientras tu pequeño agujero recibe mi vrga.— usando un lenguaje vulgar, aquel peli blanco soltaba una a una sus palabras, al mismo tiempo que sus brillantes ojos se posaban en la figura ajena.

Dentro de la oficina, Satoru aprovechaba la hora del almuerzo para comerse al hijo de su secretario y mejor amigo.

— Ahh, Satoru-san.— gimió por lo bajo al sentir aquel golpe sobre su trasero.

Luego de haber puesto seguro a la puerta, Itadori camino lentamente hasta el mayor, subiendo a su regazo antes de atacarlo con un sin fin de besos apasionados.
Al igual que Satoru, Yūji deseaba sentir el calor de su cuerpo cuanto antes, importandole poco que su padre estuviera en la habitación de al lado.

— No te contengas y grita mi nombre.— pidió en un susurro.— Déjame escuchar tu sensual voz.— dijo, apartando la sudadera del menor para abrirse paso, dejando al descubierto su pecho y esos rosados pezones que ya se encontraban duros debido a la excitación.

— Ngh, ngh, Satoru-san... ahh, ahh.— ni siquiera busco disimular, el pēnë del mayor comenzó a moverse en su interior, tocando aquel punto que le hacía enloquecer inmediatamente.

— Si, eso se siente bien.— estaba tan apretado, que incluso llegó a pensar por un momento que se correría sólo con meterlo.— No te detengas.— ordenó, aumentando el ritmo.

Mientras que su boca se dedicaba a jugar en otro sitio, mordiendo y lamiendo cada centímetro de su piel blanquecina.
La ropa poco a poco fue desapareciendo, regada por el suelo de la habitación.

— Ahh, ahh, Satoru-san... ¿Qué haces?— preguntó con dificultad al sentir como el mayor se ponía de pie.

— Sujetate bien.— la silla le resultaba incómoda, así que no lo pensó dos veces y, arrojando todos sus documentos al suelo, Gojō limpió rápidamente su escritorio, listo para colocar el pequeño cuerpo de su amante.

— Ngh, ngh, ahh.— no paraba de repetir.— Satoru-san, ngh, tan profundo.— ese fuerte cosquilleo aparecía en su vientre.— Ahh, ahh, más, más rápido.— al chico le gustaba jugar rudo.

— Esta bien, si eso quieres, entonces te daré más.— sonreía ampliamente, sujetando las piernas del menor para abrirlas, subiendo cada una a sus hombros.— Te arrepentirás por haberme provocado.— mencionaba, haciendo que sus embestidas fueran más violentas.

Llenando la habitación no sólo con el incesante jadeo del peli rosa, sino también con el ruido que hacían sus pieles desnudas al chocar.

Tenía una vista estupenda.

— Ngh, ngh... Satoru.— soltó eso último, antes de venirse.

— Espera un poco más, yo aun no termino.— dijo, antes de sujetar al menor por el cuello y presionar un poco.— Sé una buena pērrã.— susurró, antes de darle una bofetada.

El calor del momento era tanto, que olvido los modales por completo.

— Ahh, ahh... si, justo así.— aquello le encendió de nuevo, logrando que su pēnë se pusiera duro de nuevo.

— Veo que te gusta que te traten como la zørrã que eres.— salió de su interior un momento para sujetar su cintura y obligarle a darse media vuelta sobre la fría superficie de madera.— Entonces recibe toda mi vrga.— habló, antes de escupirle a su agujero y meter su miembro de un sólo golpe.

Sacándole un sonoro gemido al más bajo.

— ¡Ahh, ahh, Satoru-san!— sus mejillas estaban rojas, su piel ardía con intensidad.— Ngh, ngh, ahh, ahh, Satoru.— sus ojos se pusieron el blanco, la fricción de su pēnë contra el escritorio aumentaba el placer que sentía.

Acompañado por los incontables golpes que recibía en el trasero.

Sin duda quedarían marcas y el dolor sería insoportable, pero no le importaba, tenía el mejor sexø de todos desde que conoció al amigo de su padre.
Algo que Yūta, su novio, jamás lograría hacer para complacerlo, ya que era un alma noble y muy pura.

— Dime a quién perteneces.— sujetó violentamente sus cabellos rosados, obligándole a levantar la vista hacía el frente.— ¿Quién es tu dueño?— le gustaba oírlo.

— Ahh, tú... ngh, tú eres mi dueño, ahh, Satoru.— respondió de inmediato.— Sólo, ngh, tú puedes... ahh, føllarmē así de bien.— gimió con fuerza al sentir el caliente semēn de Gojō en su interior.

Ni siquiera se habían tomado la molestia de usar un preservativo, el tiempo era valioso y sentirse al natural les daba la mejor sensación de todas.
Con una ronda, Satoru no había quedado completamente satisfecho, así que cargo con el cuerpo del menor hasta uno de los sofás que tenía en el lugar, iniciando nuevamente con el juego.

Podían pasar horas haciendo lo mismo, pero se limitaban a un par de veces, antes de que alguien los descubriera.

— ¿Qué me dices ahora, Yūji?— interrogó por detrás, abrazando la pequeña cintura del peli rosa para atraerlo de nuevo y restregarse un poco.— ¿Aceptas salir conmigo?— necesitaba una respuesta.— Soy muy bueno en la cama, puedo darte todo lo que quieras, sólo tienes que aceptar.— por primera vez en años, el albino se sentía realmente atraído por alguien.

Ni siquiera cuando se casó con su esposa se sintió de tal manera, ahora divorciado, no imaginaba encontrar tal mina de oro.

— No te hagas ilusiones, Satoru-san.— lentamente apartó las manos ajenas.— Sabes muy bien que lo nuestro es sólo físico, yo tengo un novio y lo amo.— tal vez mentía.— Además, no me gustaría tener problemas con mi padre si se llegase a enterar de todo esto.— se dio media vuelta, conectando sus miradas.— Lo mejor es dejar las cosas como están.— sonreía.— Obtenemos un buen polvo y nadie sale lastimado.— dio un pequeño beso en sus labios.

Aun si había semen escurriendo por sus piernas bajo la ropa, no se quedaría ahí más tiempo.
Debía volver a casa, antes de que su padre saliera del trabajo.

— Pero.— iba a detenerlo, pero no pudo.

— Nos vemos luego, Satoru-san.— le guiño un ojo, antes de salir.

No quería tener la misma charla de siempre.

— Tsk.— chasqueo la lengua con molestia, se daba cuenta que ahora debía levantar él solo las cosas que yacían en el suelo.

Así como tenía que limpiar las manchas de sēmën que había por todos lados.

Suspiro cansado, tal vez en otra ocasión conseguiría domar a ese tigre.


~ Rody. ☬

Toxic [GoYuu] [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora