El aire de verano era suave y cálido, llenando las noches de una brisa ligera que hacía que todo se sintiera posible. Para Juanjo y Martin, estas noches eran mágicas, cargadas de emoción y expectativas. Se habían convertido en algo más que amigos; eran cómplices, compañeros en esta travesía de autodescubrimiento y sentimientos nuevos. A medida que la fecha del concierto se acercaba, ambos se sentían más conectados y también más ansiosos.
Martin había estado pensando en cómo pasar una noche diferente con Juanjo. Durante una de sus largas llamadas nocturnas, mencionó que su amor por la música no solo se limitaba a escucharla; también le encantaba crear listas de reproducción para momentos especiales.
Martin se encontraba en su pequeño estudio improvisado, rodeado de bocetos y recortes de revistas de teatro y cine, mientras ideaba una lista de reproducción que capturara lo que estaba sintiendo por Juanjo. Quería que cada canción contara una historia, que cada melodía fuera una confesión que aún no se atrevía a decir en voz alta.
**DM de Martin:**
**Martin**: Hey, he estado trabajando en algo para ti. Quiero que lo escuches cuando tengas tiempo. Creo que te gustará :)**Juanjo**: ¿Oh? ¿Y qué es? ¿Algo misterioso?
**Martin**: Una playlist. Canciones que me hacen pensar en ti. Algunas de Amaia, obviamente, pero también otras que siento que de alguna manera nos representan.
**Juanjo**: Me encanta la idea. Me hace mucha ilusión escucharla. Gracias por pensar en mí de esta manera.
**Martin**: Siempre pienso en ti, Juanjo. Más de lo que probablemente debería.
Juanjo sintió un calor recorrerle el cuerpo al leer esas palabras. Durante los días siguientes, escuchó la lista de reproducción de Martin en bucle. Cada canción parecía haber sido cuidadosamente seleccionada, como si cada letra hablara de ellos, de su conexión y del camino que estaban recorriendo juntos.
Una noche, mientras escuchaba la lista de reproducción, Juanjo decidió hacer algo especial para Martin. Sabía que Martin amaba la lectura tanto como él, y había un libro en particular que Juanjo siempre había querido discutir con alguien: *Buscando a Alaska* de John Green. Era uno de esos libros que te dejan pensando mucho después de haberlo terminado, y quería compartir esa experiencia con Martin.
**DM de Juanjo:**
**Juanjo**: Oye, ¿qué te parece si leemos un libro juntos? Hay uno que creo que te gustaría. Se llama "Buscando a Alaska".**Martin**: Me encanta esa idea. He oído hablar del libro, pero nunca lo he leído. ¿Es bueno?
**Juanjo**: Sí, lo es. Parece siemple en un principio pero es profundo y te hace pensar mucho. Además, creo que tendremos mucho de qué hablar después de leerlo.
**Martin**: ¡Vamos a hacerlo entonces! Lo empezaré esta noche. ¿Quedamos mañana para comentar los primeros capítulos?
**Juanjo**: ¡Perfecto! Tengo muchas ganas de ver qué piensas.
Así fue como, cada noche durante la semana siguiente, ambos se reunían virtualmente para leer el libro y comentarlo. A veces, la conversación giraba en torno a los personajes y sus decisiones; otras veces, se desviaban hacia temas más personales, como sus propias experiencias con el amor, la pérdida y la búsqueda de uno mismo.
Una noche, mientras discutían una de las escenas más emocionales del libro, Martin se quedó en silencio por un momento. Juanjo notó la pausa y esperó pacientemente a que hablara.
**Juanjo**: ¿Estás bien?
**Martin**: Sí, es solo que… este libro me está haciendo pensar en muchas cosas. Sobre la vida, sobre cómo a veces nos perdemos en nosotros mismos y en los demás. Y también sobre ti.
**Juanjo**: ¿Sobre mí?
**Martin**: Sí. Es extraño, ¿no? Cómo alguien puede entrar en tu vida de la nada y de repente todo cambia. Eso es lo que siento contigo, Juanjo. Siento que has cambiado mi vida de maneras que no puedo explicar.
**Juanjo**: Me siento igual, Martin. Todo esto es nuevo para mí, pero me gusta cómo me siento cuando hablamos. Siento que estoy descubriendo partes de mí que no sabía que existían.
**Martin**: Me alegra escuchar eso. Porque siento que estamos en un viaje juntos, y no quiero que termine.
**Juanjo**: No tiene por qué terminar. Al menos, no si no queremos que lo haga.
Esa noche, hablaron hasta que sus ojos no pudieron mantenerse abiertos. El libro había abierto puertas a conversaciones más profundas y significativas. Sentían que estaban creciendo juntos, explorando sus propios sentimientos y los del otro de una manera que nunca habían hecho antes.
Para Martin, cada momento compartido con Juanjo se sentía como un paso más hacia algo más grande, algo más real. Para Juanjo, cada conversación era una oportunidad de descubrir algo nuevo sobre Martin, y en el proceso, sobre sí mismo.
Un par de días después, decidieron hacer otra "cita" virtual. Esta vez, Juanjo sugirió que cocinaran juntos un risotto de mariscos. Martin aceptó el desafío con entusiasmo, aunque le advirtió que no esperara nada espectacular.
**Juanjo**: Vale, lo más importante con el risotto es el caldo. Tiene que estar bien sazonado porque eso es lo que le da el sabor al arroz.
**Martin**: Entonces, si hago el caldo mal, todo estará mal. No hay presión, ¿eh?
**Juanjo**: (riendo) Algo así. Pero no te preocupes, te iré guiando paso a paso. Vamos, tú puedes.
Mientras cocinaban, la conversación fluía naturalmente, intercalada con risas y bromas. Martin derramó un poco de vino blanco mientras intentaba verterlo en la sartén, y Juanjo no pudo evitar reírse.
**Martin**: ¡Oye, no te burles de mí! Estoy haciendo lo mejor que puedo aquí.
**Juanjo**: Lo siento, lo siento. Pero tengo que decir que nunca he visto a nadie hacer un risotto tan... artístico.
**Ambos estallaron en carcajadas.**
Después de una hora, ambos habían terminado sus platos. Martin miró su risotto, claramente orgulloso de lo que había logrado.
**Martin**: ¡Hecho! Y creo que no está tan mal.
**Juanjo**: Se ve increíble, Martin. Vamos a probarlo juntos. Uno, dos, tres...
**Ambos probaron sus risottos y compartieron una sonrisa de satisfacción.**
**Martin**: Sabe... ¡bastante bien! Mejor de lo que esperaba.
**Juanjo**: Te dije que tenías talento. Quizás te robe como mi nuevo sous-chef.
**Martin**: Solo si me pagas con risas y buena compañía.
Juanjo sonrió, sintiendo una calidez en su corazón que sabía que estaba empezando a entender.
Cada día que pasaba, ambos se sentían más cerca, más seguros de que lo que sentían no era solo un producto de la distancia o de la emoción del concierto que se avecinaba. Había algo real entre ellos, algo que crecía con cada risa compartida, cada conversación profunda y cada momento tierno.
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Cosas interesantes para decir
Short StoryUna historia que comienza con un tweet, una entrada de sobra y un amor compartido por Amaia Romero.